(AsiaNews) Rimsha Masih, tras haber sido imputada de ofender al Corán, fue ingresada durante 14 días en una prisión para jóvenes en Rawalpindi. Habría incurrido en el artículo 295-B del código penal pakistaní, castigado con una pena máxima de cadena perpetua. Unos 300 cristianos han abandonado sus hogares y se encuentran en la clandestinidad debido a las amenazas de extremistas con la intención de incendiar el sector donde viven.
Los testigos aseguran que Rimsha, hija de Misrak Masih, quemó 10 páginas del Noorani Qaida, un librito islámico utilizado para aprender árabe básico y el corán. Además, metió el librito en una bolsa y lo tiró a la basura. Supuestamente, este hecho habría sucedido el 17 de abril en Umara Jaffar, un suburbio en el sector G-12 de Islamabad, donde la niña vive con su familia. La policía abrió un expediente informativo después de que un musilmán, Syed Muhammad Ummad, presentara una denuncia formal.
Cuatro meses después del incidente, la policía puso a Rimsha Masih bajo custodia, por presiones de extremistas musulmanes. Tomándose la justicia por su mano, una multitud de personas enfurecidas atacó a la familia, tratando de linchar a la niña y a su madre. La policía se llevó a prisión a la niña, por su propia seguridad.
Temiendo más violencia, unas 300 familias que vivían en el suburbio cristiano abandonaron sus casas en búsqueda de seguridad por algún sitio. Fuentes locales dijeron a AsiaNews que en la zona están aumentando las tensiones y que los musulmanes fundamentalistas están amenazando con prender fuego a las casas de los cristianos.
El ministro de Armonía Nacional, Paul Bhatti, que es consejero especial del primer ministro en asuntos de minorías, ha pedido a los líderes musulmanes, especiálmente a los clérigos, para que hagan lo posible para evitar ataques anti-cristianos.
En Pakistán aproximadamente el 97% de la población profesa el Islam, según el último censo de las autoridades. La controvertida ley de la blasfemia, que fue aprobada durante el mandato del militar islamista Mohamed Zia-ul-Haq (1977-88), contempla incluso la posibilidad de pena de muerte por difamación contra el Islam o su profeta.
Esta legislación ha sido utilizada a menudo para saldar cuentas por enemistades personales con miembros de grupos religiosos minoritarios, entre denuncias de numerosos activistas y defensores de los derechos humanos que abogan por su derogación.
Según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, al menos 943 mujeres y niñas fueron asesinadas en 2011 por la violación de normas de conducta de las mujeres que estipulan las leyes de las tribus locales.