(Nación) El llamamiento lo realizaron los obispos de la Conferencia Episcopal mediante el comunicado de la 104.ª Asamblea Ordinaria, la cual se realizó entre el 6 y el 10 de agosto. En el apartado “La Costa Rica que nos preocupa”, los religiosos aseguran que grupos de presión, entre ellos civiles, medios de comunicación y políticos, atentan contra las creencias religiosas.
“Contribuyen a difundir una mentalidad antinatalista mal entendida como ‘derecho humano’, como signo de progreso y de conquista de libertad, además de una visión equívoca sobre el matrimonio y la familia”, indica el texto.
“No podemos dejar de alertar ante las propuestas de ley o las políticas de salud o de educación que, influidas por la ideología de género, presentada jurídicamente como ‘nuevos derechos’, atenten contra una sana antropología o irrespeten la dignidad humana”, agrega.
Reacciones de los diputados
El diputado evangélico y presidente de la Comisión legislativa de Derechos Humanos, Justo Orozco, dijo compartir “cien por ciento” las preocupaciones de los obispos, y añadió que algunos medios han ayudado a “promover prácticas extrañas (...). Hay mucho de que hablar de qué pasa con la salud y la esperanza de vida por estas prácticas, que quieren meter guías sexuales para que los jóvenes sientan placer, e igual con la homosexualidad, que son cosas que no favorecen la salud”, dijo el diputado del Partido Renovación Costarricense (PRC).
Una posición contraria mantiene la diputada del Partido Acción Ciudadana (PAC) e integrante de la Comisión de Derechos Humanos, Carmen Muñoz. “Nadie puede oponerse a que las personas profesen su religión y a que acaten sus mandamientos. Sin embargo, eso no significa que el Estado no reconozca todas las otras formas de relaciones de pareja que crean familia y que existen en la realidad”, expresó Muñoz.
Por su parte, el coordinador de la maestría en Derechos Humanos de la Universidad Nacional, Rodolfo Meoño, dijo sentir preocupación por la intolerancia de algunos grupos conservadores con quienes no comparten su moral. “La Conferencia Episcopal tiene todo el derecho de pedir determinadas conductas a sus feligreses; lo que no deberían es imponer su moral como la estatal”, concluyó.
“¡Ay, de los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad!” Isaías 5, 20
La dignidad de la persona ha sido, es y será siempre el eje de toda nuestra reflexión. Para discernir lo que es más justo y adecuado en orden al bien común, debe tenerse en cuenta la primacía del ser humano.
Como hemos manifestado, reiteradamente, en Costa Rica, en los últimos años, algunos grupos de presión, personas y sectores de la sociedad civil, apoyados, no pocas veces, por capitales extranjeros y con la cooperación de algunos medios de comunicación locales, el propio Ministerio de Salud, e incluso, varios diputados y diputadas de la República, han promovido legislaciones contrarias a la vida, antirreligiosas y específicamente anticristianas, Ellas contribuyen a difundir una mentalidad antinatalista mal entendida como “derecho humano”, como signo de progreso y de conquista de libertad, además de una visión equívoca sobre el matrimonio y la familia.
Nosotros Pastores, comprometidos con nuestro pueblo, no podemos dejar de alertar ante las propuestas de ley o las políticas de Salud o de Educación que influidas por la ideología de género, presentada jurídicamente como “nuevos derechos”, atenten contra una sana antropología o irrespeten la dignidad humana y el matrimonio como la base de la familia y de la sociedad a la que ninguna otra realidad se le puede equiparar.
En este sentido, insistimos en la necesidad de una sana educación para la sexualidad que, más que información, proporcione formación en los valores que propicien el descubrimiento del verdadero significado antropológico y teológico de la sexualidad humana.
Tenemos la responsabilidad y obligación de garantizar a los fieles católicos y a las personas de buena voluntad, una enseñanza firme sobre el significado del sexo, en el marco de una antropología genuina y no reductiva. Por eso, desde nuestro amplio marco de acción y, en consonancia con las Guías propuestas por nosotros, seguiremos insistiendo en la necesidad de una auténtica educación sexual, que integre el ejercicio de su sexualidad en el contexto de un amor verdadero con todo lo que implica en cuanto a fidelidad, dominio de sí mismo, capacidad de esperar y de desear y promover el verdadero bien de la persona que se ama.
Hacemos un llamado a toda la sociedad y en especial a los padres de familia, para que sin dejarse presionar por los Medios de Comunicación social e instancias afines a las propuestas de educación sexual del MEP, como la Defensoría de los Habitantes y en defensa de su derecho a elegir la educación que prefieren para sus hijos, conozcan y profundicen los contenidos de dichos programas y disciernan su conveniencia con la conciencia de que ustedes son los primeros responsables y de que «cualquier otro colaborador en el proceso educativo debe actuar en nombre de los padres, con su consentimiento y, en cierto modo, incluso por encargo suyo» ––