InfoCatólica / María Lourdes Quinn / Categoría: ........ - Doctores de la Iglesia

12.05.13

Los mejores regalos para la Primera Comunión

Jesucristo promete en el Evangelio del VI domingo de Pascua [05.05.13] [Todavía era esa semana cuando se redactó el post]: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn. 14, 23). De forma particular se cumple esa promesa en nuestras almas cuando recibimos la Santa Comunión.

Por eso, el día de la Primera Comunión es uno de gran gozo para los bautizados y para sus parientes y amigos, que quizá se pregunten lo que sería el mejor regalo para tal ocasión, sobre todo ante la gran variedad disponible: rosarios, crucifijos, Biblias, libros religiosos, medallas, imágenes, etc.

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29.04.13

Cómo todos damos gloria a Dios, lo queramos o no

Sta. Catalina de Siena (1347-1380), cuya fiesta se celebra hoy, rogó a Dios en “Diálogo: “Por tu gloria, Señor, salva al mundo.” Esta Doctora de la Iglesia pone en labios del Señor: “Es tan grande y tan perfecta la visión de los Bienaventurados, que no solo en los ciudadanos de la vida perdurable, mas aún en las criaturas mortales ven la gloria y alabanza de mi nombre, pues quiera o no quiera el mundo, me tributa gloria.” Por lo tanto, todos los que aparecen en el cuadro “El tránsito de Sta. Catalina” (1602) de Crescenzio Gambarelli [en la Basílica de Sto. Domingo (Siena, Italia)], estén en gracia con Dios o no, y quieran o no, dan gloria a Dios. ¿Cómo es eso posible?

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23.04.13

¿Por qué ir a Misa?

Hay quienes me echan en cara que hayan visto en Misa a personas que escandalizan por sus pecados públicos. Pero, cuando voy a Misa los domingos y fiestas de guardar no enfrento el ajetreo de asegurarme que no falte ninguno de mis pequeñines en el coche (y que estén presentables con los debidos calcetines/medias/zapatos) antes de salir a la máxima velocidad permisible por ley, solo para ver a pecadores. Para ver a una pecadora mis hijos no tienen más que verme, y eso sin necesidad de salir de casa…

Entonces, ¿por qué arriesgar una tranquila mañana o tarde llevando a mis hijos a donde se espera que estén razonablemente calladitos más tiempo de lo que parece que pueden aguantar? ¿Por qué ir a Misa? El Evangelio del IV domingo de Pascua [21.4.13] me ofrece la respuesta:

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16.09.11

Lealtad de un carismático

El Señor desaprueba en una parábola, según el Evangelio del XXIV Domingo de Tiempo Ordinario [11.09.2011], de la conducta de un siervo que al ver a otro que le debía muy poco: “agarrándolo, lo estrangulaba” (Mt. 18, 28). Demostró la falta de caridad y paciencia que puede desgarrar la unidad que el Señor desea entre los hijos de Dios, al juzgar mal lo que le debía el otro siervo y al menospreciar la gracia que le había concedido el rey.

Por amor a Dios, que instituyó a la Iglesia Católica como administradora de toda gracias necesaria para la salvación (incluyendo el perdón de nuestros pecados), le debemos una obediencia filial a la Iglesia. Como afirmó recientemente el Papa: “Ningún carisma dispensa de la referencia y la sumisión a los Pastores de la Iglesia”. Eso incluye a los movimientos reconocidos por la Santa Sede, como lo es la Renovación Carismática Católica, cuyos miembros a veces sufren malentendidos y prejuicios.

Así comparte por correo electrónico Miguel Ángel (un lector del blog), su vuelta a la Iglesia por medio de la Renovación Carismática:

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13.09.11

Cómo comencé a "perdonar" a mis padres

El Señor nos dice bien claro en la parábola del Evangelio del XXIV Domingo de Tiempo Ordinario [11.09.2011] que la Justicia de Dios nos castigará: “si cada cual no perdona de corazón a su hermano” (Mt. 18, 35). Al decir “hermano” quiere decir a nuestro prójimo, incluyendo a nuestros propios padres, a pesar de las diferencias entre generaciones, o quizá a causa de esa misma diferencia.

No es ningún secreto que no fui una adolescente ideal, sino más bien una bastante rebelde y que podía volver loca a mis padres con mi comportamiento en casa (ya que en el colegio lograba comportarme muy bien). Pues con mi punto de vista adolescente, no me parecía que tenían ellos que perdonarme, sino que me hacía la víctima…

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