(ACN/InfoCatólica) El cardenal Joseph Zen Ze-kiun estuvo invitado el 13 de mayo a la Jornada de encuentro de Ayuda a la Iglesia Necesitada Alemania en el lugar de peregrinación Kevelaer. Allí habló con Berthold Pelster (ACN Alemania) sobre el papel de la Iglesia católica en la reconstrucción de la sociedad china y por qué los comunistas tienen miedo a la Virgen de Fátima.
A continuación reproducimos sus declaraciones en la entrevista:
Berthold Pelster: La República Popular China ha experimentado, en las últimas cuatro décadas, un enorme cambio social: reformas, sobre todo en el ámbito económico, han hecho posible su ascenso hasta convertirse en una gran potencia económica y tecnológica. ¿Qué importancia sigue teniendo hoy en día la ideología comunista?
Cardenal Zen: En China, los gobernantes nunca tomaron especialmente en serio la ideología comunista. El comunismo chino es, más bien, una forma de imperialismo desenfrenado. La exagerada corrupción dentro del Partido es buena muestra de ello. Todo se mueve en torno al poder. Lo único que cuenta es la obediencia absoluta frente a la dirección del Estado. Y con las aperturas en el ámbito económico y el creciente bienestar, todo se vuelve cada vez peor. La riqueza exalta la corrupción cada vez más.
Berthold Pelster: Según observadores políticos, la situación de los Derechos Humanos ha empeorado más bien con el actual Presidente Xi Jinping. ¿Qué observaciones ha hecho usted?
Cardenal Zen: Al principio tenía esperanza porque el Presidente actuó contra la corrupción en el poder estatal y en la sociedad. Pero muy pronto pudo verse que también en su caso lo único que importa es el poder. Con su gobierno, las personas que abogan por el cumplimiento de los Derechos Humanos sufren, represión, persecución y humillaciones, y son condenados en procesos de propaganda.
Berthold Pelster: ¿Puede decirnos algo sobre el estado actual de las negociaciones entre la dirección política china y la Santa Sede?
Cardenal Zen: Lamentablemente, al exterior apenas sale algo sobre las conversaciones. Todavía hay muchos problemas; parto de la base de que las conversaciones todavía durarán mucho tiempo. En mi opinión, la dirección del Estado no aceptará ningún otro resultado que el sometimiento de la Iglesia a la pretensión de mando del Partido comunista. Por ejemplo, los obispos de la Iglesia clandestina fueron obligados a participar en cursos de formación política durante la Semana Santa, por lo que no pudieron celebrar los Oficios con los fieles. En 2007, el Papa Benedicto XVI, en su carta a los católicos de China, habló de reconciliación; se refería principalmente a la reconciliación espiritual. ¡Pero el camino es largo!
Berthold Pelster: Esto suena muy pesimista. ¿Qué expectativas tiene para el cristianismo en China?
Cardenal Zen: Todo depende de si logramos vivir de modo auténtico nuestra fe… y no con componendas. En China hay cristianos que luchan valientemente por una sociedad mejor. Pero muchos de ellos están en la cárcel. Si, un buen día, el comunismo cae, entonces los católicos deben formar parte de aquellos que construyan una nueva China. Pero esto solo es posible si no han perdido antes su credibilidad por haber hecho componendas con la dirección comunista.
Berthold Pelster: Estos días, los católicos recordamos las apariciones de la Virgen de Fátima, hace exactamente 100 años. Los mensajes de la Virgen de Fátima advierten de la ideología atea del comunismo. ¿Conocen los católicos de China esos mensajes?
Cardenal Zen: ¡Por supuesto! En China, todos conocen los mensajes de Fátima, ¡incluso los comunistas! Están muy preocupados por ello e incluso tienen miedo a la Virgen de Fátima. Y este miedo adopta incluso formas grotescas: si, por ejemplo, quiere introducir imágenes de «María Inmaculada» o representaciones de la imagen milagrosa de «María Auxiliadora», los comunistas no tienen nada en contra. Por el contrario, las imágenes de la «Virgen de Fátima» están prohibidas. Todo lo sucedido en Fátima es, desde su punto de vista, «anticomunista». ¡Efectivamente, así es!
Berthold Pelster: Es decir, que los dirigentes diferencian. Pero «María Auxiliadora» tiene una relación especial con China: en su memoria, el 24 de mayo, la Iglesia celebra una Jornada mundial de oración por la Iglesia en China, que introdujo el Papa Benedicto XVI en 2007. ¿Qué significado tiene esa Jornada de oración?
Cardenal Zen: La veneración de la Virgen con la advocación «María Auxiliadora» tiene raíces muy antiguas en toda China. Esa advocación no se refiere solo a la ayuda para personas individuales, sino también el auxilio para la Iglesia en general. En China, el principal peligro hoy en día es el ateísmo materialista. Lamentablemente, esa Jornada de oración que se celebra en la Iglesia católica en todo el mundo, es demasiado poco conocida; todavía se la toma poco en serio.