(Agencias/InfoCatólica) «Las noticias reportadas por algunos órganos de información, según los cuales el Papa estaría conduciendo en este periodo un examen de la actividad del IOR y haya pedido documentación sobre los cuentahabientes, no tienen ningún fundamento», afirmó.
«Otras son las prioridades de interés más amplio del gobierno de la Iglesia, aunque naturalmente anima la prosecución del empeño de transparencia en las actividades administrativas y financieras de la Santa Sede», indicó.
Lo cierto es que a un mes del inicio del nuevo pontificado es recurrente el interés mediático por el tema del IOR y se especula sobre la posibilidad de que el nuevo Papa cierre esa institución.
En las primeras semanas de su pontificado, Jorge Mario Bergoglio no ha realizado cambios drásticos, se ha limitado a firmar algunos nombramientos en la Curia Romana y de obispos en diversas diócesis del mundo.
La única innovación ha sido el anuncio del establecimiento de un grupo de ocho cardenales notables, representantes de los diversos continentes, que ayudarán al pontífice en el gobierno de la Iglesia.
Mientras tanto los vaticanistas intentan anticipar cuáles serán sus primeras medidas del Papa argentino.
Sobre el «banco vaticano», esta semana el papa Francisco dio su primera señal: durante la homilía de una misa justamente con trabajadores del IOR minimizó la importancia de las oficinas en la Iglesia.
«Cuando la Iglesia quiere enorgullecerse de su cantidad y crea organizaciones, crea oficinas y se hace un poco burocrática, la Iglesia pierde su substancia principal y corre el peligro de transformarse en una ONG (Organización No gubernamental). Y la Iglesia no es una ONG», dijo.
«Todo es necesario, las oficinas son necesarias. Pero son necesarios hasta un cierto punto: como apoyo para esta historia de amor. Pero, cuando la organización toma el primer sitio, el amor se acaba y la Iglesia, pobrecita, se convierte en una ONG. Esta no es la vía», agregó.
Estas palabras hicieron suponer a algunos observadores que Bergoglio está considerando intervenir sobre la estructura financiera del Vaticano en tiempos breves.
Al respecto, Guzmán Carriquiry Lecour, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina del Vaticano y amigo personal del Papa desde hace muchos años, consideró esta semana que el IOR no puede cerrarse porque su operación es fundamental para la Iglesia.
«Si lo cierran deberían inventarse algo igual, porque de los contrario ¿cómo se hace para enviar esos millones de dólares a los seminarios de los países pobres?», cuestionó durante una conferencia con embajadores y periodistas latinoamericanos en Roma.
«Hay un montón de iglesias que viven en situación de minoridad y con grandes dificultades económicas, está la Iglesia del sur del mundo que vive normalmente en situación de pobreza. Tiene que tener mecanismos con los cuales se genera aquella comunión de bienes que es propia de la Iglesia desde los Hechos de los Apóstoles», consideró.
Carriquiry consideró que será necesario dar una mayor transparencia a la estructura y «hacer limpieza radical» para acabar con «el escándalo y confusión y falta de transparencia» que ha existido.
«Que pueda haber sistemas nuevos enhorabuena, podrá haberlos, pero hoy por hoy desmontar una estructura como la que existe para crear un sistema nuevo e imprevisible, no lo sé. De todos modos este Papa nos sorprende a todos», añadió.