(Actuall/InfoCatólica) La Real Academia Española (RAE), la institución que regula el uso del idioma, defiende que los seres vivos tienen sexo y no género, en normativas que siguen vigentes a la fecha, como son el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), cuya primera edición se publicó en 2005 y el informe «Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer» del lingüista Ignacio Bosque.
En respuesta a ACI Prensa el día de ayer, Pedro Canellada, de la Secretaría de la Real Academia Española, indicó que el Departamento de «Español al día» asegura que «el informe de Bosque sigue estando vigente, pues sigue colgado en la web. También lo es la información que sobre género da el DPD».
El Diccionario Panhispánico de Dudas asegura que «las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género)».
El documento de la RAE considera «inadmisible» que se emplee la palabra género «como mero sinónimo de sexo» y advirtió que «para las expresiones discriminación de género y violencia de género existen alternativas como discriminación o violencia por razón de sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia doméstica, violencia de pareja o similares».
El DPD precisa que «en la teoría feminista», con el uso del «término género se alude a una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política, laboral, etc. Es en este sentido en el que cabe interpretar expresiones como estudios de género, discriminación de género, violencia de género, etc».
La arroba como recurso para masculino y femenino
La Real Academia Española (RAE) también se refirió a la costumbre «en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística» de hacer explícita «la alusión a ambos sexos», olvidando «que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino».
Esta posibilidad, advirtió, no tiene «intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva». «Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros».
La DPD también critica el uso de la arroba (@) «como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo». «Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible».
El lingüista Ignacio Bosque, miembro de la RAE, publicó el informe «Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer», que fue suscrito por todos los miembros que asistieron al pleno de la organización, el 1 de marzo de 2012.
El masculino gramatical
En su documento, Bosque advierte de la reciente publicación de «numerosas guías de lenguaje no sexista» en centros de estudios, ayuntamientos y otras organizaciones, que «han sido escritas sin la participación de los lingüistas». «Sus autores parecen entender que las decisiones sobre todas estas cuestiones deben tomarse sin la intervención de los profesionales del lenguaje, de forma que el criterio para decidir si existe o no sexismo lingüístico será la conciencia social de las mujeres o, simplemente, de los ciudadanos contrarios a la discriminación», lamentó.
Bosque criticó que «si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar». «Se ve como algo enteramente natural que la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvide de su desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara.
Una vez abandone la tribuna o el estudio de grabación, dirá que «va a cenar con unos amigos», sin intención de excluir a las mujeres, o que «tiene que ir al colegio a recoger a sus hijos», sin que hayamos de suponer que no tiene hijas. Hablará, en una palabra, como todo el mundo», asegura.
El Diccionario Panhispánico de dudas advierte además que «en los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos», como en los ejemplos «el hombre es el único animal racional» y «el gato es un buen animal de compañía».