17.09.13

“Esperamos cada vez mejores y mas abundantes cosechas… Porque los campos están maduros”

Querida Familia:

Quedó esto en el tintero… y perdón que es del mes pasado. En cuanto pueda, les mando noticias más frescas, que hay muchas, des este mes y de la visita de Marcelo a la misión.

Vamos al grano. Pongo los relatos en fila, como los fui escribiendo, para no olvidar detalles.

Misa en Nyaza, 7 de julio:

Antes de ir a dormir, me pongo a escribir algunas impresiones de hoy. Si bien estoy un poco cansado, tampoco es tanto. Pero cuando uno escribe sobre los hechos, las impresiones están más frescas y no se me pasan los detalles. Por eso prefiero hacer el esfuerzo.

Hoy después de la misa de la parroquia, acá en la misión, en lo que se llama Ibelanzuha (acá los empiezo a confundir)… Porque alguno me va a preguntar, ¿pero no está misionando en Ushetu? Si, es cierto, pero yo al tiempo me enteré que éste el centro de la parroquia de Ushetu, que es como nombrar a la parroquia entera, pero a su vez este lugar se llama Ibelanzuha, que es como la aldea.

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11.09.13

La luz brilla en las tinieblas

Hoy es el día de San Pedro Claver, patrono universal de las misiones entre la raza negra. El “esclavo de los esclavos negros para siempre”, como el mismo escribió el día de su profesión religiosa. Cuando leía la breve biografía del breviario, y luego el texto de una de sus cartas, en la segunda lectura del Oficio, se me vinieron a la mente estos pensamientos, que trataré de expresar lo mejor posible.

En medio de ese ambiente de pobreza, de desprecio por los esclavos, tanto que los dejaban morir en las circunstancias mas penosas, porque “los enfermos, de quienes había una gran manda echados en el suelo, muy húmedo y anegadizo, por lo cual estaba terraplenado de agudos pedazos de tejas y ladrillos, y ésta era sus cama, con estar en carnes, sin un hilo de ropa”; allí, brilló la luz de la caridad y bondad de San Pedro Claver. Y tanto que al leer hoy, casi a 400 años de distancia, esa luz no pierde su luminosidad. ¡Cómo en medio de tanta oscuridad puede brillar la luz del evangelio, de las palabras de Cristo encarnadas en la vida de un santo!

Y esto me trasladó inmediatamente a ver lo que vivimos hoy… en este septiembre de 2013, cuando recibí la crónica de la jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en todo el mundo, que convocó el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el sábado pasado.

En medio de las tinieblas de las guerras, y de las amenazas de males mayores, en medio de la incomprensión y malas intenciones de unos y otros… brilla en medio de todo eso el ejemplo de nuestros misioneros, padres y hermanas, que están en Alepo, en Siria. Brilla el ejemplo de los jóvenes, que nos cuentan nuestros misioneros, no dejan de ir a misa cada día, caminando desde lejos, arriesgando sus vidas. Brilla con inmenso resplandor el ejemplo de esos cristianos haciendo Ejercicios Espirituales con el ruido de fondo de las bombas.

Brilla el ejemplo de nuestros padres y hermanas misioneros en Egipto. Como también el ejemplo de tantos cristianos, familiares de nuestros religiosos, que saben que arriesgan sus vidas a cada instante, y que ser cristiano está muy lejos de ser algo cómodo.

En el relato de esa vigilia leía: “En las iglesias católicas de todo el mundo, desde Australia hasta Egipto, se ha elevado esta tarde una oración por la paz”. Y entre esas iglesias desde Australia hasta Egipto se puede contar humildemente nuestra misión de Ushetu. El sábado recibí la llamada de mi hermano, el P. Marcelo, que me dice: “Acá estoy en la Plaza de San Pedro, está por comenzar la vigilia por la paz en Medio Oriente”. Yo le cuento que en ése momento el P. Johntin estaba exponiendo el santísimo en la iglesia nuestra, junto a un puñado de fieles.

Me alegró muchísimo la coincidencia… providencial. Y me hizo pensar también en todas esas iglesias de todo el mundo, rezando en todas partes. Nosotros en África, en Tanzania, en medio del campo, tanto que sólo se veía iluminada nuestra iglesia a esas horas, en medio de la noche silenciosa. Y me parecía verla brillar, pidiendo por la paz, junto a todos los cristianos reunidos en la Plaza de San Pedro.

Pero se me venía a la imaginación esa multitud reunida con el Papa Francisco. No ya sólo los que estaban en San Pedro, sino en todo el mundo. Y cómo brillaron las palabras de Pablo VI recordadas por el actual Pontífice: “Nunca más los unos contra los otros; jamás, nunca más ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!”. “La Paz se afianza solamente con la paz; la paz no separada de los deberes de la justicia, sino alimentada por el propio sacrificio, por la clemencia, por la misericordia, por la caridad”.

¡Qué gran faro que es la Iglesia católica que ilumina en este mundo de oscuridad y tinieblas! Y siempre fue así, desde que nuestro Señor iluminó el mundo con su Encarnación.

“Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,14-16).

Tal vez pueda quedar un poco rebuscado el unir dos pensamientos tan diversos, pero la verdad que me parece que es sólo en apariencia. Debemos hacer brillar nuestra luz, esa que tenemos por estar unidos a Cristo, y debemos hacerlo con nuestras buenas obras, como San Pedro Claver; y con nuestras oraciones y súplicas, como tantos cristianos unidos por una vigilia de oración y ayuno.

Y no dudemos, que como dijo el Salvador, esa luz alumbrará a los hombres, la luz de las buenas obras, y hará que muchos glorifiquen al Padre que está en los cielos. Y esa luz permanecerá, en medio de las oscuridades de este mundo.

“La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron” (Jn 1,5).

P. Diego Cano, IVE

22.08.13

Primera Misa del p. Evans

El P. Evans, fue ordenado sacerdote el 29 de junio en Italia, y luego de sus primeras misas junto a los compañeros de ordenación viajó a su casa en Kisii, Kenia, para celebrar allí su primera misa, antes de venir para su nuevo destino en nuestra misión de Tanzania. Un gran deseo del P. Evans era que alguno de los padres del IVE lo pudiera acompañar en esa ocasión, sobre todo alguno de sus superiores. Claro que se quería hacer todo lo posible, pero la gran distancia que media entre Kenia e Italia, hace que no sea tan accesible.

Pero la Divina Providencia dispuso las cosas de tal manera que al menos dos padres pudimos ir hasta Kisii y acompañar al P. Evans en su primera misa. Por gracia de Dios, mi hermano, el P. Marcelo al terminar su trienio como provincial en Italia, antes de ir hacia su nuevo destino, pudo concretar el poder venir a visitarnos en la misión por tres semanas. Y ciertamente que fue muy grata la sorpresa cuando vimos que su boleto de regreso tenía fecha para dos días después de la primera misa del P. Evans… y el vuelo hacía escala en Nairobi (capital de Kenia).

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16.08.13

"Si me dijeras, creería"

Querida Familia:

Acá me pongo a escribirles finalizando el día… que como es costumbre por estos lados… a esta hora todo se aplaca mucho, hay una paz muy grande. La gente al caer el sol se va reuniendo en sus casas, y las familias se juntan junto al fuego, afuera de sus casas. Reina una tranquilidad muy grande. Es hermoso.

Yo aquí en la misión, es verdad, he estado un poco solo este tiempo, casi dos meses. El P. Johntin se fue a hacer sus Ejercicios Espirituales a Italia, y a tener unas vacaciones muy merecidas. Es muy poco lo que hablo de swahili, y eso me aísla y dificulta. Pero gracias a Dios estas no son las soledades del P. Llorente en el Polo Norte. Por un lado, estoy acompañado por el voluntario de Chile, de quien ya les he contado, es tocayo mío… y compartimos muchos gustos, y las sobremesas se extienden tanto que a veces se nos acorta la siesta considerablemente. Esto ha sido un regalo inmenso de Dios, que como sabemos es Providentísimo, y desde toda la eternidad había determinado que no me quedara sólo en estas tierras, dándome a experimentar una vez mas su cuidado paternal.

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21.07.13

Hay que empezar a enseñarles quién es Cristo…

Ushetu, Tanzania, Domingo 21 de julio de 2013

Me admira el pensar que hayan hecho -3º en San Luis… y agradezco los gratos 32º que he gozado hoy. Ahora, cae la noche… tenemos una hermosa luna llena… un cielo despejadísimo… y nada de viento… lo cual hace que los 28º suenen como algo ideal. Un silencio apenas cortado por voces de niños de casas cercanas, que se escuchan que juegan. Yo me los imagino como siempre, a esta hora, la familia toda esta junto al fuego, como en los campamentos, pero la mamá calienta algo de comida para enviarlos a dormir… ya que sólo se alumbran con la luz del fuego, o con linternas.

Y qué decirles… les dije que iba a tenerles una sorpresa de la aldea de Mkwangulwa (las W las pronuncian como U)… y ¡el sorprendido he sido yo! Miren esta foto que les adjunto… verán que estamos en un aula de una escuela primaria, y estamos en la misa.

El catequista pidió al final de la misa que levantaran la mano los que no estaban todavía bautizados… ¡Y miren! Todos esos que están en la misa, y que participaban, la mayoría eran paganos… pero con deseos de ser católicos y de recibir el bautismo. No tienen idea de nada. Pero de nada. Hay que empezar a enseñarles quién es Cristo… y todos los misterios cristianos. Pero lo mejor es que están sedientos… sedientos de que se les predique.

Pero en realidad, comencé casi por el final. Hoy después de la misa parroquial, salimos a esta aldea, por iniciativa del catequista de aquí, de Ibelansuha, Filipo. Realmente un catequista de vocación, porque en esta aldea no tienen capilla… entonces me dijo que fuéramos, que reuniéramos a los católicos, y que luego de una misa en la escuela, diéramos inicio nuevamente a este kigango. Él mismo se ha ofrecido a ir todos los domingos para hacerles la celebración de la palabra, luego de haber ido a otro kigango.

Así es que movilizó a todos los del coro de la parroquia, también fue durante la semana a Mkwangulwa para que los católicos se organicen para esta fiesta. Y hoy salimos con los dos vehículos de la misión, el nuestro y el de las hermanas, llevando a todo el coro, y algunos monaguillos. El viaje no es largo, son unos 20 minutos solamente.

Al llegar, realmente estaban tímidos… los niños quietos, y callados… apenas saludaban. Pero al llegar hicimos el reparto de caramelos, y juegos. La gente grande comenzó a cantar y bailar, yo estuve jugando un rato con los niños, y las hermanas con las niñas. Los monaguillos fueron con el megáfono por el centro de la aldea avisando de la misa… y empezó a llegar la gente. Mientras la hermana y el catequista hacían una catequesis a la gente, yo estuve confesando, pero no eran muchos los que se podían confesar… porque habían ido muchos que no estaban bautizados… y que en realidad eran paganos. Otra hermana estuvo preparando a los que se venían a confesar. La hermana me contó que no sabían casi nada, de nada. Pero miraban y escuchaban con muchísima atención.

Luego vino la misa. El aula no daba a basto, así que ya tenemos pensado que para la próxima deberá ser afuera, debajo de algún árbol. Pocos respondían, y había que decirles en los momentos que había que pararse y sentarse. Me llamó muchísimo la atención, que los niños (que siempre los ponen al lado del altar), miraban cada movimiento que yo hacía. Incluso en el momento de la consagración, algunos niños se pararon para mirar sobre el altar a ver qué estaba haciendo.

Les mando alguna foto que justo tomó la hermana, donde se ve que los chicos miran atentamente lo que estoy haciendo… y no miran a la cámara… que para ellos es algo muy llamativo.

Al terminar la misa, el catequista además de presentarse, de avisar que iba dar el catecismo hasta que alguien pudiera ayudarle, y de preguntar por los que no estaban bautizados… preguntó desde hacía cuánto que no se juntaban a rezar. Dijeron que desde el 2008, que cuando ya medio abandonada la capilla, se cayó una de las paredes, y ya no se juntaron mas. Salimos en procesión (van fotos) en dirección al terreno de la iglesia.

Y aquí vino otra sorpresa mas para mi… porque yo pensaba ver algunas ruinas de la iglesia, pero no. Llegamos a un campito arado, que había estado sembrado con maíz. Literalmente, “le pasaron el arado”. No quedaba nada, ni un resto. Nadie podría haber pensado que allí había una capilla antes.

Allí mismo hicimos bendición del terreno, improvisamos una cruz con dos palitos… enterramos una medalla de la Medalla Milagrosa… y con ganas dije las palabras del Cura Brochero: ¡Te fregaste, diablo! Y no me importó que la gente no me entendiera… porque me imagina que el enemigo ya pensaba que tenía esa batalla ganada, y esas almas sin la presencia de la iglesia allí, y sin el grupo de católicos. Hoy al ver esas manos levantas… como pidiendo el bautismo, pidiendo que se les predique la fe, me di cuenta que la batalla la tenemos en nuestras manos. Un montón de manos en alto, niños y grandes.

Allí se les repartió medallas a todos… y nuevamente caramelos, para completar la fiesta. Y se cantó a la Virgen. Ojalá que puedan ir levantándola de a poco… pero sobre todo la iglesia espiritual, y luego la iglesia material.

Regresamos cantando hasta la escuela, ya con mas confianza y mas animados los niños. Allí nos esperaban con comida para todos los visitantes… incluído el coro. Realmente estaban muy contentos… vemos que sin tener iglesia ni reunirse desde hace mucho tiempo, están organizados y colaboran para estas cosas.

¿Qué mas les puedo decir? No saben lo que significa… ahora tenemos 47 capillas… y hay que atenderlas. Esto ha sido un motivo de inmensa alegría en nosotros los misioneros. Es casi como fundar una iglesia, aunque sabemos que no es así, porque muchos misioneros antes han sembrado esa semilla, que nosotros debemos hacer prosperar… pero al poner esa cruz, pensamos en que la semilla de la fe pueda crecer en tantos paganos.

¡A rezar entonces! Recuerden que ese es el trabajo de ustedes.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego.