Prejuicios
Según el Diccionario de la Real Academia Española un “prejuicio” es una “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”.
En realidad, sabemos – lo que se dice “saber” - muy pocas cosas. En la mayoría de los asuntos nos limitamos a opinar con menor o mayor acierto. Elaboramos un dictamen acerca de algo o de alguien – lo hagamos público o lo reservemos para nuestro uso interno – en base a muchos factores: si nos gusta el tema o no, si nos cae bien la persona o no, si nos han hablado bien de ese tema o de esa persona o, por el contrario, nos han contado las peores cosas, sobre el tema o sobre la persona.
Siempre hay elementos “previos”, anticipados, que van por delante. De algún modo, somos como exploradores que, por la intuición, la costumbre o por los mapas que otros han trazado, necesitamos orientarnos mínimamente.
Pensemos en un alimento y supongamos que no somos expertos en nutrición. ¿Es bueno para la salud o contraproducente? ¿Engorda o ayuda a mantener el peso? Nuestra mente necesita seguir alguna especie de hilo conductor. Si los científicos, los medios de comunicación, las personas famosas y aquellos a quienes admiramos de algún modo nos dijesen, pongamos por caso, que las fresas son lo mejor de lo mejor, apenas dudaríamos a la hora de comer fresas. Y, por el contrario, estaríamos dispuestos a repudiarlas si según los expertos, los periodistas y las celebridades de turno las fresas fuesen, al final, presentadas como una especie de veneno.
Los prejuicios son tenaces. Se adhieren a uno como lapas y no se desprenden ni con agua caliente. Es muy difícil levantarse cada día y tener que reinterpretar el mundo. El mundo es, o percibo que es, más o menos lo mismo que percibía ayer. Tendría que producirse un choque, un descubrimiento o un desengaño para que llegase a modificar mis rutinas. Si estoy muy persuadido de que el martes y trece es un día malo, seguiré pensándolo en principio, salvo que justamente un martes y trece me toque el premio gordo de la lotería.
También son desfavorables. Hemos crecido en la llamada “cultura de la sospecha”. “Piensa mal, se dice, y acertarás”. Una cierta sospecha puede ser razonable, en el sentido de servir como barrera y contención frente a la vana credulidad. Pero la sospecha por sistema es irracional y, en la práctica, imposible. Jamás tomaría un medicamento si sospechase siempre del médico. Jamás daría mi amistad si creyese que nadie puede corresponder, siquiera mínimamente, a ella. Jamás me fiaría de nadie si estimase que todo el mundo miente y traiciona. Pero si me comportase así, no podría ni salir de casa.
La realidad, y la propia experiencia, se imponen. Si uno tiene sed, bebe, si cree mínimamente que el agua es potable. Si tiene hambre, come, sin analizar en un laboratorio el plato que nos sirven en un restaurante.
El cúmulo de prejuicios crece en relación con lo que se conoce mal. Fácilmente tenemos, o tendemos a tener, más prejuicios sobre los extranjeros que sobre los connacionales. En gran medida, porque al “otro” lo conocemos menos y peor.
Pues bien, la definición de “prejuicio” me ayuda a entender las reservas, las dificultades y hasta los odios que algunos sienten hacia la Iglesia. Lo que se dice de ella, por parte de quienes tienen el poder para convertir la propia opinión en dominante, no es bueno. Ese peso adverso, que flota en el ambiente, penetra en los pulmones de los que lo respiran y se convierte, de modo automático, en una especie de cáncer arduo de vencer.
La Iglesia se enfrenta a un reto muy difícil: darse a conocer y disipar, en lo posible, los prejuicios en su contra.
Guillermo Juan Morado.
25 comentarios
¡Ojo, no se le ocurra decir esto, que ha escrito, en público, le llaman facha en una milésima de segundo!
Bueno S. Fco. de Asís supo hacerlo, que nos ayude.
SPH.
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Basta cambiar el ejemplo, Norberto.
Date cuenta de una cosa. En el post del páter, no se menciona a la Iglesia hasta el párrafo fibnal. Bien, toma un interlocutor lleno de prejuicios y ponle de ejemplo algo que a él le duela. Aunque sea los prejuicios que hay contra su equipo de fútbol
Enseguida le cambias el ejemplo y ya se puede decir.
Pero es ahí donde actua el Señor ¡los últimos serán los primeros!
Es verdad que la mayoria de gente actúa por ignorancia, por el que dirán, por la etiqueta que le han pegado al otro,y como la cosa esta tan etiquetada ,a ver quién le retira la etiqueta.
Pero la gracia de Dios va más alla, ¡La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular,es el Señor quien lo ha hecho,ha sido un milagro patente!
Por eso hay que tener cuidado en seguir el ritmo de los perjuicios impuestos por la sociedad.
Nosotros debemos dar a conocer al que no sabe evangelizando ya sea con el ejemplo,con la verdad, y esperar con paciencia que caiga el velo de los perjuicios.
Bonne nuit.
Hay que mirar lo que esconde el prejuicio. He escuchado muchas veces que frente al prejuicio hay que oponer el testimonio, y que eso deshace el prejuicio. No creo que haya que oponer ningún testimonio para disolver prejuicios, habrá que oponerlo por otros motivos. Pero en cualquier caso, comento un hecho de vida sobre este asunto. Es obvio -creo que lo es- que la Iglesia hoy en día no puede asustar o dar miedo a nadie. Y lo digo en sentido literal. A día de hoy, poca gente da la cara en público por la Iglesia, y si lo hace no lo hace agresivamente. Se ha moderado el lenguaje muchísimo haciéndolo casi coincidir con lo que podríamos llamar "lenguaje correcto" o "ética democrática". Bien, esto es obviamente discutible. Lo que no es discutible es que a la Iglesia no se le puede achacar ser furibunda, desmesurada o que promueva comportamientos violentos, agresivos o nocivos. Ni siquiera excusas para los mismos. ¿Se deshace el prejuicio? Ahí va el hecho de vida.
Estaba un servidor un día tomándose un "algo" con dos camaradas-compañeros-amigos y a la hora de pagar, le digo a la camarera: - ¿Cuánto es? A lo que ella responde -¿Juntos o separados? y yo le respondo -Juntos como hermanos; a lo que ella dice -Ay chico, que mal sonó eso; y yo le digo- ¿Por qué? y dice ella -Es que eso de "juntos como hermanos" buuuuf...
Es decir. Juntos como hermanos es algo de la Iglesia. La Iglesia haga lo que haga es algo malo, nocivo, antidemocrático y rastrero. Ergo, "juntos como hermanos" es negativo. Así de simple. Los prejuicios no van solos, y me parece que a veces van más determinados por las ideologías respectivas que por los comportamientos propios. Me parece.
Por otra parte, es absurdo, pedir un testimonio, así, en general, angélico. Y pedírselo a seres humanos. Y, ojo, en esta trampa caen, primero, los creyentes.
Es como un chantaje: "Os toleramos solo, si y solo si, sois perfectos".
Hay una anécdota del Cura de Ars, al cual fue a visitar un ateo por recomendación de un amigo religioso. Al final del día, le confesó que estaba frustrado por lo que había visto, le parecía un cura bastante mediocre. San Juan María se entristreció y comenzó a excusarse humildemente para que no juzgara a la Iglesia por su insignificancia personal... Y zas, apareció la santidad.
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Ah, pues casi me sorprende leer esto.
Siendo un mecanismo sicológico tan universal y tan habitual, ¿porqué ese término tiene connotación negativa?. Porque se lo utiliza para denostar los hábitos que nos desagradan del prójimo. Así, parecería que son "prejuicios" sólo los hábitos mentales que consideramos repudiable según nuestro punto de vista. Por ejemplo, para un ateo el católico estrará lleno de "prejuicios " religiosos, y para el católico, el ateo mundano está lleno de prejuicios contra la Iglesia. Pero la realidad es que todos estamos llenos de prejuicios, ya que sin prejuicios funcionaríamos muy torpemente.
La connotación negativa asociada a la palabra "prejuicio" la convierte en una herramienta útil para criticar las conductas ajenas. Así, es muy común que desde los medios se califique de "prejuicio" a actitudes arraigadas en el público que el comunicador desea que se modifiquen.
Y es una herramienta muy eficaz, ya que todos escapan al "prejuicio" como de la peste.
El buen testimonio derriba prejuicios:
[Editado: Lo lamento, pero no se pueden poner enlaces].
Estas preciosas monjitas de la Madre Teresa de Calcuta no hacen nada espectacular: cocinar, lavar ropa, limpiar, dar de comer y bañar a enfermos. Un jugo de fruta, un vaso de agua, y un plato de comida para los visitantes sin preguntarles ¿eres católico practicante que va a misa los domingos? ¿misa nueva o misa antigua? ¿eres judío? ¿musulmán? ¿ateo?
Y miren esas caras de felicidad! jejeje
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-Y yo me pegunto, fuere por contumacia, por cobardía o por ignorancia. De entre todos los prejuicios propios y ajenos. Cuál es el peor: ¿No aceptar lo que el prógimo es; o negarse a sí mismo de lo que uno es?
-Pongamos por ejemplo a San Pablo antes y después de que fuera derribado de sus prejuicios hacia los cristianos.
-¿Qué hubiera sido peor para Pablo y para los critianos:
-Qué por soberbia religiosa en razón de su ignorante prejuicio hacia los cristianos, Pablo, hubiere menospreciado la visión a la que fuere sometido.
-Qué por cristiana soberbia religiosa, más, en razón del contumaz prejuicio hacia lo no cristiano, Pablo, no hubiere sido consecuentemente recibido entre ellos.
-Que el ya convertido, Pablo, en virtud de una falsa modestia no hubiere aceptado la misión a la que fuere encomendado? O:
-Que los cristianos en extraña virtud de una falsa creencia, no hubieren creído en la misión a la que Pablo fuere llamado; Y que éste habiéndose comprometido, por ellos no hubiere sido aceptado.
-Dicho sea qué es peor: Que se mate al profeta por inconveniente; O que el profeta se suicide por la cobardía de no ser comprendio.
-O tanto lo uno como lo otro es reo de muerte.
-Y mientras Jesús el Cristo dice, y deja escrito, que ha enviado su profeta, Elías. Los judiós siguen diciendo que después del profeta Elías se acabaron los profetas;
Y la Iglesia, de facto, sin afirmar lo uno, ni negar lo otro dice que la democracia entre los hombres, como creencia de paz, es aceptable.
Ni cambiando el ejemplo, es que la cosa viene de ...¡Un cura!...me parecce que los prejuicios, hoy, son más personales-sociales que de contenidos: filias/fobias a sectores/grupos/"los otros que no son los nuestros".
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Padre Guillermo ¿ni siquiera se puede publicar la cara de felicidad de esas preciosas monjitas?
http://m1.paperblog.com/i/48/485401/monjas-batalla-L-nJwb4D.jpeg
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GJM.Bueno, es una foto. Pero recuerde que no se pueden poner enlaces. Y si permito uno, he de permitir todos...
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En otro lugar califican y adjetivan a muchos de "neocons" y después pasan a definir lo que el tal término significa. Para mí eso es un prejuicio.
Y que conste que yo nunca uso ninguno de esos términos...y al padre Guillermo tampoco le he visto usarlo.
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Ok. Entiendo que lo hace por un tema de justicia.
La luz de estas hermanas hay que ponerla en lugar alto para que todos puedan verlo. Gracias.
Lo que ha hecho en p. Iraburu en este portal es emitir un juicio acerca de cierta clase de católicos que piensa y actúa de una determinada manera. Y les ha aplicado una denominación: "filolefebvranos".
De prejuicio, nada de nada.
Hoy es temporas,un tiempo precioso para dar gracias ,perdonar,pedir.
Bonne nuit.
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