(Agencias/infoCatólica) El obispo donostiarra ha reivindicado el valor de la humildad, que conlleva el arrepentimiento y la petición de perdón, dos conceptos que a su juicio no son «específicamente religiosos».
«Yo creo que la calidad del proceso de pacificación en el que estamos inmersos va a depender de la cantidad y la calidad de los arrepentimientos», ha dicho el prelado, quien ha argumentado que «de lo contrario, nos vamos a encontrar con una paz meramente estratégica, compatible, no ya con asesinatos, pero sí con odios, ofensas y exclusiones».
Los grupos a favor de los presos etarras son minúsculos
Respecto a los grupos cristianos que han pedido hoy en Vitoria el fin de la dispersión de los presos de ETA , el obispo donostiarra ha manifestado que se trata de colectivos «minúsculos» y ha recordado que «para tener autoridad moral en la reivindicación de los derechos humanos de los presos» se debe partir «de una inequívoca condena de los actos terroristas que han cometido». «Lo contrario sería invocar la justicia para defender la injusticia y ofender a las víctimas de ETA», ha añadido.
Reforma del aborto
El obispo de San Sebastián, se ha mostrado además crítico con la reforma de la ley del aborto propuesta por el PP, al entender que uno de los supuestos que mantiene, el que alude a la salud psicológica de la madre, «tiene un gran riesgo de aplicación abusiva» y puede ser un «coladero».
El prelado cree que la reforma que propone el PP es «más restrictiva que la anterior», pese a que a su juicio la Iglesia no puede estar «plenamente satisfecha» porque «el principio de la defensa de la vida no puede tener excepciones».
El aborto como derecho es un mito falso
El obispo ha tachado de «gran falsedad» que se hable del aborto como un derecho de la mujer, «cuando resulta que sabemos que detrás de la mayor parte de los abortos suele haber presiones del varón», tras lo que ha abogado por deshacer los «mitos» que vinculan el aborto con «el progresismo y el feminismo».
Pese a las reticencias hacia la reforma, Mons. Munilla ha opinado que la ley todavía vigente, basada en los plazos y no en los supuestos, «habla del aborto como un derecho, el derecho a matar», lo cual resulta «tremendo».