Los católicos ante la democracia y un texto de Hugo Wast
Se acercan las elecciones en nuestro país y en tiempos como éstos, todo es tributo para la sacrosanta democracia; tanto que, no adherir al dogma liberal del sufragio universal o a la soberanía popular como si fuese palabra de Dios, lo pone a uno en el piquete de la inquisición progre mientras que, adherir a una leve participación, en la guillotina de los ortodoxómetras.
Pues acá estamos: no creemos en el fetiche de las masas. Nos han criado para que no digamos que el estiércol es rico a pesar de que millones lo deglutan. Pero una cosa es la cosmovisión democrática y otra la forma de elección; una absolutamente inaceptable y, otra que, por vía de excepción y gracias a la ironía de Dios, cada tanto permite que un católico haga algo bueno a pesar de todo.