(Agencias/InfoCatólica) Los mineros dijeron tener hambre, e incluso preguntaron si sus compañeros del turno previo habían logrado salir a salvo, cosa que ocurrió efectivamente. También señalaron que la ventilación es insuficiente, por lo que se les está enviando oxígeno, además de agua y glucosa y un medicamento protector de estómago. En dos días empezarán a enviar alimentos preparados a través de la sonda que pasa por una pequeña perforación, continuará siendo la vía de comunicación durante los próximos tres meses, hasta que puedan ser rescatados a la superficie.
En la primera conversación que tuvieron los mineros atrapados en el yacimiento San José con el ministro de Minería, Laurence Golborne, expresaron que están con ánimo y fe para esperar el rescate. El dialogo con el minero Luis Urzúa duró más de cinco minutos, quien dijo en un primer momento que “estamos bien, con ánimo, esperando que nos rescaten”, y que “hemos estado bebiendo algo de agua”.
Urzúa narró el momento en que quedaron atrapados y explicó que “nosotros hemos estado orando día a día y hemos tenido la fe necesaria para poder aguantar mejor este tiempo acá”, agregó. La conversación de los mineros con el ministro concluyó entonando el himno nacional y palabras de agradecimiento de los mineros a sus familiares que les esperan y a las autoridades por todas las gestiones que se han hecho “para que nosotros estemos bien”.
Tardarán meses en salir: "paciencia y fe", pide a su mujer uno de los mineros
Los mineros, muchos de ellos experimentados, claramente saben que su rescate demorará. Uno de ellos, Mario Gómez, de 63 años, así lo dijo en una carta enviada a su esposa el domingo junto con el mensaje que anunciaba que estaban los 33 bien en un refugio de la mina. "Querida Lila, estoy bien, gracias a Dios. Espero salir pronto. Paciencia y fe", escribió Mario Gómez a su mujer. Ambos mensajes iban adheridos a la sonda que permitió ubicarlos. Gómez confía a su esposa que "aunque demore meses", él sabe que lograrán salir.
Las autoridades han enfatizado que junto con la recuperación física, será necesario un esfuerzo intenso por salvaguardar su situación psicológica. Al respecto, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, indicó que deben entender que su rescate demorará, pero que si están en buenas condiciones pueden soportar bastante tiempo.
El ducto para el rescate será cavado con una enorme máquina trasladada desde una mina en el centro del país, perteneciente a la estatal cuprífera Codelco. Se calcula que avanzará sólo unos 15 metros por día. El convoy que trasladó la máquina fue saludado con vítores y banderas chilenas al atravesar algunos pueblos en su trayecto. Los ingenieros comenzaron de inmediato a montar la máquina, un proceso que tomará tres días. Los suministros se envían en tubos de 1,6 metros de largo que tardan una hora en bajar y otro tanto en volver.
Los primeros envíos incluyen también un cuestionario a los mineros, para detectar su estado. En las próximas horas quedarán instalados pequeños micrófonos para las comunicaciones. Una diminuta cámara de televisión ya los mostró en el fondo de la mina, incluyendo rostros en primer plano de algunos, y las linternas de sus cascos. Ya se encuentran avanzadas otras dos perforaciones similares a la que permitió el hallazgo, lo que aumentará las posibilidades de contacto.
Mario Gómez, líder del grupo por su fe y su experiencia en la mina
Mario Gómez es el héroe de las entrañas del desierto de Atacama. Es el autor de la carta que llegó junto al mensaje en letras rojas que anunciaba que estaban vivos. «Vamos a ser felices para siempre juntos con nuestra familia», escribió Gómez en la carta recuperada del fondo de la tierra y dirigida a su mujer, Lilianette Ramírez.
Mario comenzó a trabajar en las minas a los 12 años y hoy, con 63, es el que mantiene unidos a los 33 mineros atrapados. El Navegao, apodo que se ganó por su paso en la marina mercante y sus días como polizonte en un carguero brasileño, aprendió del rigor de su padre minero. Tras la muerte de su progenitor, Gómez tuvo que mantener a su familia y trabajar en los yacimientos del norte chileno con sus seis hermanos. «Siente pasión por las minas», dijo su esposa.
La mujer de Gómez se instaló en el campamento Esperanza, junto a la boca de la mina el día mismo del accidente. Desde entonces no volvió a su casa en Copiapó, a 800 kilómetros al norte de Santiago. Allí esperaba confiada, con sus hijas, nietos y yernos. Era una de las que más animaba a los demás familiares.
«El refugio contaba con víveres y frazadas [mantas]», según el minero Gino Erazo. Los alimentos eran para un período calculado de entre 48 y 72 horas. Pese a estar allí durante 17 días, sobrevivieron, aparentemente en buenas condiciones. Es un espacio «amplio, en el que entran más de 50 personas tranquilamente», precisó. Otros trabajadores del pozo apuntaron que los atrapados podrían contar con una galería de 1,8 kilómetros que se habría salvado del derrumbe.
Los obispos chilenos bendicen a Dios y elogian las muestras de confianza en Dios, la Virgen y los santos.
El Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), Mons. Alejandro Goic Karmelic, señaló que "la vida de los 33 mineros en Atacama es una noticia que nos llena de esperanza. Compartimos la natural alegría de tantos hermanos que en Chile y el mundo se regocijan por este triunfo de la vida". En un texto titulado "Gracias Señor por la vida" dado a conocer hoy por la CECh, el también Obispo de Rancagua señala que "damos gracias a Dios porque su amor se hace presente en forma maravillosa en su Creación. Hoy, encontrar vivos a estos trabajadores sorprende y remece nuestras humanas certezas. Cuando la vida es un milagro, alabamos y bendecimos al Señor de la Vida".
El Prelado agradece también por "la fe de nuestro pueblo, por la invocación espontánea del nombre de Dios que hemos oído este domingo en tantas personas. Agradecemos el inmenso amor a Jesús que tanta gente sencilla ha demostrado en estos días, también en sus expresiones de devoción a la Virgen María, a San Lorenzo y otros santos".
Dirigiéndose a los mineros a quienes se les irá entregando agua y comida a través de tubos de plástico, el Obispo expresa "nuestra cercanía y comprometemos nuestra oración para que el Espíritu divino les fortalezca en esta hora". "Y a todos los que creen en Cristo, les pedimos seguir rezando al Padre de bondad durante los días que vienen, para que los operativos de rescate culminen con éxito.