(SIC) ¿Por qué está en España?
Tengo tres sacerdotes estudiando en Valencia, y por la cercanía he venido a saludar y tener noticias del «abbé» Telesphore –cura encargado de Ludiente– que es originario de mi diócesis. Pero vengo de Roma, de un encuentro con 80 obispos de todo el mundo.
¿Qué ha sido esta reunión?
Cada año la comunidad de San Egidio invita obispos para un congreso sobre la paz y el servicio a los pobres. En esta ocasión el tema que nos ha reunido era sobre la Iglesia en salida, y hemos podido compartir experiencias de evangelización.
¿Cómo se vive en África este impulso de Iglesia misionera sobre el que tanto insiste el Papa Francisco?
En Rwanda estamos acostumbrados a esta expresión porque nos hemos beneficiado de la evangelización que nos han venido de países del norte, de Europa. Y ahora, nosotros estamos invitados a no quedarnos en nuestra casa sino a salir también hacia donde el Evangelio no está implantado, o incluso ir a los países que nos han evangelizado. Estamos contentos por poder ofrecer también nuestros hijos a las iglesias que empieza a tener pocas vocaciones.
Al mismo tiempo, cuando se habla de que la iglesia es misionera no es solo para ir a países lejanos; también es ir al encuentro de los vecinos y proponerlos la Buena Noticia. Si recibimos la Buena Noticia no es para guardarla, sino para compartirla con los demás porque la Iglesia es misionera en su naturaleza.
¿Qué prioridades pastorales tienen en Byumba para ser Iglesia en salida?
En mi diócesis hemos centrado la pastoral en la familia, pasando por tres grandes categorías: los matrimonios, los niños y los jóvenes. Para ello, el primer lugar donde trabajamos es en las comunidades eclesiales de base, que es una estructura más reducida que la parroquia. Allí se hacen muchas actividades para formar y celebrar los sacramentos, y es donde encontramos los matrimonios, los niños y los jóvenes.
¿Cómo se ha recibido la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia?
La acogimos con alegría, y la estamos estudiando a partir de las familias con sesiones para matrimonios y jóvenes. Estamos convencidos que hay que seguir proponiendo la exigencia del Evangelio en lo que toca la dignidad de la familia, la educación de los hijos… Al mismo tiempo es necesario acompañar los que están en dificultad, en especial los divorciados, las chicas jóvenes que se han quedado embarazadas o las viudas.
Hace más de 20 años que acabó la guerra de Ruanda. ¿Cómo se ha avanzado en la reconciliación?
Desde el final de la guerra la Iglesia ha trabajado mucho por la reconciliación, buscando la manera de acercar la gente para orar juntos, reflexionar juntos… Y sobretodo ver por qué pasó todo, por qué el ser humano llega a matarse, para intentar comprenderse los unos y los otros. Así llegamos a ayudar la gente a reconciliarse y se han hecho grandes pasos.
¿Qué ha ayudado?
Hablamos la misma lengua, los que se han matado van al mismo mercado, a la misma escuela: estamos obligados a vivir juntos y esto facilita que la gente se encuentre. Así el diálogo permite comprender y perdonarse.
Precisamente se ha aprovechado mucho el año de la Misericordia, y sabemos que Cristo misericordioso está con nosotros para ayudarnos a superar nuestros límites. Al final del Jubileo la Conferencia Episcopal ruandesa difundió un mensaje de reconciliación que se leyó en todas las parroquias para pedir el perdón y conceder el perdón.