(EWTN/GaudiumPress) Entre las funestas consecuencias de ese falso concepto de libertad, el arzobispo señaló el hecho de que “los 10 mandamientos se han convertido en una lista de sugerencias, las 8 Bienaventuranzas un conjunto de ideas bonitas, la Biblia mera literatura, la Iglesia innecesaria, la religión unas muletas para no iluminados, la verdad objetiva una opresión anticuada”.
Según Mons. Dolan, en esta sociedad que se proclama libre de opresiones, se da un “curioso” fenómeno. Al mismo tiempo que ella proclama su independencia de Dios y de la moral, se ha convertido en “terriblemente dependiente” del “dinero, de los seguros, los combustibles, las armas, los sistemas de seguridad, o aún del alcohol, la pornografía, la lujuria, el juego y las drogas”.
Hay que preservar el conocimiento de la total dependencia de Dios. Hay que declarar al mundo que “cada vez que respiramos, cada día que tenemos, cada oportunidad que nos es dada, vienen de Dios omnipotente”. Dios “es el soberano, Él es el Señor, Él tiene el poder y el dominio”, expresó el prelado.