La tradición clementina del Evangelio: en pocas palabras

San Clemente de Alejandría

Dennis Barton

Durante más de 200 años se ha debatido sobre el orden en el que se escribieron los Evangelios. Empero, justo antes de morir, Bernard Orchard propuso una solución que hace que la teoría de la prioridad de Marcos y la fuente Q sea redundante [o innecesaria]. Este [libro] es un resumen basado en su solución.

El Apóstol Mateo escribió su Evangelio en hebreo para que los cristianos judíos lo leyeran en la “fracción del pan” [la eucaristía]. Estaba en forma temática e ilustraba el cumplimiento de las profecías judías. Mateo o un colega lo tradujo al griego. Luego, Lucas escribió un Evangelio en griego en orden histórico para los gentiles. Como Lucas no había sido compañero de Jesús, necesitaba que un Apóstol respaldara su Evangelio. Por eso cuando llegó a Roma le pidió a Pedro que lo hiciera. Pedro estuvo de acuerdo y dio una charla en la que citó de modo alternado a Mateo y a Lucas. De esta manera respaldó el Evangelio de Lucas fusionándolo con el escrito por un Apóstol muy conocido. El secretario de Pedro, Marcos, utilizó taquigrafía griega para registrar las palabras de Pedro.

Pedro, que no era un hablante nativo del griego ni un académico, habló en griego koiné (común). Los lingüistas coinciden en que lo que se conoció como el Evangelio de Marcos tiene una gramática y un estilo griegos pobres. La taquigrafía de Marcos registra fielmente el griego pobre [oral] de Pedro, junto con sus fallas de memoria. La gran audiencia de cristianos destacados “rogó incesantemente a Marcos que hiciera copias para ellos”, a lo que Marcos accedió. Cuando Pedro vio el bien que estaba logrando el Evangelio de Marcos, accedió a que él publicara una segunda edición “para todas las iglesias”. Mientras tanto Lucas había publicado su Evangelio.

Por lo tanto, los Evangelios fueron escritos en el orden Mateo-Lucas-Marcos-Juan, pero fueron publicados en el orden Mateo-Marcos-Lucas-Marcos (2ª edición)-Juan. Esto llevó a que las bibliotecas los catalogaran en secuencias diferentes y a que los predicadores los citaran en órdenes diferentes. En las generaciones posteriores esto habría causado discusiones y planteado preguntas. Por eso, para aclarar la situación, Clemente de Alejandría, el principal maestro de la diócesis fundada originalmente por Marcos, explicó: “Los primeros Evangelios que se escribieron fueron los que contienen las narraciones de la infancia” [o sea Mateo y Lucas]. Los arqueólogos han encontrado copias de ambas ediciones del Evangelio de Marcos. Se distinguen en que una edición omite los últimos 12 versículos, que registraron las respuestas de Pedro a las preguntas que le formularon después del encuentro [es decir, de su charla en Roma].

En la época en que Jerónimo escribió, el orden Mateo-Marcos-Lucas-Juan era popular, por lo que él lo adoptó para su traducción [de la Biblia] al latín. Su propósito fue estandarizar el uso de los Evangelios en todo el mundo cristiano. Nunca dijo que [ése] fuera el orden de su composición.

Agustín de Hipona estaba escribiendo su primer libro aproximadamente en la misma época. Consideró que el orden de dignidad era [primero] Mateo y Juan, seguidos por los otros dos [Evangelios]. En cuanto al orden de escritura, dijo que Mateo escribió primero y Juan último. Añadió que Marcos parece haber sido el siguiente [es decir, el segundo]. Por lo tanto, Agustín dudó en dar su opinión sobre el orden de escritura y publicación. Pero algunos años después, tras un cuidadoso análisis interno de los Evangelios, afirmó en su cuarto libro que la teología de Marcos había sido influenciada por la de Mateo y la de Lucas. Él dice: “Probablemente Marcos va en sintonía con ambos”.

Fuente: http://churchinhistory.org/s3-gospels/(g202)-in-a-few-words.htm

Texto traducido del inglés por Daniel Iglesias Grèzes, con algunas aclaraciones entre corchetes.

Nota: Este texto de Dennis Barton es una breve introducción a su libro La tradición clementina del Evangelio, disponible en español en:

https://danieliglesiasgrezes.wordpress.com/wp-content/uploads/2021/11/barton-tcgt.pdf


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1 comentario

  
Carsten
No hay evidencia histórica de que esta hipótesis sea correcta...
Pero tampoco de la fuente Q.
Y la tradición sostiene la hipótesis clementina.

Conclusión: la hipótesis de las dos fuentes es innecesaria.

Solamente me pregunto qué consecuencias tiene esto para el papiro 7Q5 de Qumrán.

El papiro 7Q5 es (casi con total seguridad) un fragmento de Mc. 6,52-53; y fue escrito a más tardar en el año 67.

Bueno; ya que estamos con hipótesis, yo postulo la mía: el papiro 7Q5 es parte de una traducción del evangelio de san Marcos al arameo.

Interesantísimo artículo, como siempre.
09/12/24 2:55 PM

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