(711) Variaciones del poder del Demonio. –Edad Moderna, XIX. –El grave aviso de la Virgen en La Salette (ACTUALIZADO)
La Virgen María se apareció en La Salette
En el otoño de 1846 (19-IX), en un pueblecito alpino (La Salette-Fallavaux, Isère, Francia), la Virgen María se apareció a Mélanie Calvat, de 15 años, y a Maximino Giraud, de 11. Estos, casualmente, habían sido encargados de sustituir a un pastor, que estaba enfermo. Comenzaron su trabajo el día 18, llevando como pastores ocho vacas a los pastos de la montaña. Volvieron al monte temprano al día siguiente, y llevaron el ganado a un lugar adecuado. A su hora comieron el pan y el queso que llevaban, y se echaron un rato en la yerba, y se durmieron. Pasado un rato, Melania se despertó sobresaltada y avisó a Maximino: «¡Vamos a ver nuestras vacas, que no sé dónde están». Ascendieron por la ladera y las hallaron, rumiando pacíficamente. Y al descender, a media pendiente, Melania se detuvo asustada, dejando caer su bastón: «Memín, ven a ver, allá, una claridad». Señalaba al fondo del barranco, donde habían comido. Y hacia allá se acercaron con cierto temor…
Vieron a una mujer sentada en una piedra grande, oculta la cara entre sus manos, con los codos apoyados en las rodillas, en actitud de gran tristeza. Estaba llorando. Se alzó, era alta, y vestía como las mujeres de la región. Llevaba un crucifijo al pecho, colgado del cuello por una cadena fina. Y les dijo en francés «Acercaos, hijos míos, no tengáis miedo, estoy aquí para daros una gran noticia». Reproduzco algunas frases, que van dirigidas a ellos, pero para que las transmitan al pueblo. Mi selección no deja ver que la presencia y las palabras de la Virgen no fueron secas, sino dulces y fascinantes, amorosas e inolvidables.
Mensaje
«Si mi pueblo no quiere someterse, me veo obligada a dejar caer el brazo de mi Hijo. Es tan fuerte y pesado que no puedo sostenerlo más»… «Hace tanto tiempo que sufro por vosotros»… «Y vosotros no hacéis caso. Por más que recéis, por más que hagáis, jamás podréis recompensar el dolor que he asumido por vosotros»…
«Os he dado seis días para trabajar; me he reservado el séptimo, ¡y no se quiere conceder!»… «Los que conducen los carros no saben jurar sin poner en medio del nombre de mi Hijo. Son las dos cosas que hacen tan pesado el brazo de mi hijo»… «Si la cosecha se pierde, es sólo por vuestra culpa. Os lo hice ver el año pasado con las patatas, ¡y no hicisteis caso!». [Aquí Melania pregunta por la palabra «pommes de terre», que en el lenguaje local se decía «la truffà», y la Virgen prosigue su comunicado en el dialecto local de Corps]… «Vendrá una gran hambre», y sigue anunciando las plagas que pueden sobrevenirles.
Habló también en secreto a Maximino y después a Melania. Y prosiguió hablando a los dos. Les preguntó si rezaban. «No muy bien, Señora». Y Ella les dijo: «Hijos míos, hay que hacerlo bien, por la noche y por la mañana. Cuando podéis más, rezad al menos un padrenuestro y un avemaría; pero cuando podáis, rezad más»… «Durante el verano no van a Misa más que unas ancianas. Los demás trabajan en domingo, todo el verano. En invierno, cuando no saben qué hacer, no van a misa más que para burlarse de la religión. En Cuaresma van a la carnicería como perros»… Volvió a usar la lengua francesa.
«Bien, hijos míos, hacedlo saber a todo mi pueblo».
Los niños cumplieron fielmente su misión.
–Comentario
El modo general de esta aparición de la Virgen resulta bastante peculiar:
–Ha sido una aparición única, un solo día.
–«Ha llorado durante todo el tiempo que nos ha hablado». Es algo que nunca había sucedido en apariciones de la Virgen.
–Es un mensaje de tono muy sencillo, que casi se asemeja al habla de quienes apenas tienen cultura. Incluso hay un cambio de lengua que, es claro, no estaba previsto.
–Las apariciones históricas de la Virgen María se realizan en un lugar concreto (Lourdes, Fátima, etc), a veces mínimo, y sin ninguna significación propia en el orden eclesial o social. Así fue la aparición de La Salette.
–El mensaje de María a los niños termina diciéndoles: «hacedlo saber a todo mi pueblo». Se supone que ha de difundirse por toda la Iglesia. Como así ha sido y fue desde el principio.
–Y la llamada de la Virgen, aunque en la aparición sólo habla de la ausencia a la Misa y de las blasfemias, ha de entenderse –y así se entendió– dirigida a un pueblo religiosamente muy decaído, que necesitaba una fuerte conversión en todo lo que es fe y vida cristiana.
Para así entenderlo, téngase en cuenta también que la Virgen confió secretos separadamente a Melania y a Maximino. Además del Mensaje de la Salette – reconocido en las aprobaciones dadas por la Iglesia a la aparición–, gran valor tienen las palabras que comunicó la Virgen a Melania, jovencita de 15 años. Fueron palabras sumamente graves, no adecuadas a Maximino, a sus 11 años. Las he añadido al final de este artículo como un Apéndice.
–La aparición de la Virgen María en la Salette es una llamada de amor a sus hijos, a todos los cristianos, para estimular en ellos el arrepentimiento y la conversión; pero es también un anuncio de grandes castigos, ya en esta vida, si no se convierten. Pues bien, por la Virgen María habían llegado en tiempos anteriores, desde el principio, a los fieles cristianos mensajes de amor y confortación: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5); pero quizá nunca hubo uno tan severo como éste en su llamada urgente a la conversión. En 1846 parece una primera muestra, muy escasa, de lo que serán las apariciones de la Virgen en Fátima en 1917, mucho más solemnes: se produjeron seis veces, precedidas de otras tres de ángeles; y fueron mucho más severas, hasta el punto que incluyeron en los niños una visión del infierno.
–Aprobación de la Iglesia
En 1851 (19-IX), el Obispo de Grenoble, Mons. Bruillard, aprobó en carta pastoral la aparición de la Salette. Cinco años más tarde:
«Juzgamos que la aparición de la Santísima Virgen a dos pastores, el 19 de septiembre de 1846,en una montaña de la cadena de los Alpes, situada en la parroquia de La Salette, del arciprestazgo de Corps, contiene en sí todas las características de la verdad, y que los fieles tienen fundamento para creerla indudable y cierta».
La resonancia de esta declaración fue considerable, pues diversas opiniones se cruzaban durante estos cinco años. Fue traducida a numerosas lenguas, y difundida por la prensa que antes era favorable o contraria a la veracidad del suceso. También se publicó en l’Osservatore Romano (4.06.1852).
Mons. Bruillard publicó una nueva carta pastoral el 1 de mayo de 1852, en la que anunció la edificación de un gran Santuario sobre la montaña de La Salette, y la creación de los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette, como instituto misionero diocesano. Ambos proyectos se realizaron plenamente en los años siguientes.
Apoyaron la aparición los Obispos franceses Bruillard y Villecourt, y los santos Pedro Julián Aymard y San Juan Bosco. Pío IX apoyó la aprobación diocesana de la aparición. Y también Pío XI favoreció a Melania decisivamente, para que publicara su obra La aparición de la Santísima Virgen en la montaña de La Salette el 19 de septiembre de 1846.
Cuando Melania murió a los 73 años en 1904 en Altamura (Italia), tanto el obispo del lugar, Ceschini, que la había acogido, como los italianos Beato Giacomo Cusmano y San Aníbal de Francia, dieron testimonio de su santa muerte. Entre los escritores franceses devotos de la Virgen de La Salette destacaron el converso León Bloy, Peguy, Massignon, Claudel, Garrigou-Lagrange, René Laurentin, y el ahijado de Bloy en el bautismo, Jacques Maritain.
Rechazaron la aparición el obispo Guinoulhiac, sucesor de Bruillard en Grenoble, que estimaba que «la misión de los pastores ha terminado, comienza la de la Iglesia». Según esta idea, consiguió sacar de la diócesis a los videntes; a Maximino del Seminario, y a Melania de Francia, que pasó a Inglaterra, acogida un tiempo en un Carmelo. Esta sórdida resistencia a la aparición afectó también a los obispos galicanos. Y llegó incluso a la Santa Sede a través de malas informaciones. Pero prefiero no dar noticia de las resistencias a la aparición de la Virgen en La Salette. Por el contrario, se difundió su devoción y culto ampliamente por el mundo católico, obrando conversiones, devoción, curaciones, peregrinaciones, y capillas.
–San Juan Pablo II, celebrando el 150 anversario de la aparición de la Virgen en La Salette, envió una carta al Obispo de Grenoble, Mons. Dufaux (6-05-1996), en la que dice:
«La aparición de la Santísima Virgen en los Alpes… a Melania y Maximino»… «En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentor está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres. La Salette es un mensaje de esperanza, puesto que nuestra esperanza se apoya en la intercesión de la Madre de los hombres».
Y posteriormente, en un discurso a los Misioneros de Nuestra Señora de la Salette, con ocasión de su XXIX Capítulo General (4-05-2000), les decía:
«En nombre de la Iglesia, os agradezco profundamente los esfuerzos que habéis realizado durante estos últimos años para extender vuestro campo de apostolado, sobre todo en la India y en los países del Este europeo, pensando también en estableceros próximamente en Indonesia y en Birmania. ¡Que el Señor bendiga con abundancia vuestros generosos compromisos apostólicos y os conceda perseverar con la audacia y el entusiasmo de las generaciones de misioneros que os han precedido!»
–La Virgen de La Salette elige el llanto para expresar la gravedad del pecado de los hombres y para llamarlos a conversión
El combate permanente del Mundo contra la Iglesia, que se refuerza en el siglo XVI, que se endurece a partir de la Revolución Francesa (1789-1799), y que crece en el XIX (denuncia María en La Salette, 1846), llega a extender tanto sus conquistas que –acrecentadas en nuestro tiempo–, hacen prever como posible un predominio secular del Príncipe de este Mundo sobre gran parte de la humanidad, especialmente en la más enriquecida.
Siendo la mentira y el homicidio los dos brazos del Demonio (Jn 8,48), gran parte del mundo actual acepta la mentira –política, educación, sexualidad, etc.– y admite el homicidio –pobres, aborto, eutanasia, etc.–, e incluso asegura la realización de esos «valores», en los países «más avanzados», con leyes duramente vigentes.
Las lágrimas de la Santísima Virgen María en La Salette (1846), lloran la apostasía de los hombres, y revelan al mismo tiempo las victorias consecuentes del Demonio, que cada vez se considera más como el Príncipe de este Mundo. Pero como todo él es mentira, sus triunfos mundanos son también todo mentira. Y él mismo lo sabe. Le queda poco.
«¡Ay de la tierra y del mar! Porque el Diablo ha bajado a vosotras con gran furor, sabiendo que le queda poco» (Ap 12,12). La Bestia secular, sabe que a Cristo Salvador le «ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18). Sabe que el Bien dura, pero que el Mal no puede ser durable: nihil violentum durabile. Sabe que la monumental Estatua, que se alza gloriosa en el mundo y recibe el culto de gran parte de la humanidad, tiene los pies de barro, y que cuando la Providencia divina lo quiera, «una piedra se desprende, sin intervención humana, y choca contra los pies de hierro y barro de la estatua, y la hace pedazos» (Dan 2,33-34.41-42; +Ap 20,9-15).
El Demonio sabe perfectamente, con gran amargura, que «la maldad da muerte al malvado» (Sal 33,22). Y que «es necesario que [nuestro Señor Jesucristo] reine, hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies,… Entonces el mismo Hijo se sujetará a quien todo lo sometió a Él, para que sea Dios todo en todas las cosas» (1Cor 15,25-28).
Entonces dirá el Señor: «He aquí que hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5).
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Apéndice
La Virgen de la Salette a Melania.
El 19 de septiembre de 1846, la Virgen María comunica en La Salette a Melania, a ella sola, un largo mensaje, que en su día deberá difundirlo en la Iglesia, como así lo hizo. En su larga y santa vida, tuvo ayudas suficientes de católicos, pero también siempre muchas contradicciones y sufrimientos, santamente vividos hasta su muerte santa en 1904, a los 73 años.
El mensaje de la Virgen de La Salette a Meliana es muy largo, y recojo aquí sólo un cierto número de fragmentos. Predomina en él un lenguaje muy fuerte, que llama urgentemente a conversión, so pena de grandes castigos. Poco más de veinte años antes, en los libros que recogen las visiones de la Beata Ana Catalina Emmerick (1774-1824) –religiosa mística alemana, beatificada por Juan Pablo II (3-X-2004)–, hallamos un conjunto de expresiones proféticas aemejantes, que conocemos gracias al gran escritor, Clemente Brentano (1778-1842), también alemán, converso, que durante años vivió cerca de ella como confidente y transcriptor de sus visiones casi diarias. Las palabras de fuego de Ana Catalina, veinte años después, en La Saletta, en el silencio y la grandeza silenciosa de una altura de los Alpes, resonaron de nuevo semejantes, con la lucidez y energía celestiales de la Virgen María, iluminando la mente y el corazón de su pequeña discípula Melania. De quince años.
Los subrayados son míos.
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Melania, lo que voy a decirte ahora no permanecerá siempre en secreto. Podrás publicarlo en 1858. [Las apariciones de la Virgen en Lourdes se iniciaron el 14 de febrero de 1858… Coincidencias…]
Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por amor del dinero, por amor del honor y de los placeres… Sí, los sacerdotes reclaman venganza, y la venganza está suspendida sobre sus cabezas. ¡Desdicha de los sacerdotes y las personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y su mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo!
Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo, y llaman la venganza, y he aquí que la venganza está a sus puertas, pues no hay ya nadie para implorar misericordia y perdón para el pueblo. No hay ya almas generosas, no hay ya persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo… Los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias… Se han convertido en esas estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer.
La sociedad está en la víspera de las plagas más terribles y de los más grandes acontecimientos. Ha de esperar ser gobernada por una vara de hierro y beber el cáliz de la cólera de Dios. Que el Vicario de mi Hijo, el Soberano Pontífice Pío IX, no salga más de Roma después del año 1859. Pero que sea firme y generoso, que combata con las armas de la fe y del amor. Yo estaré con él.
…Italia será castigada por su ambición al querer sacudirse el yugo del Señor de los Señores. También ella será entregada a la guerra, la sangre correrá por todas partes. Las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los religiosos, serán expulsados…
Muchos abandonarán la Fe y será grande el número de los sacerdotes y religiosos que se apartarán de la verdadera religión; entre estas personas habrá incluso Obispos… Muchas casas religiosas perderán enteramente la fe y perderán muchas almas. Los malos libros abundarán sobre la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán en todas partes un relajamiento universal para todo lo que concierne al servicio de Dios. Tendrán un gran poder sobre la naturaleza. Habrá iglesias para servir a estos espíritus…
…Desdichados los Príncipes de la Iglesia que sólo se hayan ocupado en acumular riquezas sobre riquezas, en salvaguardar su autoridad y en dominar con orgullo. El Vicario de mi Hijo tendrá mucho que sufrir, pues, por un tiempo, la Iglesia será librada a grandes persecuciones. Este será el tiempo de las tinieblas; la Iglesia tendrá una crisis terrible. Olvidada la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes… Los gobiernos civiles tendrán todos un mismo designio, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para hacer lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.
En el año 1865 se verá la abominación en los lugares santos. En los conventos, las flores de la Iglesia se pudrirán y el demonio se hará como rey de los corazones. Que los que están a la cabeza de las comunidades religiosas tengan cuidado con las personas que deben recibir, pues el demonio hará uso de toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas personas entregadas al pecado, ya que los desórdenes y el amor de los placeres carnales serán extendidos por toda la tierra.
Francia, Italia, España e Inglaterra estarán en guerra; la sangre correrá en las calles, el francés combatirá con el francés, el italiano con el italiano; luego habrá una guerra general que será espantosa… Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, sus penitencias y sus lágrimas subirán hasta el Cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia, y pedirá mi ayuda y mi intercesión…
Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres. Jesucristo será servido, adorado y glorificado; en todas partes florecerá la caridad. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado en todas partes, y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo y los hombres vivirán en el temor de Dios.
Esta paz entre los hombres no será larga; veinticinco años de abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son causa de todas las aflicciones que acontecen sobre la tierra. Un precursor del anticristo con sus ejércitos de varias naciones combatirá contra el verdadero Cristo, el único Salvador del mundo; derramará mucha sangre y querrá aniquilar el culto de Dios para hacerse tener como un Dios.
La tierra será golpeada por toda clase de plagas … Habrá guerras hasta la última guerra, que será hecha por los diez reyes del anticristo, que tendrán todos un mismo designio, y serán los únicos que gobernarán el mundo. Antes que esto acontezca habrá una especie de falsa paz en el mundo; sólo se pensará en divertirse. Los malvados se entregarán a toda clase de pecados; pero los hijos de la Santa Iglesia, los hijos de la fe, mis verdaderos imitadores, crecerán en el amor de Dios y en las virtudes que me son más queridas…
Dichosas las almas humildes conducidas por el Espíritu Santo. Yo combatiré con ellas hasta que lleguen a la plenitud del tiempo. La naturaleza reclama venganza para los hombres, y, esperando lo que debe ocurrir a la tierra manchada de crímenes, se estremece de pavor. Tiembla, tierra, temblad vosotros, los que hacéis profesión de servir a Jesucristo y que por dentro os adoráis a vosotros mismos. Pues Dios va a entregaros a su enemigo, puesto que los lugares santos se hallan en la corrupción. Muchos conventos no son más las casas de Dios, sino pastos de Asmodeo y los suyos. …
… Dios cuidará de sus fieles servidores y de los hombres de buena voluntad. El Evangelio será predicado en todas partes. ¡Todos los pueblos y todas las naciones tendrán conocimiento de la verdad!
Yo dirijo un apremiante llamado a la tierra. Yo llamo a los verdaderos discípulos de Dios viviente y reinante en los cielos. Llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres. Llamo a mis hijos, mis verdaderos devotos, aquellos que se han entregado a mí para que los conduzca a mi Hijo divino, aquellos que, por así decir, llevo en mis brazos; aquellos que han vivido de mi espíritu.
Llamo en fin a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo, que han vivido en desprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Es tiempo de que salgan y vengan a iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, yo estoy con vosotros y en vosotros con tal de que vuestra fe sea la luz que os ilumine en estos días de infortunio. Que vuestro celo os haga como hambrientos de la gloria y del honor de Jesucristo. Combatid, hijos de la luz, vosotros, los pocos que veis, pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines…
He aquí el tiempo; el abismo se abre. He aquí el Rey de los reyes de las tinieblas. He aquí a la Bestia con sus súbditos, diciéndose salvador del mundo. Se elevará con orgullo en los aires para ir hasta el cielo. Será ahogado por el soplo de San Miguel Arcángel. Caerá, y la tierra… abrirá su seno lleno de fuego. Él será sumergido para siempre con todos los suyos en los abismos eternos del infierno. Entonces el agua y el fuego purificará la tierra y consumirá todas las obras del orgullo de los hombres y todo será renovado: Dios será servido y glorificado.
Post post. -A este artículo le hemos añadido un Apéndice, y ahora un Post Post, que nos muestra una carta muy interesante que he recibido de un lector, el cual a su vez nos remite en la web a un estudio del secreto de Melania muy clarificador.
Estimado padre, soy N. N. … Quería hablarle sobre su artículo acerca de las apariciones de la Salette. Si bien en efecto fueron aprobadas, los mensajes dados a conocer en los años 70 del siglo XIX por Melania fueron puestos en duda. Consiguió en su dia un imprimatur del obispo de Lecce, pero la Iglesia puso el libro en el índice por lo dudoso de su contenido ("Roma perderá la fe y será la sede del anticristo", etc.).
Lo cierto es que [Melania] redactó por primera vez el secreto en 1851, al poco de la aparición, y lo envió al papa Pío IX y quedó perdido en los Archivos Vaticanos. En 1999 el padre Corteville lo encontró y lo publicó en un libro junto con René Laurentin.
En el secreto original no se hablaba nada de la pérdida de fe de Roma etc, con lo que parece darse la razón a las suspicacias de la propia Iglesia. No hace falta decir que el secreto publicado por Melania en los 70 ha sido usado por sedevacantistas y enemigos de Francisco, claro.
Le dejo aquí un enlace donde se comparan los dos “secretos". Aunque la pagina web sea un tanto extraña, yo mismo tengo el libro de Corteville y Laurentin y en efecto la diferencia es tal como aparece.
… no tenga duda de que el tema del secreto de la Salette del 79 es tremendamente estimulante también para aparicionistas apocalípticos…
Un fuerte abrazo! Rece por mí! Rezo por usted!
J. M. I. - Muchas gracias por su valiosa clarificación, N. N. Dios lo bendiga. El enlace que envía está muy documentado y parece fidedigno. +El mensaje de María a Melania y Maximino, al ser aprobada la aparición por la Iglesia, entiendo que reconoce implicitamente la veracidad del mensaje. +Pero las posteriores declaraciones de Melania sobre lo que en secreto le dijo la Virgen, no han recibido esa aprobación.
Poco vale mi diagnóstico en este discutido tema, pero yo creo que probablemente son relaciones verdaderas en substancia, pero no tanto en el modo de expresión propio de Melania. Hay palabras de la Virgen inaceptables ("los sacerdotes se han transformado en cloacas de impureza"… “el demonio ha oscurecido sus inteligencias", etc.), que se dicen sin matización alguna de “los sacerdotes", así, en general. Y lo mismo ocurre en alguna declaración no matizada sobre “los conventos religiosos". Tal como están dichas, no parecen atribuibles a la Santísima Virgen María.
José María Iraburu, sacerdote
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