(Agencias/InfoCatólica) El PSOE pasó ayer del obligado "respeto" para evitar entrar en confrontación con el papa Benedicto XVI por sus palabras del pasado sábado sobre "el laicismo, anticlericalismo y secularismo fuerte y agresivo" que se vive en España, a las críticas de varios miembros del Ejecutivo. Por la mañana el "número tres" de los socialistas, Marcelino Iglesias, tras la reunión de la Ejecutiva Federal señalaba que su partido estaba satisfecho con la buena marcha de la visita del Papa a Santiago de Compostela y a Barcelona, aunque los socialistas no comparten algunas de las declaraciones. Además, aseguró que ningún miembro de la dirección del partido había planteado en la Ejecutiva Federal que el Gobierno debería haber sido más contundente ante las críticas del Pontífice.
El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, también se limitó a asegurar que no hay ninguna razón para generar alarma sobre la moral en España y, frente a las palabras del Papa, remarcó que España es un país aconfesional. Y el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, pidió que no se alimente una "polémica innecesaria". Incluso el presidente del Congreso, José Bono, quiso puntualizar que el Papa no comparó el laicismo que pueda haber ahora con el que existía en los años 30.
José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba
Pero ya por la tarde los ministros Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco criticaron las declaraciones de Benedicto XVI. El vicepresidente primero y ministro del Interior señaló que las palabras del Papa "no pasarán a los anales de la mejor diplomacia vaticana", aunque resaltó que la visita habías sido "satisfactoria" pese a las "discrepancias" con el Gobierno.
José Blanco, Ministro de Fomento, que en otras ocasiones se ha presentado como católico, habló de la Iglesia como una entidad ajena a él y le pidió que ejerza la "autocrítica" ante su pérdida de "seguidores" en España. "Les vendría bien un poco de autocrítica y no mirar a los demás. Seguramente en la autocrítica podrían encontrar la verdad y la repuesta", apuntó.
Valoración del Partido Popular
Desde el PP, la postura oficial fue eludir la "interpretación" de las palabras de Benedicto XVI, tras abogar por la separación entre la esfera política y la religiosa. En este sentido se manifestaron la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el presidente de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, aunque otras dirigentes, como la diputada Celia Villalobos, recalcó que Benedicto XVI defiende "una forma de vida" que ella no comparte.