21.04.11

Miserere Alistano. Semana Santa Zamora

Miserere Alistano culminando la noche del Miércoles Santo de Zamora. Hermandad de Penitencia “Capas pardas” del año 2000 en San Claudio de Olivares.

I
Ten mi Dios, mi bien, mi amor
Misericordia de mí,
Ya me ves postrado aquí,
Con penitente dolor:
Ponga fin a tu rigor
Una constante concordia,
Acábase la discordia,
Que causó el yerro común,
Y perdoname según,
Tu grande misericordia.

II
Y según la multitud
De tus dulces y adorables
Misericordias amables,
Sácame de esclavitud.
Ya me ofrezco a la virtud,
Y protesto a tu bondad,
Que con letras de verdad,
Caracteres de mi fe,
Yo tu amor escribiré,
Borra tú mi iniquidad.

III
Lávame más, buen Señor,
De mi iniquidad, porque
Aun lavado, yo no sé
que me asalta de temor,
Fuentes de mi Salvador,
Que habéis al mundo regado,
A mi corazón manchado,
Lavad en vuestras corrientes,
Y tú dueño de estas fuentes
Limpiame de mi pecado.

IV
Porque yo en mi desvario
Conozco mi iniquidad
Conozco que mi maldad
Atropelló a mi albedrio:
Que fue doble el yerro mio
Mire, ví, quise, caí
Fui sangriento, le ofendí
No puedo ocultarlo ya.
Conozco que siempre está
Mi pecado contra mí.

V
A ti sólo te ofendi,
Hice delante de ti,
El mal con que te agravié:
Lo confieso para que,
O bien me castigares,
O bien si me perdonares,
Te justifiques Señor,
En tus palabras de amor,
Y venzas cuando juzgares.

VI
Ya ves que en iniquidades
Fui concebido, Señor
¿Qué quieres de un pecador
Que se concibio en maldades?
Merezca ya tus piedades
Quien en culpa se formó;
Si esta hechura se quebró:
templa tus ojos airados,
Pues en males y en pecados
Mi madre que concibió

VII
Ya ves, ¡oh Dios de mis cultos,
Pues amaste la verdad,
Con cuanta sinceridad
Te confieso mis insultos
Tú los inciertos y ocultos
Arcanos que has reservado,
Allá en el seno sagrado,
De tu alta sabiduría,
Ciertos, claros como el dia
Me los has manifestado.

VIII
Me rociarás ¡oh! Bondad,
Con hisopos de tu sangre,
Hasta que en fin se desangre,
La vena de mi maldad.
Me limpiaré, y tu piedad,
Si sobre mí se conmueve,
Y el sacro rocío llueve,
Me lacarás y seré,
Puro, limpio quedaré,
Y blanco más que la nieve.

IX
A mi oido le darás
Un gran gozo y alegria,
Cuando oiga anunciar el dia,
En que me perdonaras,
Mis entrañas llenarás
De placer, escucharán
Tu voz y te cantaran
Himnos a ti consagrados,
Y mis huesos humillados
De contento saltarán.

X
Aparta tu rostro ya
De mis pecados y mira,
Que tu dulce vida expira
Por mi, que por mi se da,
Tu sangre pidiendo está,
El perdón de mis maldades,
Y para que a tus piedades,
Veloz mi espíritu harás,
Destruye, consume y borra
Todas mis iniquidades.

XI
Un corazón limpio haría,
!oh Dios! En mi pecho ímpuro,
Rompe este corazón duro,
Derrite esta nieve fria.
¡Ah! engañosa pasión mia,
¡cuán blancamente me engañas!
Tú Señor, que a nadie engañas,
Dame un casto y dulce acento,
Y un noble espirítu recto,
Renueva tú en mis entrañas.

XII
No me arrojes enojado
De tu presencia, Señor
Que esta hechura, tu dolor
Y tu sangre te ha costado.
Perdí a Dios, dejé a mi amado,
Y pues que yo te perdí,
Deja que se anegue aquí,
Mi culpa en un mar de llanto,
Más a tu espiritu santo,
No lo retires de mí.

XIII
Vuélveme ya la alegría
De tu salud que he perdido,
Y volvera a su camino,
Y placer, el alma mia,
Venga ya el alegre dia,
Que ponga fin a mi mal,
Y con la gracia final,
Confirmarme en tu afición
Con un noble corazón,
Y espiritu principal.

XIV
Yo mismo, enseñaré
A los malos tus caminos
De sus torpes desatinos,
Señor los apartaré:
Yo con tu luz guiaré
A los tristes hijos de Adán,
Ya que tan ciegos están
En los locos desvaríos,
De su error, y los limpios
A ti se convertirán

XV
Líbrame de sangre ajena,
¡oh Dios de mi salud!,
Yerros de mi juventud
Me han labrado esta cadena,
Cautivo el corazón pena,
Gime, llora y llorará:
Y el mundo todo sabrá
Que el mar de mis culpas mengua
Con lágrimas y mi lengua
Tu justicia cantará.

XVI
Señor abrirás mis labios,
Publicaran tus grandezas,
Y te volvere en finezas,
Cuanto te quite en agravios
Si para tus desagravios
Das aliento a mi esperanza,
Te entregaré sin tardanza,
Este corazón de roca,
Y agradecida mi boca,
Anunciará tu alabanza.

XVII
Por que si el hubiera querido,
Sacrificio ensangrentado,
Cierto que lo hubiera dado,
Para aplicarte ofendido,
Pero estoy bien advertido
Que el corazón miras más,
Y pues lágrimas me dás,
Lloro mis dias infaustos,
Buen Dios, que en los holocaustos,
Tú no te deleitarás

XVIII
Sacrificio es para Dios,
Un espiritu rendido.
Atribulado afligido,
Partido de pena en dos:
Confiado llego a Vos,
Resuelto a no pecar más,
Que un corazon que verás,
Ya contrito y humillado
Arrepentido enmendado
Mi Dios, no despreciaras.

XIX
Con benigna compasión,
Señor con dulce piedad,
Con tu buena voluntad,
Trata a la amada Sion:
Benigno tu corazón,
Acabe de hacer también
Que no tarde más mi bien,
Que se enjuaguen ya mis llantos,
Que se edifiquen los santos
Muros de Jerusalen

XX
Entonces aceptaras
De justicia el sacrificio,
Las oblaciones propicios,
Y los holocaustos más,
Entonces recogera
De montes, valles y cerros
Victimas que por sus yerros
Penitentes gemiran;
Entonces, Señor pondrán,
Sobre tu altar los becerrros.

17.04.11

10.04.11

Vexilla Regis

El himno Vexilla Regis fue compuesto en el año 569 por San Venancio Fortunato, junto con el Pange Lingua, a petición de Santa Radegunda para la recepción solemne de las reliquias de la Vera Cruz enviadas por el rey Justino II desde Bizancio.
El poeta exalta a la Cruz como bandera (vexilla) cristiana, con la que Cristo venció a Satanás, al pecado y al mundo. La Iglesia canta el himno Vexilla Regis durante el tiempo de la Pasión y en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

3.04.11