(Morning Star News/Protestante Digital) Según un testigo «muchas personas vieron esta acción horrible, incluidos mujeres y niños». Según un líder de la iglesia subterránea en Somalia, Hurshe se había convertido en 2006. En 2008 se había casado y tuvo un hijo en 2009.
La familia se trasladó a Jilib en 2010. Se trata de una ciudad de unos 45.000 habitantes en la región de Juba, donde abrió una tienda de alimentos.
Los somalíes son considerados musulmanes por nacimiento, y la apostasía, o dejar el Islam, se castiga con la muerte. Después de la ejecución, los padres de Hurshe, su viuda y su hijo huyeron de la zona.
Muchos cristianos somalíes, que habían huido a Kenia, han regresado al país después de que en agosto de 2012 se formara un gobierno de transición en el país del cuerno de África. Desde entonces las tropas gubernamentales somalíes, apoyadas por la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) han vuelto a tomar el control en grandes extensiones de territorio.
Sin embargo Al Shabaab continúa siendo fuerte en muchos lugares. El grupo terrorista, que tiene vínculos con Al Qaeda, se ha comprometido a eliminar a los cristianos de Somalia. Es por eso que muchos cristianos se reúnen en secreto, intentando evitar la persecución de este grupo.
Varios asesinatos de cristianos
Durante los últimos meses se han seguido produciendo asesinatos de cristianos en las zonas controladas por Al Shabaab. En febrero dos hombres enmascarados mataron a Ahmed Ali Kimale, de 42 años de edad, un cristiano de la aldea de Alanley.
El 8 de diciembre de 2012 en Beledweyne, 332 kilómetros al norte de Mogadiscio, un grupo de hombres armados mataron a un cristiano que había estado recibiendo amenazas de muerte por dejar el islam. Mursal Isse Siad, de 55 años, fue abatido por disparos frente a su casa.
En la ciudad costera de Barawa el 16 de noviembre de 2012, militantes de Al Shabaab mataron a un cristiano después de acusarlo de ser un espía y dejar el islam. Los extremistas decapitaron a Farhan Haji Mose, de 25 años de edad, después de supervisar sus movimientos durante seis meses.