Madre Teresa de Calcuta ha sido testimonio elocuente de la cercanía de Dios a «los más pobres entre los pobres»

Canonizada la fundadora de las Misioneras de la Caridad

Madre Teresa de Calcuta ha sido testimonio elocuente de la cercanía de Dios a «los más pobres entre los pobres»

Palabras elocuentes las del Papa Francisco, en la homilía de la Santa Misa con el rito de Canonización de la Madre Teresa de Calcuta, en la conclusión del Jubileo del Voluntariado y de los Operarios de Misericordia, llevada a cabo en una plaza de san Pedro repleta de fieles y peregrinos provenientes de todo el mundo.

(RVEl Santo Padre desarrolló su homilía reflexionando a partir del interrogante del libro de la Sabiduría «¿Quién comprende lo que Dios quiere?». Un interrogante que presenta nuestra vida como un misterio, cuya respuesta encontramos en el mismo texto: para reconocer la llamada de Dios, debemos preguntarnos y comprender qué es lo que le gusta. Lo que a su vez se puede sintetizar en la expresión del Evangelio de Mateo: «Misericordia quiero y no sacrificios» (Mt 9,13).

El Pontífice explicó que a Dios le agrada toda obra de misericordia, porque en el hermano que ayudamos reconocemos «el rostro de Dios que nadie puede ver» y es por eso que reiteró que no hay alternativa a la caridad, dado que «quienes se ponen al servicio de los hermanos, aunque no lo sepan, son quienes aman a Dios».

Aun así, el papa Francisco indicó que la vida cristiana «no es una simple ayuda que se presta en un momento de necesidad», dado que esto sería un hermoso sentimiento de humana solidaridad que produce un beneficio inmediato, pero que es «estéril porque no tiene raíz». El compromiso que el Señor pide es, en cambio, aquel de una vocación a la caridad con la que cada discípulo de Cristo lo sirve con su propia vida, para crecer cada día en el amor, es decir, «un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso que requiere radicalidad y esfuerzo para reconocer al divino Maestro en los más pobres y ponerse a su servicio».

Por eso el Papa entregó al mundo del voluntariado a la Santa de Calcuta, incansable dispensadora de la misericordia divina, quien «se ponía a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana», como modelo de santidad, deseando, en la conclusión de su homilía, que ella ayude a comprender cada vez más que el único criterio de acción de los cristianos es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo, derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión, porque de este modo «abriremos así horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y ternura».

Texto completo de la Homilía pronunciada por el Papa Francisco 

«¿Quién comprende lo que Dios quiere?» (Sb 9,13). Este interrogante del libro de la Sabiduría, que hemos escuchado en la primera lectura, nos presenta nuestra vida como un misterio, cuya clave de interpretación no poseemos. Los protagonistas de la historia son siempre dos: por un lado, Dios, y por otro, los hombres. Nuestra tarea es la de escuchar la llamada de Dios y luego aceptar su voluntad. Pero para cumplirla sin vacilación debemos ponernos esta pregunta. ¿Cuál es la voluntad de Dios en mi vida?

La respuesta la encontramos en el mismo texto sapiencial: «Los hombres aprendieron lo que te agrada» (v. 18). Para reconocer la llamada de Dios, debemos preguntarnos y comprender qué es lo que le gusta. En muchas ocasiones, los profetas anunciaron lo que le agrada al Señor. Su mensaje encuentra una síntesis admirable en la expresión: «Misericordia quiero y no sacrificios» (Os 6,6; Mt 9,13). A Dios le agrada toda obra de misericordia, porque en el hermano que ayudamos reconocemos el rostro de Dios que nadie puede ver (cf. Jn 1,18). Cada vez que nos hemos inclinado ante las necesidades de los hermanos, hemos dado de comer y de beber a Jesús; hemos vestido, ayudado y visitado al Hijo de Dios (cf. Mt 25,40).

Estamos llamados a concretar en la realidad lo que invocamos en la oración y profesamos en la fe. No hay alternativa a la caridad: quienes se ponen al servicio de los hermanos, aunque no lo sepan, son quienes aman a Dios (cf. 1 Jn 3,16-18; St 2,14-18). Sin embargo, la vida cristiana no es una simple ayuda que se presta en un momento de necesidad. Si fuera así, sería sin duda un hermoso sentimiento de humana solidaridad que produce un beneficio inmediato, pero sería estéril porque no tiene raíz. Por el contrario, el compromiso que el Señor pide es el de una vocación a la caridad con la que cada discípulo de Cristo lo sirve con su propia vida, para crecer cada día en el amor.

Hemos escuchado en el Evangelio que «mucha gente acompañaba a Jesús» (Lc 14,25). Hoy aquella «gente» está representada por el amplio mundo del voluntariado, presente aquí con ocasión del Jubileo de la Misericordia. Vosotros sois esa gente que sigue al Maestro y que hace visible su amor concreto hacia cada persona. Os repito las palabras del apóstol Pablo: «He experimentado gran gozo y consuelo por tu amor, ya que, gracias a ti, los corazones de los creyentes han encontrado alivio» (Flm 1,7). Cuántos corazones confortan los voluntarios. Cuántas manos sostienen; cuántas lágrimas secan; cuánto amor derraman en el servicio escondido, humilde y desinteresado. Este loable servicio da voz a la fe y expresa la misericordia del Padre que está cerca de quien pasa necesidad.

El seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso; requiere radicalidad y esfuerzo para reconocer al divino Maestro en los más pobres y ponerse a su servicio. Por esto, los voluntarios que sirven a los últimos y a los necesitados por amor a Jesús no esperan ningún agradecimiento ni gratificación, sino que renuncian a todo esto porque han descubierto el verdadero amor. Igual que el Señor ha venido a mi encuentro y se ha inclinado sobre mí en el momento de necesidad, así también yo salgo al encuentro de él y me inclino sobre quienes han perdido la fe o viven como si Dios no existiera, sobre los jóvenes sin valores e ideales, sobre las familias en crisis, sobre los enfermos y los encarcelados, sobre los refugiados e inmigrantes, sobre los débiles e indefensos en el cuerpo y en el espíritu, sobre los menores abandonados a sí mismos, como también sobre los ancianos dejados solos. Dondequiera que haya una mano extendida que pide ayuda para ponerse en pie, allí debe estar nuestra presencia y la presencia de la Iglesia que sostiene y da esperanza.

Madre Teresa, a lo largo de toda su existencia, ha sido una generosa dispensadora de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada. Se ha comprometido en la defensa de la vida proclamando incesantemente que «el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre». Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos. La misericordia ha sido para ella la «sal» que daba sabor a cada obra suya, y la «luz» que iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas para llorar su pobreza y sufrimiento.

Su misión en las periferias de las ciudades y en las periferias existenciales permanece en nuestros días como testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres entre los pobres. Hoy entrego esta emblemática figura de mujer y de consagrada a todo el mundo del voluntariado: que ella sea vuestro modelo de santidad. Esta incansable trabajadora de la misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión. Madre Teresa amaba decir: «Tal vez no hablo su idioma, pero puedo sonreír». Llevemos en el corazón su sonrisa y entreguémosla a todos los que encontremos en nuestro camino, especialmente a los que sufren. Abriremos así horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y ternura.

 

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8 comentarios

pedro de madrid
Me dió por leer el periódico "Público", marxista de ultraizquierda y en un titular intentan buscar los defectos de Santa Teresa de Calcuta, que todas fueron virtudes heróicas y, no digamos lo que dicen los comentarios de personas que no saben que si en algún momento se encontrasen en la calle, sin ropa, techo y comida, estas hermanas los acogerían, sin preguntarle por su religión e ideología como lo hacen con los más pobres.
Este es el diario más antisistema, ateo y corrosivo del mundo entero y su propietario, un acaudalado catalán
4/09/16 7:15 PM
enrique Cheli Pedraza
En la celebración de la canonización de Teresa de Calcuta...
La Madre Teresa,fundadora de las Misioneras de la Caridad,fue testimonio vivo de amor a Jesucristo por su entrega total a servirle en los"mas pobres entre los pobres".Su ejemplo ha sido un reto a la conciencia de la humanidad.Promovió la santidad de la vida humana, la familia y la moral.
Nos enseñó q la mayor pobreza la encontró,no en los arrabales de Calcuta,sino en los países mas ricos cuando falta el amor,y en las sociedades,q han legalizado el filicidio,genocidio y holocausto del aborto el mayor crimen,homicidio y asesinato
contra un ser inocente al q se le aplica tal pena de muerte sin derecho a defenderse.
Una vez un crítico le sugirió q haría mas para terminar con la pobreza, si enseñara a pescar en vez de dar el pescado.Ella respondió:"Las personas q yo ayudo no se valen por si mismas,no se pueden parar.No pueden sostener la caña.
Yo les daré el alimento y después se los enviaré a usted para que usted les enseñe a pescar". "La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos q haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias"
Donde,hay unidad en la diversidad,está la presencia de Dios,pero,donde hay división,fractura y enfrentamiento,está la cola del Diablo...O sea: signo de la presencia de la Comunión con Dios es la unidad en la diversidad,y signo de la ausencia de Dios:es instalarse en la desunión,ruptura y desencuentro ..."
5/09/16 1:09 AM
enrique Cheli Pedraza
Rogamos,para recordar,pedir la intercesión de santa Teresa de Calcuta (1910-1997+) quien,viviera su Pascua el 5 de setiembre de 1997 y fuera beatificada el 2003,fundadora de las Misioneras de la Caridad, dedicando su apostolado a los niños de la calle, enfermos de lepra, ancianos, ciegos, personas con sida y orfanatos para niños abandonados, entre otras numerosas obras.

Oramos,teniendo presente,q su nombre Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu,lo tomó de sta Teresita del Niño Jesús y a partir de 1948,después de enseñar como religiosa,durante 20 años,con el aval de Pío XII ,
empezó a compartir su vida de religiosa independiente en las calles de Calcuta con los mas pobres, los enfermos y los abandonados.


/ Imploramos ,no olvidar,q en 1979,ganó el Premio Nobel de la Paz contra su Voluntad, pero, q agradeció en nombre de los mas pobres entre los pobres.
5/09/16 1:10 AM
Luis López
Pedro de Madrid, lo que se les hace insufrible a los progres es la condena radical de hizo siempre del aborto, especialmente contundente cuando recibió el Premio Nobel de la paz.

Madre admirable, valiente, que sólo vivía para el Reino de los predilectos del Señor, los más pobres. Y cercana a todos los cristianos a quienes el Señor para purificarnos nos regala a veces noches oscuras. Igual que la otra gran Santa Teresa del siglo XIX, Santa Teresa de Lissieux.
5/09/16 9:43 AM
Trabucaire
Los del País han publicado una bazofia llena de blasfemias contra Santa Teresa de Calcuta y su Congregación, realmente repulsivas
5/09/16 3:09 PM
ACS
A quienes critican a la Madre Teresa, sólo hay que hacerles una simple pregunta:

y tú...¿que has hecho por los más pobres?

y si se van por las ramas, repetir la pregunta una y otra vez.

Nada más. Una pregunta.
5/09/16 4:16 PM
WENCE3SLAO
ES UNA SANTA PARA TODAS LAS NACIONALIDADES
5/09/16 4:40 PM
luismonforte
Quienes hemos conocido en vida a Santa Teresa de Calcuta, pudimos percibir que sus dones de santidad estaban presentes. Ella ha sido la Misericordia de Dios en plena acción. Y ahora, que tres Teresas que tenemos en el cielo! O bien, dos Teresas y una Teresita.
Gracias Señor por todos esos seres excepcionales que son los santos.
6/09/16 3:52 PM

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