(EP/INfoCatólica) A lo largo de cinco jornadas lectivas, Montes reunirá a un nutrido grupo de juristas, bioéticos, periodistas, médicos y miembros de foros ciudadanos, que expondrán sus puntos de vista sobre la eutanasia y el suicidio médicamente asistido.
Además, debatirán sobre las bases éticas, legales y médicas en las que debe sustentarse este derecho y conocerán las experiencias de otros países que contribuirán a racionalizar una discusión que, según este especialista, en ocasiones se pierde en "la visceralidad y el fundamentalismo".
Los doctores de los Hospitales Marqués de Valdecilla y del Severo Ochoa de Leganés, Pablo Ugarte y Fernando Soler, respectivamente, y el profesor de la Universidad de California, Gerald Dworkin, serán algunos de los ponentes del curso, que abordarán el papel del médico ante la muerte y debatirán sobre la eutanasia y el suicidio asistido en la medicina actual.
Asimismo, las profesoras titulares de Derecho Penal en las Universidades de Castellón y Alicante, María Luisa Cuerda y Carmen Juanatey, respectivamente, analizarán la regulación de la eutanasia y el suicidio asistido en el Código Penal español y en el Derecho Comparado. Por su parte, el jesuita y profesor de Ética de la Universidad de Sophia de Tokio, Juan Masiá, pronunciará una conferencia sobre el pluralismo ético y los malentendidos en torno a la eutanasia.
Finalmente, el nefrólogo y coordinador de trasplantes del Hospital Universitario de Getafe, Miguel Casares, hablará del Código de ética y deontología médica, mientras la trabajadora social de la Asociación 'Derecho a Morir Dignamente' de Cantabria, Mercedes Pérez Zúñiga, analizará la muerte voluntaria en la ficción y en los medios de comunicación.
Masiá, en defensa del doctor Montes
"Damos la enhorabuena al Dr. Montes y equipo, acompañándoles en el sentimiento por lo irreparable del daño recibido". Con esas palabras felicitaba el jesuita Juan Masiá el doctor Montes tras el sobreseimiento de su causa por haber sedado de forma irregular a un buen número de pacientes, algunos de los cuales murieron, en el servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés.
Masiá lamentaba que "la sentencia se hubiese dado antes de las elecciones" autonómicas ya que, según él, "habría servido para abrir los ojos a votantes". El jesuita, que había sido apartado de la Cátedra de bioética de la Universidad de Comillas por no enseñar esa materia de acuerdo a la doctrina católica, insistí en el que el caso del doctor Montes invitaba "a recordar la necesidad de evitar malentendidos en bioética por razones de ideología política o religiosa". "Es chocante", aseguraba Masiá "que algunas instancias eclesiásticas y políticas, que aunaron sus fuerzas en este caso para protestar, confundiendo la sedación con la eutanasia, también cayeran en el equívoco de confundir, en el caso de Inmaculada Echevarría, la limitación del esfuero terapéutico con la eutanasia".
Precisamente el caso de Inmaculada Echevarría fue objeto de polémica debido a su petición de que la desconectaran del respirador artificial que la mantenía con vida desde que, diez años atrás, había sufrido un accidente que la dejó tetrapléjica. Para conseguir dicho fin, Echevarría hubo de ser trasladada a un centro hospitalario público ya que el hospital San Rafael de Granada, gestionado por una orden religiosa, se negó a provocar su muerte. Finalmente logró su objetivo y la noche del 14 de marzo de 2007 fue desconectada y murió.
En aquella ocasión, el jesuita Juan Masiá también se manifestó de forma contraria a la doctrina católica. "La paciente tiene derecho a elegir cómo vivir su proceso de morir. Sería una lástima que el Hospital de San Rafael se sintiese presionado para rechazar la solicitud y se viese obligado a remitirla al hospital público", escribió el jesuita en su blog en Religión Digital.