(Andrea Tornielli/Vatican Insider/InfoCatólica) Lo afirma el profesor Massimo Introvigne, fundador del Cesnur (Centro de Estudios sobre Nuevas Religiones). En este artículo en ‘Nuova Bussola quotidiana’ el estudioso ha analizado una publicación multilingüe promovida por el Isis, el grupo fundamentalista islámico de los cortacabezas que ha proclamado el califato en Irak. Y ha llegado a conclusiones idéntidas a las propuestas y repetidas por la Santa Sede. Conclusiones que difieren sensiblemente de las que defienden quienes promulgan un choque entre Cristianismo e Islam.
¿Por qué es una simplificación presentar lo que sucede en Irak como un choque entre Islam y Cristianismo?
«La agresión de las milicias del Isis contra la minoría de religión chiíta, después de la agresión contra cristianos y yazidíes, nos hace pensar que el califano sunita masacra otros musulmanes, de la minoría chiíta. Es necesario entender bien la estrategia y la ideología del Isis, sobre la que a menudo en Occidente circulan noticias imprecisas o simplificadas. Podemos hacerlo gracias a la revista del califato, editada tanto en papel como en formato digital en numerosos idiomas –entre ellos el inglés–y titulada ‘Dabiq’. Se trata de una publicación de propaganda para los musulmanes, una revista refinada, con ilustraciones. A pesar de que el sitio es a menudo censurado, no es difícil encontrarla y estudiarla».
¿Qué es lo que descubrimos con su lectura?
«Que el mercado ideológico del ultra-fundamentalismo islámico está lleno de gente. Y que los enemigos del Isis son la galaxia de la que los Hermanos Musulmanes son la cabeza visible, la casa madre del fundamentalismo islámico, y al-Qaeda. Leyendo la revista descubrimos que el Isis considera fundamental la muerte en 2006 en Irak del terrorista internacional jordano Abu Musa al-Zarqawi. Éste último se había diferenciado de Bin Laden, que consideraba contraproducente para al-Qaeda los métodos de decapitación, culminados con la decapitación del secuestrado norteamericano Nicholas Berg. Zarqawi teorizaba la masacre de todos los no sunitas: cristianos, seguidores de otras religiones incluso también los musulmanes ‘herejes’ chiítas. Sus milicias destruían en Irak pueblos enteros, asesinando todos los habitantes. El Isis hoy quiere crear zonas integralmente sunitas eliminando los seguidores de todas las demás religiones, incluidos los musulmanes chiítas».
¿Qué significa el nombre de la revista, ‘Dabiq’?
«Es el nombre de una ciudad de Siria donde, según un conocido ‘hadith’, un dicho atribuido a Mahoma, vendrá al final de los tiempos el choque final entre los musulmanes y los cristianos, es lo que abrirá al Islam el camino hacia Roma. Una ideología apocalíptica. Así entendemos entonces porque el Isis no solo no teme, sino que espera una intervención contra su territorio por parte de americanos y europeos e incluso de Rusia: por este motivo en Siria se multiplican las provocaciones anti-rusas».
¿Por qué el autodenominado califa empuja para que se produzca una intervención occidental?
«Los ‘cristianos’ (europeos, americanos, rusos) identificados con los cruzados, deben ser atraídos a luchar en la tierra del Islam, y los vencidos, después de una invasión ‘cristiana’, habrán demostrado al mundo islámico que al-Baghdadi es el verdadero califa, haciendo que todos los musulmanes del mundo se unan bajo su bandera. De la lectura de Dabiq se entiende como entre los enemigos del Isis están tanto la componente de al-Qaeda que combate en Siria contra Assad (Jabhat al-Nusra), como los Hermanos Musulmanes (incluida la dirección de Hamas en Palestina y el líder de los Hermanos actualmente en cárcel en Egipto): son considerados enemigos porque mantienen relaciones con los chiítas y no huyen –al menos en Palestina–de la colaboración con cristianos, de sentimientos anti-israelíes. Otro enemigo jurado es el islam político turco de Erdogan, que ha prometido a la Unión Europea libertad e igualdad para las minorías religiosas: esto explica la furia de estas semanas de al-Baghdadi contra los turcos de Irak».
Por tanto los musulmanes no son todos iguales...
«Claro que no. Lo que está ocurriendo demuestra que ni siquiera los fundamentalistas islámicos son todos iguales, y tampoco los ultra-fundamentalistas violentos lo son. Entre los Hermanos Musulmanes, al-Qaeda, Isis, hay diferencias reales. No se limitan a discutir de teología, se matan entre ellos. El califato es un peligro no solo para los no musulmanes, sino también para los musulmanes no sunitas y para los Estados islámicos vecinos, que al-Baghdadi considera todos ilegítimos y herejes».
¿Qué es lo que hay que hacer, entonces, para parar la masacre del Isis?
«Si se quiere parar el califato, y proteger las minorías que amenaza con exterminar, se debe tener en cuenta su ideología. La intervención armada solo por parte de los americanos, o americanos y europeos, entra en el cliché predispuesto del autoproclamado califa, que así podrá presentar la guerra como el choque final entre el Islam agredido y los cruzados cristianos. Por eso son importantes las palabras de Francisco sobre la participación de las Naciones Unidas: la intervención para parar la injusta agresión contra las minorías debe ser multilateral e involucrar los países de la zona, otros países musulmanes. En mi opinión, es esencial no dar la impresión de permanecer dentro del guion establecido por el Isis».