(InfoCatólica) Dicha agenda contiene los mismos puntos en todo el mundo. A saber:
- Aborto y eutanasia. Legalización allá donde no sea todavía legal y/o financiación del mismo con dinero público. Gran Bretaña ha dado recientemente un paso en ese sentido al ofrecer aborto gratuito a las mujeres del norte de Irlanda que quieran abortar en Inglaterra, puenteando de esa manera la jurisdicción de la autonomía norirlandesa.
- «Matrimonio» homosexual. No solo se legalizan esas uniones contrarias a ley natural sino que se persigue a quienes tengan negocios que se nieguen a prestar sus servicios a las mismas. El año pasado fue condenado el dueño de una pastelería en Belfast por negarse a hacer una tarta para una boda gay.
- Ataque al derecho de los padres sobre la educación de sus hijos. Es quizás uno de los puntos donde más claramente se ve la condición dictatorial de la agenda. Se trata de imponer un tipo de educación a los niños desde su más tierna edad sin tener en cuenta los valores éticos y religiosos de sus padres. El gobierno británico quiere imponer su moderlo de educación sexual en el currículum escolar de todos los colegios, incluidos los católicos, para niños a partir de los cuatro años de edad.
- Ideología de género. Consiste en imponer por ley la idea de que el sexo no viene dado por la realidad biológica sino por los sentimientos y la voluntad de las personas. No solo se facilita el cambio de sexo legal y quirúrgico sino que se retira del lenguaje público y oficial toda mención a los roles sexuales naturales y tradicionales. El gobierno conservador británico también lidera esa campaña.
- Presión a las iglesias. El último ejemplo son las declaraciones de Justine Greening, Ministra de Igualdad y Secretaria de Educación en el gobierno de Theresa May, quien ha declarado que las iglesias y el resto de grupos religiosos deben ajustarse a la postura de la opinión pública sobre el «matrimonio» homosexual. En ese sentido, están encontrando la plena colaboración de la comunión anglicana, que de forma lenta pero segura está adoptando todos y cada uno de los puntos mencionados, aun a costa del riesgo de cisma.
Toda esa agenda choca abiertamente con el Magisterio de la Iglesia Católica, tal y como fue explicitado por el papa Benedicto XVI en la exhortación post-sinodal Sacramentum Caritatis, en la que llamó a los políticos católicos a ser coherentes con su fe y pidió a los obispos defender cosntantemente los valores no negociables:
Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana.Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado.
(Sacramentum Caritatis, 83)