6.12.09

(46) Reprobaciones tardías –II. profesor Marciano Vidal

–Me sospecho que sus críticas, una vez ya señaladas las generalidades, van a ir centrándose en autores católicos concretos.
–Usted es el más fiel de mis lectores, y su intuición acierta plenamente.

El profesor de teología P. Marciano Vidal (1937-), redentorista, nacido en un pueblo de León, España, se doctora en teología moral, ejerce su docencia en las Universidades Pontificias de Salamanca (1964ss) y Comillas (1971ss), en el Instituto Superior de Ciencias Morales (1971ss), del que fue Director. Ejerce también como profesor invitado en la romana Academia Alfonsiana y difunde ampliamente su enseñanza no solo a través de sus innumerables publicaciones, sino también dando conferencias en España, Europa y América. Su bibliografía incluye un conjunto amplísimo de libros y artículos. Puede decirse que su doctrina moral, al menos en el campo católico de habla hispana –es decir, en la mitad de la Iglesia Católica–, ha sido sin duda predominante durante un cuarto de siglo. El daño de este modo realizado en la conciencia moral de tantos profesores de teología, párrocos y catequistas, religiosos y laicos, es gravísimo.

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2.12.09

(45) Reprobaciones tardías de graves errores –I

–Cristo no quiere lo que usted pretende: separar la cizaña del trigo ya ahora.
–Cristo quiere que los Pastores impidan a los lobos hacer estragos en su rebaño.

Los confesores de la fe combaten los errores de su tiempo, como lo comprobamos en un post reciente (43). Hay, en cambio, Teólogos católicos, ortodoxos, pero no combatientes de las herejías contemporáneas (42), pues no consideran hoy académicamente correcto ese combate. Pues bien, es preciso que tengamos aquí también en cuenta otra deficiencia muy grave:

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27.11.09

(44) Teólogos disidentes y ambiguos

–Es usted implacable.
–Si un cristiano no defiende la fe católica con todas sus fuerzas, pudiendo hacerlo, es que no tiene vergüenza.

La disidencia teológica posterior al Vaticano II se inaugura sobre todo después de la Humanæ vitæ (1968). No voy a describir aquí la crisis de la Humanæ vitæ, ni tampoco quiero recordar la posición lamentable que mantuvieron entonces algunas Conferencias episcopales. Solo traeré como ejemplo un caso, el de Washington, especialmente significativo. George Weigel, famoso por su biografía de Juan Pablo II, cuenta detalladamente cómo se vivió la crisis en esa archidiócesis de Estatos Unidos, y concretamente en su Catholic University of America, donde, ya antes de publicarse la encíclica, se había centrado la impugnación habitual del Magisterio (El coraje de ser católico, Planeta, Barcelona 2003,73-77).

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22.11.09

(43) Confesores de la fe, que combaten los errores de su tiempo

–¿O sea que seguimos combatiendo?
–Hasta la Parusía, hasta el fin del mundo, pues siempre ha de haber herejes, cismáticos y sacrílegos.

Los santos Padres y los Concilios afirman la verdad católica y combaten los errores contrarios. Ésa es la norma tanto en Oriente como en Occidente. A veces cumplen las dos funciones en una misma obra. Lo hacen en otras ocasiones, por ejemplo, San Atanasio, en libros distintos: De Incarnatione, uno, Contra Arianos, otro. De este modo el mismo misterio de la fe es considerado en positivo y en negativo.

La historia nos muestra que muchos Concilios se reunieron para condenar herejías o reprobar herejes. El I Concilio de Constantinopla, ecuménico (381), en su canon 1º, «anatematiza toda herejía, y en particular la de eunomianos o anomeos, la de arrianos o eudoxianos, la de semiarrianos o pneumatómacos, la de sabelinos, marcelianos, fotinianos y apolinaristas». Se trataba de herejías entonces activas.

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18.11.09

(42) Teólogos católicos, ortodoxos, pero no combatientes

–Ya ha citado ese tremendo discurso de Juan Pablo II, en 1981, media docena de veces.
–Tenga paciencia, pues espero seguir recordándolo.

La misión de los teólogos en la Iglesia es de suma importancia, y ha de realizarse siempre a la luz de la Biblia y de la Tradición, bajo la dirección del Magisterio de la Iglesia, teniendo también en cuenta el sensus fidei del pueblo cristiano (Vaticano II, DV 10; OT 16; llamo «teólogos» a los profesores de teología, acomodándome a la impropia costumbre actual). Ahora bien, de hecho, entre los teólogos católicos –unos son ortodoxos, que defienden la fe de los errores contrarios; –otros son heterodoxos, que silencian o falsifican más o menos la doctrina católica; y –otros son teólogos católicos ortodoxos, pero que no combaten los errores contrarios a la verdad católica. De éstos trataré ahora.

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