(Forum Libertas) La protección de los niños en Noruega o cómo una administración traumatiza a las familias en nombre del bien del niño. Desde 2010, todo castigo corporal está prohibido en Noruega. Barnevernet, el servicio de protección de la infancia, es inflexible y se dan casos absolutamente sorprendentes.
Noruega alimenta así la creciente preocupación sobre las prácticas de protección de la infancia que ejercen ciertos países. Manifestantes de todo el mundo y profesionales de Noruega opinan que los trabajadores sociales toman a veces muy rápido la decisión de separar a los niños de sus familias, que cuentan con muy poca justificación y que sucede sobre todo cuando los padres son inmigrantes. Barnevernet ha sido acusado de «secuestrar» niños en numerosos casos.
Ahora, un documental del canal Arte denuncia la brutalidad e inflexibilidad con la que Barnevernet trata y separa a familias completas. El vídeo de 20 minutos lleva por título «Noruega: Familias rotas» y explica diferentes ejemplos en los que las decisiones de este organismo público eran más que cuestionables.
Una carta abierta de protesta al ministro de la Infancia fue firmada en 2016 firmada por 170 profesionales noruegos dedicados a la protección del niño, entre ellos abogados, psicólogos y expertos en asistencia social, dice que Barnevernet es una «organización disfuncional que comete grandes errores de juicio con consecuencias graves». El psicólogo Einar Salvesen, uno de los impulsores de la carta, apunta: «Hay una falta de lo que yo llamo el factor humano. Una falta de empatía. Es más como si fueran intervenciones policiales, para averiguar «cuál es el problema de los padres».
El primer país con Defensor del Niño
Noruega ha estado durante mucho tiempo orgullosa de los recursos que destina para proteger a los niños. En 1981, Noruega fue el primer país en el mundo en nombrar un Defensor del Niño, un funcionario independiente responsable de proteger los derechos de la infancia. La idea fue copiada en varios países del mundo. El servicio de protección infantil Barnevernet hace hincapié en que en la gran mayoría de los casos, cuando se piensa que algo va mal en una familia, no hay que separar a los niños de sus padres, sino trabajar con ellos para resolver los problemas y mantener a la familia unida.
Sin embargo, el número de niños y jóvenes en situación de acogida aumentó en un 50% entre 2008 y 2013. Eso fue en parte como consecuencia a la conmoción a nivel nacional que causó el asesinato de un niño de 8 años, Kristoffer, a manos de su padrastro, en 2005. La mayoría de los casos ya no conllevan violencia de sus padres, o alcohol o abuso de drogas. La razón más común para separar a los niños de sus familias es simplemente «la falta de destrezas parentales».