(Agencias/InfoCatólica) Los hechos, según la llamada que recibió Emergencias 112, se produjeron sobre las 20.00 horas en el interior de la parroquia Santa María del Pinar, en el número 7 de la calle del Jazmín. El sacerdote que iba oficiar la misa de las ocho “se retrasó un poco para lavarse las manos” y entonces se produjo el tiroteo, según explicó a Efe el párroco, Manuel Polo, que se encontraba en ese momento celebrando en otro sitio.
De acuerdo con los testimonios recabados en el lugar, el autor de los disparos merodeaba por la zona poco antes del comienzo del servicio religioso. Después, preguntó en un bar próximo el horario de misas y entró en el templo, cuyo interior tiene una distribución de asientos en forma de tribuna. Tras rebasar la primera fila de bancos se detuvo junto al lugar en el que se encontraba la mujer embarazada y le disparó a quemarropa en la cabeza.
Según otro testigo, el hombre entró en el templo y disparó “a boleo”, impactando en la mujer embarazada y en otra, de 52 años, que está herida de gravedad. Posteriormente el agresor se suicidó de un disparo en la boca tras arrodillarse ante el altar.
Cuando llegaron al lugar los servicios de Emergencia del Ayuntamiento de la capital y de la Comunidad de Madrid (Samur y Summa), los sanitarios apreciaron en la mujer, de 36 años, que salía de cuentas el próximo sábado, una herida de bala en la cabeza y en parada cardiorrespiratoria.
Tras intentar reanimarla sin éxito, los facultativos decidieron practicarle una cesárea de urgencia para extraer al niño del vientre de su madre y salvarle la vida. Una vez efectuada la intervención, los médicos tuvieron que hacer maniobras de reanimación al recién nacido para sacarle de la parada cardiorrespiratoria que había sufrido. El bebé fue trasladado en estado grave en una ambulancia con incubadora al hospital La Paz.
La otra víctima, una mujer de 52 años, tiene una herida de bala en el tórax y fue trasladada en estado grave, pero consciente, al mismo centro sanitario. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía y Policía Científica acudieron a la iglesia. Aunque ya tienen identificado al agresor, un hombre de 34 años, no se ha facilitado su identidad ni otros datos, dado que el juez ha decretado el secreto de sumario.
El sacerdote se preparaba para celebrar la Misa
José María Bravo, vicario episcopal de la zona, confirmó que los hechos sucedieron mientras el sacerdote se revestía para celebrar la Misa de 8 de la tarde. “Las víctimas eran feligresas y conocidas en el barrio. Ha sido una pena, mucha pena. Es una falta de respeto a la vida humana”, ha indicado.
El sacerdote que iba a celebrar la liturgia, Francisco Santos, ha relatado que estaba dentro de la sacristía vistiéndose para oficiar la misa, cuando escuchó los disparos. Al ir a salir para ver lo que sucedía, un feligrés le hizo un ademán indicándole que no lo hiciera.
“Minutos antes de la misa, mientras encendía las velas vi un hombre que entraba y salía de la iglesia y me llamó la atención su apariencia extravagante”, -el fallecido llevaba un gorro de paja y una raqueta en la mano y vestía bermudas azules y blancas de cuadros y camisa blanca-, ha precisado el párroco, aunque afirma que no observó en él ninguna actitud violenta que pudiera presagiar lo sucedido a continuación.
El niño, muy grave
Ceferina Cuesta López, la doctora que practicó la cesárea, ha declarado a El Mundo que tras tratar de reanimar sin éxito a la mujer gestante, de 36 años, la prioridad era “la otra vida”.
“Las condiciones eran claras, la mujer estaba a término, de 40 semanas, el bebé ya no era prematuro”, cuenta la médico. En esos casos, se abandona la reanimación de la madre para practicar la cesárea. “La técnica no es difícil en una persona fallecida porque la estética no importa, vale con hacer una gran incisión y sacar al bebé lo antes posible”, explica. Entonces, un bisturí, un aspirador y la sangre fría son los instrumentos que en cinco minutos, “como mucho”, traen al niño a la vida.
Al salir del vientre de su madre, el corazón del pequeño varón, cuyo nombre se desconoce, no latía. La UVI móvil que acompañaba a Ceferina intervino entonces y logró hacerle recobrar el pulso, tras lo que fue trasladado de gravedad a la UVI de Neonatos del Hospital de la Paz. “Aún es pronto para determinar su situación”, explica la doctora. Ahora, en una incubadora se someterá a un proceso de hipotermia por el cual se le bajará la temperatura para preservar su estado neurológico. A las 72 horas podrá determinarse mejor el estado de este bebé de 2 kilos de peso. Las últimas informaciones aseguran que se encuentra muy grave.
Asesino con antecedentes
La Policía ha confirmado que el autor de los disparos es Iván Berral Cid, español de 34 años, que utilizó un arma de fogueo, que ya tenía manipulada para disparar y hacer fuego real. El asesino cuenta con numerosos antecedentes policiales por malos tratos, lesiones, amenazas o atentado contra agentes de la autoridad, entre otros delitos. También contaba con una orden de alejamiento desde el pasado mes de junio de una mujer de nacionalidad colombiana que nada tiene que ver con las personas implicadas en el tiroteo de ayer.
Igualmente se ha sabido que vivía habitualmente en la calle y solía dormir en los albergues para personas sin hogar.
Entre sus ropas se ha encontrado un papel con una nota "a modo de despedida", cuyo texto no ha sido revelado al haberse decretado secreto de sumario, aunque diversos medios aseguran que decía que Satanás estaba detrás de él.