Muy desafortunadas expresiones atribuidas al Card. Koch

San Pablo

Vatican News se hace eco de una carta que se dice que es del Card. Koch a los rabinos, de la cual sin embargo no poseemos el texto original, que no hemos podido tampoco encontrar en Internet.

En la nota de Vatican News se dice:

“En el discurso del Santo Padre, la Torá no está desvalorizada", aclara Koch en las primeras líneas de las cartas. En la catequesis, “el Santo Padre no menciona el judaísmo moderno; el discurso es una reflexión sobre la teología paulina en el contexto histórico de una época concreta. El hecho de que la Torá sea crucial para el judaísmo moderno no se cuestiona en absoluto".

El Presidente del Dicasterio entra en el fondo de la cuestión, subrayando que el Pontífice en su reflexión “afirma expresamente que Pablo no se oponía a la ley mosaica: al contrario, Pablo observaba esta ley, subrayaba su origen divino y le atribuía un papel en la historia de la salvación". La frase: “La ley no da la vida, no ofrece el cumplimiento de la promesa” no debe sacarse de su contexto, sino que debe considerarse en el marco general de la teología paulina. La convicción cristiana permanente es que Jesucristo es el nuevo camino de salvación. Sin embargo, esto no significa que la Torá se vea disminuida o deje de ser reconocida como el ‘camino de salvación para los judíos’”.

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Respecto de estas palabras atribuidas al Card. Koch según la cual la Torá es “camino de salvación para los judíos”, no vemos cómo conciliarlas con la fe de la Iglesia Católica, expresada, por ejemplo, en los siguientes pronunciamientos magisteriales:

Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Dominus Iesus (2000), n. 13:

“Basados en esta conciencia del don de la salvación, único y universal, ofrecido por el Padre por medio de Jesucristo en el Espíritu Santo (cf. Ef 1,3-14), los primeros cristianos se dirigieron a Israel mostrando que el cumplimiento de la salvación iba más allá de la Ley, y afrontaron después al mundo pagano de entonces, que aspiraba a la salvación a través de una pluralidad de dioses salvadores. Este patrimonio de la fe ha sido propuesto una vez más por el Magisterio de la Iglesia: « Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos (cf. 2 Co 5,15), da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que sea posible salvarse (cf. Hch 4,12). Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro ».”

Y sigue en el n. 14:

“Se debe profundizar el contenido de esta mediación participada, siempre bajo la norma del principio de la única mediación de Cristo: « Aun cuando no se excluyan mediaciones parciales, de cualquier tipo y orden, éstas sin embargo cobran significado y valor únicamente por la mediación de Cristo y no pueden ser entendidas como paralelas y complementarias ».44 No obstante, serían contrarias a la fe cristiana y católica aquellas propuestas de solución que contemplen una acción salvífica de Dios fuera de la única mediación de Cristo.”

Y en el n. 20:

“Ante todo, debe ser firmemente creído que la « Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y Él, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (cf. Mt 16,16; Jn 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta ».77 Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1 Tm 2,4); por lo tanto, « es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación »

La Iglesia es «sacramento universal de salvación» porque, siempre unida de modo misterioso y subordinada a Jesucristo el Salvador, su Cabeza, en el diseño de Dios, tiene una relación indispensable con la salvación de cada hombrePara aquellos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, «la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espíritu Santo». Ella está relacionada con la Iglesia, la cual « procede de la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo », según el diseño de Dios Padre.”

Y en el n. 22:

“Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios ha establecido la Iglesia para la salvación de todos los hombres (cf. Hch 17,30-31).”

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Estas palabras de la Dominus Iesus se apoyan en el Magisterio anterior de la Iglesia, al cual a su vez explican.

Ante todo, por lo relativo a la absoluta necesidad de la mediación de Jesucristo para la salvación de todo ser humano:

Concilio de Florencia, XVII Ecuménico, decreto para los Jacobitas (1442)

 “Firmemente cree, profesa y enseña que nadie concebido de hombre y de mujer fué jamás librado del dominio del diablo sino por merecimiento del que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Señor nuestro; quien, concebido sin pecado, nacido y muerto al borrar nuestros pecados, El solo por su muerte derribó al enemigo del género humano y abrió la entrada del reino celeste, que el primer hombre por su propio pecado con toda su sucesión había perdido; y a quien de antemano todas las instituciones sagradas, sacrificios, sacramentos y ceremonias del Antiguo Testamento señalaron como al que un día había de venir.”

Concilio de Trento, Decreto sobre el pecado original (1546):

“D-790 3. Si alguno afirma que este pecado de Adán que es por su origen uno solo y, transmitido a todos por propagación, no por imitación, está como propio en cada uno, se quita por las fuerzas de la naturaleza humana o por otro remedio que por el mérito del solo mediador, Nuestro Señor Jesucristo [v. 171], el cual, hecho para nosotros justicia, santificación y redención [1 Cor. 1. 30], nos reconcilió con el Padre en su sangre; o niega que el mismo mérito de Jesucristo se aplique tanto a los adultos, como a los párvulos por el sacramento del bautismo, debidamente conferido en la forma de la Iglesia: sea anatema. Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que hayamos de salvarnos [Act. 4, 12]. De donde aquella voz: He aquí el cordero de Dios, he aquí el que quita los pecados del mundo [Ioh. I, 29]. Y la otra: Cuantos fuisteis bautizados en Cristo, os vestisteis de Cristo [Gal. 3, 27].”

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Y por lo que toca a la absoluta necesidad de la Iglesia para la salvación:

IV Concilio de Letrán, XII Ecuménico (1215), cap. I:

“Hay una sola Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual nadie absolutamente se salva.”

Bonifacio VIII, Bula Unam Sanctam (1302)

“Por apremio de la fe, estamos obligados a creer y mantener que hay una sola y Santa Iglesia Católica y la misma Apostólica, y nosotros firmemente la creemos y simplemente la confesamos, y fuera de ella no hay salvación ni perdón de los pecados, como quiera que el Esposo clama en los cantares: Una sola es mi paloma, una sola es mi perfecta. Unica es ella de su madre, la preferida de la que la dió a luz [Cant. 6, 8].”

Concilio de Florencia, XVII Ecuménico, decreto para los Jacobitas (1442)

 “Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y, sus ángeles [Mt. 25, 41], a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia, que sólo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica.”

Pio IX, Alocución Singulari quadam (1854)

“En efecto, por la fe debe sostenerse que fuera de la Iglesia Apostólica Romana nadie puede salvarse; que ésta es la única arca de salvación; que quien en ella no hubiere entrado, perecerá en el diluvio. Sin embargo, también hay que tener por cierto que quienes sufren ignorancia de la verdadera religión, si aquélla es invencible, no son ante los ojos del Señor reos por ello de culpa alguna. Ahora bien, ¿quién será tan arrogante que sea capaz de señalar los límites de esta ignorancia, conforme a la razón y variedad de pueblos, regiones, caracteres y de tantas. otras y tan numerosas circunstancias? A la verdad, cuando libres de estos lazos corpóreos, veamos a Dios tal como es [1 Ioh. 3, 2], entenderemos ciertamente con cuán estrecho y bello nexo están unidas la misericordia y la justicia divinas; mas en tanto nos hallamos en la tierra agravados por este peso mortal, que embota el alma, mantengamos firmísimamente según la doctrina católica que hay un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo [Eph. 4, 5]: pasar más allá en nuestra inquisición, es ilícito.”

Pio IX, Encíclica Quanto conficiamur moerore (1863)

“Y aquí, queridos Hijos nuestros y Venerables Hermanos, es menester recordar y reprender nuevamente el gravísimo error en que míseramente se hallan algunos católicos, al opinar que hombres que viven en el error y ajenos a la verdadera fe y a la unidad católica pueden llegar a la eterna salvación. Lo que ciertamente se opone en sumo grado a la doctrina católica. Notoria cosa es a Nos y a vosotros que aquellos que sufren ignorancia invencible acerca de nuestra santísima religión, que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos, esculpidos por Dios en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida honesta y recta, pueden conseguir la vida eterna, por la operación de la virtud de la luz divina y de la gracia; pues Dios, que manifiestamente ve, escudriña y sabe la mente, ánimo, pensamientos y costumbres de todos, no consiente en modo alguno, según su suma bondad y clemencia, que nadie sea castigado con eternos suplicios, si no es reo de culpa voluntaria. Pero bien conocido es también el dogma católico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica, y que los contumaces contra la autoridad y definiciones de la misma Iglesia, y los pertinazmente divididos de la unidad de la misma Iglesia y del Romano Pontífice, sucesor de Pedro, «a quien fué encomendada por el Salvador la guarda de la viña», no pueden alcanzar la eterna salvación.”

Pio XII, Encíclica Mystici Corporis (1943)

“A este Espíritu de Cristo, como a principio invisible, ha de atribuirse también el que todas las partes estén íntimamente unidas, tanto entre sí como con su excelsa Cabeza, estando como está todo en la Cabeza, todo en el Cuerpo, todo en cada uno de los miembros, en los cuales está presente, asistiéndoles de muchas maneras y según sus diversos cargos y oficios, según el mayor o menor grado de perfección espiritual de que gozan. Él, con su celestial hálito de vida, ha de ser considerado como el principio de toda acción vital y saludable en todas las partes del Cuerpo místico. Él, aunque se halle presente por sí mismo en todos los miembros y en ellos obre con su divino influjo, se sirve del ministerio de los superiores para actuar en los inferiores. Él, finalmente, mientras engendra cada día nuevos miembros a la Iglesia con la acción de su gracia, rehúsa habitar con la gracia santificante en los miembros totalmente separados del Cuerpo. Presencia y operación del Espíritu de Cristo, que significó breve y concisamente nuestro sapientísimo predecesor León XIII, de inmortal memoria, en su encíclica Divinum illud, con estas palabras: «Baste saber que mientras Cristo es la Cabeza de la Iglesia, el Espíritu Santo es su alma».”

Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen Gentium (1964), n. 14:

“El sagrado Concilio fija su atención en primer lugar en los fieles católicos. Y enseña, fundado en la Sagrada Escritura y en la Tradición, que esta Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación. El único Mediador y camino de salvación es Cristo, quien se hace presente a todos nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia. El mismo, al inculcar con palabras explícitas la necesidad de la fe y el bautismo (cf. Mc 16,16; Jn 3,5), confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta. Por lo cual no podrían salvarse aquellos hombres que, conociendo que la Iglesia católica fue instituida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin embargo, se negasen a entrar o a perseverar en ella.”

Concilio Vaticano II, Decreto Ad Gentes, n. 7 (1965):

“7. La razón de esta actividad misional se basa en la voluntad de Dios, que “quiere que todos los hombres sean salvos y vengas al conocimiento de la verdad. porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el Hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos", “y en ningún otro hay salvación“. Es, pues, necesario que todos se conviertan a El, una vez conocido por la predicación del Evangelio, y a El y a la Iglesia, que es su Cuerpo, se incorporen por el bautismo.

Porque Cristo mismo, “inculcando expresamente por su palabra la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó, al mismo tiempo, la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por la puerta del bautismo. Por lo cual no podrían salvarse aquellos que, no ignorando que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia Católica como necesaria, con todo no hayan querido entrar o perseverar en ella“.

Pues aunque el Señor puede conducir por caminos que El sabe a los hombres, que ignoran el Evangelio inculpablemente, a la fe, sin la cual es imposible agradarle, la Iglesia tiene el deber, a la par que el derecho sagrado de evangelizar, y, por tanto, la actividad misional conserva íntegra, hoy como siempre, su eficacia y su necesidad.”

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Por otra parte, no se entiende tampoco la lógica de esas palabras que se atribuyen al Card. Koch.

En ellas se dice o se da a entender que las palabras de San Pablo se refieren al judaísmo de su tiempo, y que no se aplican al judaísmo moderno, que hay que entenderlas en el contexto de la teología paulina, y que San Pablo “observaba esta ley, subrayaba su origen divino y le atribuía un papel en la historia de la salvación.”

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Respecto de lo primero, se podría tal vez entender, entonces, que en la época de San Pablo la Torá no daba la vida, pero en la actualidad sí lo hace. ¿En virtud de qué? ¿Qué ha podido suceder para que la Torá se haya vuelto salvífica luego de la venida de Cristo, precisamente? Más bien, lo que siempre ha enseñado la Iglesia es lo contrario.  

Dice por ejemplo el Concilio de Florencia en el ya citado Decreto para los Jacobitas:

“Firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo Testamento, o sea, de la Ley de Moisés, que se dividen en ceremonias, objetos sagrados, sacrificios y sacramentos, como quiera que fueron instituidas en gracia de significar algo por venir, aunque en aquella edad eran convenientes para el culto divino, cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo, quien por ellas fué significado, y empezaron los sacramentos del Nuevo Testamento.”

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O bien se dirá, de acuerdo a lo segundo, que tampoco es que en tiempo de Jesús y los Apóstoles la Torá no diese la vida, sino que eso sólo se entiende “en el contexto de la teología paulina”, o sea, en el fondo, que fue una ocurrencia de San Pablo.

Obviamente que ésa no es la forma de leer la Palabra de Dios. En todo caso, parece que aquí se reconoce implícitamente que la “teología paulina” es contraria a la tesis según la cual la Torá da la vida.

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Eso contradice la tercera afirmación citada, que se queda en señalar el aspecto positivo que San Pablo atribuye a la Torá.

Pero el asunto, por lo que toca a San Pablo, es claro y no admite confusión alguna. Dice en efecto el Apóstol:

“Ahora bien, nosotros sabemos que todo lo que dice la Ley es válido solamente para los que están bajo la Ley, a fin de que nadie pueda alegar inocencia y todo el mundo sea reconocido culpable delante de Dios.  Porque a los ojos de Dios, nadie será justificado por las obras de la Ley, ya que la Ley se limita a hacernos conocer el pecado.” (Rom. 3, 19 – 20)

“Pero ahora, sin la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas: la justicia de Dios, por la fe en Jesucristo, para todos los que creen. Porque no hay ninguna distinción: todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús. Él fue puesto por Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, gracias a la fe. De esa manera, Dios ha querido mostrar su justicia: en el tiempo de la paciencia divina, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente, y en el tiempo presente, siendo justo y justificando a los que creen en Jesús.” (Rom. 3, 21 – 26)

“¿Qué derecho hay entonces para gloriarse? Ninguno. Pero, ¿en virtud de qué ley se excluye ese derecho? ¿Por la ley de las obras? No, sino por la ley de la fe.  Porque nosotros estimamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. ¿Acaso Dios es solamente el Dios de los judíos? ¿No lo es también de los paganos? Evidentemente que sí, porque no hay más que un solo Dios, que justificará a los circuncisos en virtud de la fe y a los incircuncisos por medio de esa misma fe.” (Rom. 3, 27 – 30).

“Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores venidos del paganismo. Pero como sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, hemos creído en él, para ser justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la Ley: en efecto, nadie será justificado en virtud de las obras de la Ley. (…) Yo no anulo la gracia de Dios: si la justicia viene de la Ley, Cristo ha muerto inútilmente.” (Gal. 2, 15 – 16, 21)

“En efecto, todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición, porque dice la Escritura: Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley.  Es evidente que delante de Dios nadie es justificado por la Ley, ya que el justo vivirá por la fe. 12 La Ley no depende de la fe, antes bien, el que observa sus preceptos vivirá por ellos. Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, porque también está escrito: Maldito el que está colgado en el patíbulo. Y esto, para que la bendición de Abraham alcanzara a todos los paganos en Cristo Jesús, y nosotros recibiéramos por la fe el Espíritu prometido.” (Gal. 3, 10 – 14)

“Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Ella fue añadida para multiplicar las transgresiones, hasta que llegara el descendiente de Abraham, a quien estaba destinada la promesa; y fue promulgada por ángeles, a través de un mediador. Pero no existe mediador cuando hay una sola parte, y Dios es uno solo. ¿Eso quiere decir que la Ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si hubiéramos recibido una Ley capaz de comunicar la Vida, ciertamente la justicia provendría de la Ley. Pero, de hecho, la Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se cumpla en aquellos que creen, gracias a la fe en Jesucristo.” (Gal., 19 – 22)

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El siguiente texto de San Pablo explica estas fortísimas afirmaciones que hace el Apóstol acerca de la Ley mosaica:

“¿Diremos entonces que la Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no hubiera conocido el pecado si no fuera por la Ley. En efecto, hubiera ignorado la codicia, si la Ley no dijera: No codiciarás. Pero el pecado, aprovechando la oportunidad que le daba el precepto, provocó en mí toda suerte de codicia, porque sin la Ley, el pecado es cosa muerta.

Hubo un tiempo en que yo vivía sin Ley, pero al llegar el precepto, tomó vida el pecado, y yo, en cambio, morí. Así resultó que el mandamiento que debía darme la vida, me llevó a la muerte. Porque el pecado, aprovechando la oportunidad que le daba el precepto, me sedujo y, por medio del precepto, me causó la muerte.

De manera que la Ley es santa, como es santo, justo y bueno el precepto. ¿Pero es posible que lo bueno me cause la muerte? ¡De ningún modo! Lo que pasa es que el pecado, a fin de mostrarse como tal, se valió de algo bueno para causarme la muerte, y así el pecado, por medio del precepto, llega a la plenitud de su malicia.” (Rom. 7, 7 – 13)

“Porque Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos.” (Rom. 11, 32)

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Ahora bien, la liberación del pecado, en virtud del cual la ley se convierte en instrumento de muerte, sólo es posible por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo:

“Por lo tanto, ya no hay condenación para aquellos que viven unidos a Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu, que da la Vida, te ha librado, en Cristo Jesús, de la ley del pecado y de la muerte. Lo que no podía hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios lo hizo, enviando a su propio Hijo, en una carne semejante a la del pecado, y como víctima por el pecado. Así él condenó el pecado en la carne, para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que ya no vivimos conforme a la carne sino al espíritu.” (Rom. 8, 1 – 4).

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Leyendo a San Pablo, precisamente, nos damos cuenta de que lo está en juego aquí es la esencia misma de la fe cristiana y católica y de la salvación que Jesucristo nos ha traído.

Nada puede ser más desafortunado, entonces, por decirlo muy suavemente, que esas palabras que se atribuyen al Card. Koch.

21 comentarios

  
Franco
Una de las mejores evidencias de que la ley mosaica no da la vida es que en la actualidad es imposible de cumplir precisamente en el esencial aspecto del culto, ya que desde hace casi 2000 años los judíos no tienen templo ni sacerdotes. No hay manera de que esa imposibilidad no se deba a la voluntad de Dios.
Además, cuando podían, tampoco la cumplían.

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Un problema que tiene el "progresismo" es conciliar el antinomismo de los años 60 con la "veneración" por el judaísmo actual, que pone toda su esperanza precisamente en la Ley.

Saludos cordiales.
12/09/21 6:09 PM
  
Scintilla
Lo mismo he pensado al leerlo: "menuda tontería ha soltado el cardenal". Pero viendo el nivel, consiguen que no nos escandalicemos ya por nada. Uno más perdido para la causa de Dios. Por cuya alma no tengo ninguna responsabilidad.

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Supongo que dentro de poco nos enteraremos si ha sido efectivamente ese Cardenal. Hay que rezar muy especialmente por los que en estos tiempos terribles han perdido la fe y permanecen aún física y aparentemente en la Iglesia. Y por los que no, para que no se contagien.

Saludos cordiales.
12/09/21 6:09 PM
  
Sancho
No creo que se trate de expresiones desafortunadas, sino que esta gente ha dejado de creer que sea necesario que ni siquiera los judíos se conviertan a Jesús, su Mesías.

En cuanto a los judíos, hay que ser obstinados, como tantas veces se les reprocha en las Escrituras, para sentirse ofendidos porque se diga que los mandatos y enseñanzas de Jesucristo superan la Ley, aunque no la abrogan, cuando ellos ni siquiera están en condiciones de poder cumplirla, puesto que Dios les ha privado durante casi dos milenios del Templo y del sacerdocio levítico. Esto debería hacerles reflexionar y preguntarse cómo pueden llegar a salvarse sin reconocer al Mesías Jesús, por cuyo sacrificio se pueden perdonar los pecados.

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Sin juzgar casos concretos, me parece evidente que hoy día hay una gran apostasía en muchos ambientes supuestamente "católicos".

Saludos cordiales.
12/09/21 7:36 PM
  
Ramón montaud
La noticia del dia 11/9, de "El Vaticano dice que la Tora es el camino de salvación para los judíos hoy en día en respuesta a su preocupación por las palabras del Papa", no admitía comentarios.
Si cada religión tiene un camino de salvación, choca con la educación religiosa de mi infancia, adolescencia y juventud, que se me quedó que la única religión verdadera y la única que salvaba era la iglesia católica, apostólica y romana. Debí entender mal, con esa percepción tenía sentido la labor misionera de la Iglesia católica. Debo estar completamente desactualizado.

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Pues no, en eso está Ud. con la actualidad más rabiosa, que es la de la Revelación divina.

Saludos cordiales.
12/09/21 8:10 PM
  
Rubén (de Argentina)
Nada puede ser más desafortunado, entonces, por decirlo muy suavemente, que esas palabras que se atribuyen al Card. Koch.
Sí Nestor, hay algo que todavía es más desafortunado, que NINGÚN miembro de la jerarquía eclesiástica haya salido al paso a la herejía (el calificativo corre por mi cuenta) que se formuló para tratar de quedar amables con los judíos. Ni un solo cardenal, ni un solo obispo dijo (estoy esperando que Müller o Schneider salgan a decir algo) ni siquiera la décima parte de lo que tan bien expusiste. Tristísimo el papel el que está desempeñando la Iglesia de nuestro tiempo.

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Es posible, y lógico, que estén esperando a que la carta se materialice y quede claro que efectivamente su autor es el Card. Koch, si es que esa es la realidad.

Saludos cordiales.
12/09/21 9:15 PM
  
Lector
"Cada uno se salva en su ley". Es la herejía atroz que intentó envenenar la Iglesia desde la época de los Reyes Católicos, y a la que sólo la acción de la Inquisición pudo poner coto preservando así por nuevos siglos la misión de la Iglesia. Ahora esta cohorte pretende poner otra vez en circulación la maligna proposición, pero ya es demasiado tarde: han echado a la gente.

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Bueno, algunos quedamos, porque en realidad no tenemos motivo ninguno para irnos, a diferencia de los que ya no tienen fe, que si fuesen coherentes, migrarían a otros cuadros institucionales, o simplemente a sus aposentos.

Saludos cordiales.
12/09/21 10:18 PM
  
alma
Me va a disculpar, pero me he sentido incapaz de leer al completo la exposición..La única conclusión lógica que he sacado de todo este asunto que colea desde hace tiempo, es de que no se puede servir a dos señores, tarde o temprano se entra de lleno en CONTRADICCION, un grave e insoluble problema de quienes ya sabemos.

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Por eso la mejor política y la mejor diplomacia es enseñar la Verdad, que nunca se contradice a sí misma.

Saludos cordiales.
12/09/21 10:23 PM
  
Franco
Pues sí, Néstor, el día en que un progre entienda las contradicciones que hay entre todas las cosas que defiende le va a explotar la cabeza, creo yo.
En cuanto a los judíos actuales, me gustaría saber qué entienden por "salvación", o qué vida esperan recibir del cumplimiento de la ley, ya que si nos atenemos a las promesas de la Antigua Alianza, sus bendiciones no parecen pasar de esta vida.

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En efecto, tema interesante a investigar.

Saludos cordiales.
12/09/21 11:02 PM
  
claudio
Estimado Néstor, pareciera que Francisco dijo "La Ley —aun siendo de origen divino y teniendo un lugar en la Historia de Salvación, aún ahora—, no da vida por sí misma. Quien busca la vida verdadera debe mirar a la promesa, a su realización en Jesús, al encuentro con Jesús”, según aleteia 27.8.21. y sigue diciendo: "En su homilía, el Papa presenta la fe cristiana no sólo como un sustituto de la Torá, sino que afirma que la Torá ya no da vida, lo que implica que la práctica religiosa judía en la época actual queda obsoleta», lamenta el rabino Arousi",Y añadió: «Esto forma parte de la enseñanza del desprecio a los judíos y al judaísmo, que creíamos totalmente desautorizada por la Iglesia».
Por ello, el rabino pidió una aclaración al Papa Francisco para «asegurar que cualquier conclusión despectiva extraída de esta homilía sea claramente repudiada».

Como se advierte hay una "atención permanente" sobre los dichos de Francisco, no solamente desde el mundo cristiano, sino también desde el mundo judío, hay una gran "sensibilidad" a flor de piel sobre lo que llaman "el desprecio" a las tradiciones en ambos campos.

Frente a eso no hay Cardenal que pueda, seriamente, explicar las cosas que hace Francisco, [editado]

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En realidad, en este caso el Papa no tiene nada que explicar, lo que ha dicho es perfectamente ortodoxo, como se ve por todo el "post".

Saludos cordiales.
12/09/21 11:05 PM
  
Federico Ma.
Gracias, Néstor, por el buen post: siempre iluminador.

Parece que la única forma ortodoxa de entender la afirmación que reconoce en la Torá, actualmente, “el camino de salvación para los judíos”, es que eso es lo que creen los judíos “de buena voluntad”, y por tanto para ellos, según su errónea creencia, la Torá sería un camino de salvación. Pero es un sentido meramente subjetivo, como cuando se dice que “para el ateo Dios no existe”, que se podría aplicar para todo el que, de buena voluntad, fuera del único y verdadero camino de salvación, sigue un camino distinto que él cree que es de salvación, pero que en verdad no lo es.

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Muchas gracias, y cierto, ése sería el único sentido aceptable. Ahora bien, no parece que ése sea el sentido de esa frase en la carta en cuestión, tal como la reporta Vatican News, al menos.

Saludos cordiales.
12/09/21 11:06 PM
  
Shlomo ben Avraham
Enhorabuena al Cardenal Koch. Shana tová.

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Como dije, yo quisiera ver la carta, al menos por Internet, para poder decir con seguridad que es del Card. Koch, pero en caso afirmativo, efectivamente, su lugar estaría más en el judaísmo, en todo caso, que en el catolicismo.

Saludos cordiales.
13/09/21 12:31 AM
  
Fulgencio
No hay más camino de salvación que Cristo Jesús: :"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie va al Padre sino por mí" Estas palabras de Jesús no admiten confusión: todo el que se salve lo será por Cristo, ya sea cristiano, judío o ateo. No salva la ley, sino que por pura gracia nos salvamos los cristianos de buena voluntad, los judíos de buena voluntad o los ateos de buena voluntad. Dicho de otra manera, todo aquel que no rechace la salvación que viene por Jesús, ya sea cristiano, judío o ateo sino que acepte a Cristo como salvador, se salvará. La religión en la que uno nace es más bien algo circunstancial, pues Dios mira el corazón. Otra cosa es el rechazo explícito de Cristo de un apóstata o de un judío o de un ateo, es decir, rechazar la obra salvadora de Cristo, su encarnación, su pasión, su muerte y su resurrección. En resumidas cuentas, rechazar la cruz salvadora de Cristo es lo que lleva a la perdición.
Si en algo estoy equivocado que me corrijan. Gracias.

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El requisito que ponen los documentos del Magisterio para la salvación de los no católicos es la ignorancia invencible, o sea, la ignorancia que permanece luego de haber hecho lo que razonablemente se le puede pedir a la persona que haga para conocer la verdad, y que por eso mismo es una ignorancia totalmente involuntaria.

Para que la ignorancia no sea invencible no hace falta el rechazo explícito de la fe católica, alcanza con la negligencia en buscar la verdad, o, lo que es más grave, la voluntad de no buscarla para no tener obligaciones.

Por supuesto que la sola ignorancia invencible no alcanza tampoco para la salvación si no va acompañada del esfuerzo por cumplir la ley moral natural siguiendo en todo el dictado de la conciencia.

Para el que es criado en la fe católica, además, eso no tiene nada de circunstancial, sino que es un gran don de Dios.

Saludos cordiales.
13/09/21 9:19 AM
  
Luis López
Cristo lo dejó muy claro: "Yo soy EL camino. Nadie va al Padre sino por mí". (Jn. 14, 2)

Y la Iglesia también lo afirmó desde el principio: "no se nos ha dado otro nombre que el de Jesús para salvarnos" (Hch. 4,12). Y por supuesto los numerosos concilios que han confirmado esta clarísima doctrina.

Por lo tanto, la conclusión es obvia: quien no cree que los judíos -y cualquier ser humano- se salva únicamente mediante la fe en Cristo, es porque no cree en Cristo. Y me da igual el cargo que ocupe en la jerarquía católica. Sencillamente no cree en Él porque no se toma en serio sus claras palabras.
13/09/21 9:47 AM
  
Jordi
La verdad es que no entiendo nada de esta polémica, lo único que estoy viendo es que existen en realidad dos tipos de iglesias absolutamente incompatibles la una con la otra: la primera la que podíamos decir la que sigue la doctrina clásica y tradicional, y la segunda la que sigue una especie de interpretación del Concilio Vaticano segundo. Una de las dos no es católica y evidentemente no lo es la última, por lo que para tener una relación sana y no psicopatológica de esquizofrenia moral y doctrinal, lo mejor es considerar como no católico al cardenal Koch.

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La Iglesia, como decimos en el Credo, es Una. Por eso no puede haber dos Iglesias, y por eso tampoco puede la Iglesia romperse, porque en entonces, o dejaría de existir, pero no, porque es también indefectible, o quedarían dos o más Iglesias, lo cual no es posible.

Lo que sí puede suceder y sucede es que están físicamente dentro de la Iglesia personas que en realidad no forman parte de la Iglesia, porque no tienen la fe católica.

Saludos cordiales.
13/09/21 4:11 PM
  
Juanjo
En 2015 se conmemoró el 50 aniversario de “Nostra aetate” y la correspondiente comisión del Vaticano, presidida por el cardenal Koch publicó un documento en el que se dice textualmente que la Iglesia Católica no promueve ni apoya ningún tipo de misión institucional específica dirigida a los judíos (cito de memoria); en la rueda de prensa se dijo que los católicos no deben pretender la conversión de los judíos (ya que sus autoridades lo ven como un acto de antisemitismo !?).

El tema es grave. Hay otros documentos vaticanos en la misma línea.

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Muchas veces en la historia la evangelización ha recibido valoraciones negativas de parte de los destinatarios, pero si ese fuese el criterio quedaría eliminada la universalidad de la misión de la Iglesia. La persecución es una consecuencia esperable de la predicación del Evangelio.

Saludos cordiales.
13/09/21 5:20 PM
  
Jorge Cantu
Los judíos creen encontrar en la Ley la salvación, están superados ya pero no se dan ni quieren darse cuenta, ellos no dan ningún crédito a Cristo, están como cegados al igual que los judíos de tiempos de Cristo y de San Pablo. Los católicos creemos que sólo hay salvación y redención en Cristo y en su Santo Sacrificio.

El problema aquí es que ellos quieran que aceptemos sus criterios de fe y que nosotros les concedamos cobardemente que así sea para complacerlos. Esto afecta un aspecto central de nuestra Fe aunque digamos que es la Ley es vigente "para ellos", con lo cual negamos que la Salvación en Cristo tiene vigencia universal.

Si el asunto fuera a la inversa, nosotros les reclamaríamos airadamente que alguien que iba pasando oyó al gran rabino de Jerusalén decir en la sinagoga o en una entrevista al diario X que sólo en la Ley mosaica está la salvación de Dios y nosotros nos escandalizáramos y les exigiéramos que corrigieran e hicieran una declaración y disculpa pública en la que aceptan que sólo en Cristo hay Salvación.

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Es evidente que nosotros tenemos derecho a creer lo que creemos por lo menos tanto como cualquier otro ser humano, y es evidente que cuando hay creencias distintas algunas partes de estas creencias son inaceptables para las otras. Eso no es "desprecio", sino el principio de no contradicción. Los paganos y politeístas también podrían poner el grito en el cielo por lo que dice el Antiguo Testamento acerca de sus creencias.

Saludos cordiales.
14/09/21 1:21 AM
  
PdB
Muy clara exposición de la larga Tradición Católica. Lamentablemente, parece que hay muchos sacerdotes, obispos y cardenales que han perdido la fe católica.

"Ay de los que busquen el aplauso del mundo..."
14/09/21 1:12 PM
  
Fred
Hoy en día la gente es capaz de decir cualquier barbaridad, con tal de ser políticamente correcto.
No se puede ser católico y pensar que otras religiones llevan a la salvación. Lo dice claramente el Evangelio.
Además es de lógica, si cualquier religión vale, entonces ¿para que se ha hecho hombre el Hijo de Dios?
14/09/21 5:01 PM
  
Carlos
Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y, sus ángeles [Mt. 25, 41], a no ser que antes de su muerte se uniere con ella;

Sería bueno dejar en claro que muchísimos hermanos separados no corren esta suerte por morir siendo evangélicos, judío, convencidos de su fe. Lo mismo otras almas grandes como Kierkegaard, Tagore, etc. El inmenso amor hacia Dios de estos que nombré y tantos otros que no murieron dentro de la Iglesia Católica no los hace automáticamente partícipes del fuego eterno.

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En algunos de los textos citados en el "post" aparece la referencia a la ignorancia invencible como un factor que hace posible la salvación de los que no están visiblemente unidos a la Iglesia Católica. Obviamente nosotros no somos los encargados de juzgar en qué casos se ha dado esa ignorancia invencible y en qué otros no.

Saludos cordiales.
14/09/21 11:05 PM
  
Javidaba
Ya desde su "monoteísmo" monolítico, el Judaísmo queda "hemipléjico" obligándose a creer que el Único Dios, el "Solo Dios" Eterno y Omnipotente, es:
- Eternamente Estéril.
- Eternamente Solitario.
- Omnipotente, tan solo en la Creación. En Sí mismo, y sobre Sí mismo, Absolutamente Impotente.
El anti "jesucristianismo" judaico, les obliga a negar en Dios:
- El Ser que Es Dueño y Señor de Sí, y empieza a Ser Omnipotente sobre Su mismo SER.
- En la Eternidad de Su Ser radica Omnipotente sobre la Esencia que Es. Y si esa Omnipotencia, no le permite sino permanecer Eternamente en Solitariedad Total y Absoluta, ¿qué Vida es la del Dios Vivo?, ¿Puro En-si-mismamiento en Eternal y Excluyente e Inamobible Estéril "YO" Infecundo?
- Dios Perfecto Eterno Solipsismo Puro y Absoluto ¿cómo pudo llegar al concepto de "alteridad" previo y necesario para pensar en la Creación?
- ¿Ab-erró Dios de Su Eternidad al pensar la temporalidad creada?
- Al "Dios Vivo" y "Soy el que Soy", ¿es legítimo atribuirle Omnisciente Soledad Viva, Omnipotente Impotencia Viva, Bondadosísima Esterilidad Viva, Verdaderísima Infecundidad Viva y todas ellas Eternas?
- La Vida íntima de Dios, ¿Eterno Erial?
- ¿Necesitó Dios la Creación para comenzar a ejercer Omnipotencia?, ¿Su Omnipotencia es eclusivamente "ad extra"?, ¿"ad intro" es Belda, Bien y Verdad Impotente?.
Si hacemos estas o parecidas preguntas desde la Verdad "Dios es Amor", los judíos han de creer de Dios: Eterno Amor Estéril, Todopoderoso Amor Eterno Infecundo. Solitaria Eternal Vida Amorosa.
Quién se pregona más Omnipotente, ¿Dios Omnipotente, o el judaísmo negando Omnipotencia Eterna a Dios sobre Su Propio Ser?
¿Deberá pedir Dios permiso a los judíos (y de paso a musulmanes) para Serse Omnipotente en el Eterno Ser que en Sí mismo Omnipotenció?

¿No será hora de que la Iglesia se tome en serio pensar, predicar y enseñar sobre el Misterio de la Santísima Trinidad?
No todos los dioses de todas las religiones son "El Mismo Dios Revelado".

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El monoteísmo, en cuanto tal, no puede ser sino "monolítico", porque Dios, o es solamente Uno, o no.

Es cierto que a la luz de la fe sabemos que Dios es necesariamente Trinidad y que si no es Trinidad no es Dios, pero eso no lo podemos saber sin la Revelación del Nuevo Testamento, y no se puede demostrar por la sola razón.

Por eso, es cierto que en la realidad de las cosas Dios no puede ser un Solitario, pero eso sólo puede saberlo el que profesa la fe cristiana.

No se puede demostrar racionalmente la Trinidad partiendo de que Dios es Amor, porque no necesariamente el amor es interpersonal, desde que existe un amor a sí mismo.

Máxime si pensamos que en Dios hay el Sumo Bien, la Inteligencia y la Voluntad infinitas, y que es totalmente lógico, entonces, que la Voluntad divina ame sin límites el Sumo Bien que es Dios mismo y que la Inteligencia divina le presenta con absoluta claridad y exactitud.

Sólo la Revelación del Nuevo Testamento nos dice que eso no es todo, sino que en concreto el Amor divino incluye el Amor interpersonal entre el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.

En el Antiguo Testamento, por otra parte, no se niega la Trinidad, de lo contrario no podría ser Palabra de Dios.

La Omnipotencia divina, efectivamente, se ejerce solamente "ad extra", es decir, en relación con las creaturas. Lo que Dios es en sí mismo no depende de la Voluntad ni del Poder divinos, sino de la misma Esencia o Naturaleza divina, que es Necesaria e Inmutable.

Es decir, Dios no es Trinidad porque así lo haya decidido, sino porque eso resulta necesariamente (lo sabemos sólo por la fe, recordar) del hecho de ser Dios.

Esto es así, porque Dios es el Ser Necesario, que no puede no ser, y por tanto, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siendo Dios, son también Necesarios: no pueden no ser. Si el Hijo o el Espíritu Santo dependiesen para su existencia de una libre decisión del Padre, por ejemplo, serían entes contingentes, y no serían, por tanto, Dios.

La Iglesia se toma en serio la Trinidad y la predica desde su "nacimiento oficial" en aquel día de Pentecostés. Igualmente se toma en serio y predica la Unidad de Dios. En el triteísmo se conserva el número tres, pero se pierde a Dios.

Saludos cordiales.
22/09/21 9:50 AM
  
Néstor
Respondo solamente a algunos párrafos de un largo comentario de Javidaba:

"Pero sí se puede “mostrar” que el Amor intrapersonal a sí mismo, y absolutamente excluyente de toda íntima fecundidad en el (supuesto) Ser Perfectísimamente Eterno, en que creen judíos, musulmanes, testigos de Jehová, unicitarios, etc., excluiría absolutamente en Dios, la “necesaria idea”, el “necesario concepto” de “alteridad”, previo a cualquier Creación “ad extra”: ¿Cómo el Absoluto Perfectísimo Amor Omnisciente de Sí en Eternidad, iba a pensar en algo inexistente, temporal, distinto e inferior a Sí mismo? El “hecho” de la Creación, pre-supone en Dios un anterior concepto de “alteridad” increada en Sí."

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Pero entonces se podría demostrar la pluralidad de Personas en Dios partiendo del hecho de que el universo creado por Dios existe, pues de otro modo, según ese razonamiento, sería imposible su existencia. En realidad, por el solo hecho de conocer perfectamente su Esencia, Dios conoce todo lo que puede crear, el conocimiento de las infinitas creaturas posibles es parte necesaria del perfecto conocimiento de la Esencia divina y de su poder creador.

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"Dios se da Su Ser a Sí mismo. Es Dueño y Señor de Sí."

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La autocausación es imposible, porque es contradictoria. Para darse el ser, hay que ser, o no ser. Si se es, no es posible darse el ser que ya se tiene. Si no se es, es claro que tampoco se puede dar el ser a nada en general ni a uno mismo en particular.

Si Dios se da el ser a Sí mismo, Dios se crea, y si Dios se crea, es creatura, no es Dios.

Si Dios es Señor de Sí, entonces también es siervo y súbdito suyo. Pero Dios no es siervo, ni súbdito, de nadie.

Es de fe que el Padre engendra al Hijo, y que el Padre y el Hijo "espiran" al Espíritu Santo. Pero eso ocurre eternamente, sin antes ni después temporal, y no son actos en los que el Padre se dé el ser a Sí mismo, o la Esencia divina se de el ser a sí misma, sino que son actos en los que el Padre comunica al Hijo la Esencia divina, y ambos se la comunican al Espíritu Santo.

Esa comunicación no es una creación, precisamente porque es comunicación de la misma y única Esencia divina, y no participación finita en la misma. Es la misma y única Esencia divina concreta, numéricamente una, la que es poseída por el Padre sin recibirla de nadie (tampoco de Sí mismo), y por el Hijo, en tanto que recibida del Padre, y por el Espíritu Santo, en tanto que recibida del Padre y del Hijo. Y eso es lo único que distingue realmente entre sí a las Personas divinas, que en todo lo demás se identifican realmente.

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– “Es decir, Dios no es Trinidad porque así lo haya decidido, sino porque eso resulta necesariamente (lo sabemos sólo por la fe, recordar) del hecho de ser Dios.”
Creo que entiendo perfectamente lo que Ud. quiere expresar rectamente, pero, tal como ha formulado la frase, ¿no será posible algún resquicio por el que interpretarla como un “fatalismo” al que se vio obligado el Ser Divino?

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No hay "obligación" ni "fatalismo", porque las Tres Personas se identifican real y totalmente con la única Esencia divina, y por tanto, esa necesidad absoluta con la que son las Tres Personas divinas que son no es algo que les venga impuesto desde fuera, sino que es su misma identidad fundamental.

Nadie en general decide sobre su propia naturaleza, porque para eso ya habría que tener una naturaleza capaz de decidir.

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--”Esto es así, porque Dios es el Ser Necesario, que no puede no ser, y por tanto, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siendo Dios, son también Necesarios: no pueden no ser. Si el Hijo o el Espíritu Santo dependiesen para su existencia de una libre decisión del Padre, por ejemplo, serían entes contingentes, y no serían, por tanto, Dios.”
Entiendo que la palabra “necesario” introducida en las procesiones intratrinitarias, queda superada si percibimos al Inteligente Amor Oblativo Intratrinitario donándose en Comunidad Trinitaria Eternal Libre y Perfecta.

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La única forma de superar la palabra "necesario" es pasando a la palabra "contingente". Lo que no puede ser es lo imposible, lo que puede ser, o puede también no ser, y es contingente, o no puede no ser, y es necesario. No hay otra posibilidad. Y decir que el Hijo y el Espíritu Santo son contingentes, es negar su Divinidad.

La fe cristiana supera la razón, pero no va nunca contra la razón, y por eso no puede incluir nada que sea contradictorio. Como dice Santo Tomás de Aquino, la Omnipotencia divina es la capacidad de hacer todo aquello que no implica contradicción.

Saludos cordiales.
26/09/21 1:25 AM

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