¿Es lícito luchar por Cristo? (1 de 3)
Suele haber entre los cristianos un cierto complejo cuando se oye hablar de la “guerra por Cristo” o de “dar la sangre por defender la Fe”. El enemigo de la Iglesia Católica ha venido repitiendo hasta el cansancio que “el valor supremo es la Paz” y que nada puede oponérsele, sea cual fuere el motivo de la contienda.
Dicha posición ha sido calificada como la “herejía” del “irenismo” (de eirene, en griego, “paz”); en resumen, esta postura dice que siempre hay que aguantar cualquier tipo de agresión, tanto a uno mismo como a un tercero y jamás responder con violencia.
Pero esto no ha sido así siempre y si algo fue verdad antes, también puede serlo ahora. La Iglesia no nació ayer y el problema de la guerra ha existido desde la creación del mundo; en el ámbito de la teología se denomina con las palabras de “guerra justa” al modo de oponer, contra malicia, milicia…, máxime cuando se trata de defender lo propio o lo de un tercero.
Ya la Sagrada Escritura tiene innumerables testimonios del uso de la violencia ordenadamente. El mismo Señor, en un pasaje que los pacifistas prefieren olvidar, tomó unas cuerdas y haciendo un látigo expulsó a los mercaderes del Templo en razón del celo que le causaban las cosas de Su Padre (Jn 2,15).
Pero ya desde san Agustín y san Ambrosio, dos santos padres de la Iglesia (siglos IV y V), se fue gestando la sana doctrina del uso de la violencia como parte de la virtud cardinal de la fortaleza. El cristiano amará la paz, pero conocerá que muchas veces es necesario alcanzarla y sostenerla por vía del combate.
Como bien señala san Isidoro, “ninguna guerra puede ser justa, a no ser por causa de vindicta o para rechazar al enemigo” (Etimología, XX), pero en esos casos la acción punitiva será un recurso honesto. Y de tanta honestidad que, al decir de Nicolás I, estando en juego las leyes de Dios, la defensa propia, “la de la patria y la de las normas ancestrales”, ni siquiera la Cuaresma podría suspenderla o postergarla (Responsa Nicolai ad consulta Bulgarorum, 46). Defender a Dios y a la Patria son obligaciones tan graves para el cristiano, que por cumplirlas debe estar dispuesto a armarse “en la milicia temporal”, con una conducta tal –dice Radero– “que no pierda en modo alguno el alma que vive para siempre” (Praeloquiorum Libri sex, 1,11). Opiniones firmes y unívocas que de un modo u otro reiteraron Pedro Damián o el Obispo Rufino, san Anselmo de Canterbury, Yves de Chartres, Abelardo o Alejandro II, entre otros.
En el esplendor del siglo XIII, sus sabios y sus santos volvieron a reiterar la doctrina de siempre: Raimundo de Peñafort en la Summa de Paenitentia, Enrique de Susa en su Summa Áurea, Alejandro de Hales en De lege punitionis, y el gran san Buenaventura quien comentando el Evangelio de san Lucas, dirá rotundamente que “hay causa conveniente (de guerra lícita) cuando se trata de la tutela de la patria, de la paz o de la fe” (Commentarium in Evangelium Lucas, III, 34). El mismo santo Tomás de Aquino trató el tema profusamente en varias de sus obras teológicas justificando e incluso compeliendo a la guerra cuando se trata de salvaguardar un derecho. Otro tanto se encontrará en los tratadistas de las centurias posteriores, autores de grandes Summas orientadoras, como la Astesana, la Pisana o la Angélica, hasta que en la España del siglo XVI brillan las cumbres de la teología abocadas a tan candente problema. Los nombres de Vitoria, Cayetano, Martín de Azpilcueta, Domingo de Soto o Melchor Cano no necesitan presentación ni comentario, aunque el especialista pudiera –con todo derecho– señalarnos otros tantos como los de Alfonso de Castro, Diego de Covarrubias, Domingo Báñez, Luis de Molina o Francisco Suárez. Los argumentos fluyen y discurren apasionadamente, ora en contradicción, ora en concordia, ricos en casos, ejemplos, situaciones y condiciones, pero ninguno de ellos cree que el católico deba claudicar pasivamente en la defensa de sus principios.
Más próximo a nosotros, el Papa Pío IX, condenó en el Syllabus los enunciados pacifistas, y el mismo Benedicto XV –a quien le tocó regir la Iglesia durante la Primera Guerra Mundial– distinguió entre los horrores de la contienda, la conveniencia de una verdadera paz y la doctrina moral tradicional que justifica determinadas luchas. Pío XI, como bien se sabe, apoyó y bendijo sin reservas la Cruzada Española de 1936 y la noble resistencia cristera de los católicos mexicanos (1926-1929), en documentos tan límpidos como emocionantes y aleccionadores, siendo su sucesor Pío XII quien nos ha legado quizás, entre los pontífices modernos, las más elaboradas razones sobre la paz y la guerra, las armas y la justicia, y el deber cristiano de hacer frente a la iniquidad. No la inmoralidad de la guerra de agresión, enseña Pío XII, no el armamentismo provocador y amenazante ni la “monstruosa crueldad de las armas modernas”, pero tampoco la tibieza, la pusilanimidad y la paz a todo precio. Siempre será “moralmente lícito o incluso, en algunas circunstancias concretas, obligatorio, rechazar con la fuerza al agresor… Un pueblo amenazado y víctima de una injusta agresión, si quiere pensar y obrar cristianamente, no puede permanecer en una indiferencia pasiva… y si no quiere dejar las manos libres a los criminales internacionales, no le queda otro remedio que prepararse para el día en que tendrá que defenderse”[2].
Por último, no podemos dejar de citar las palabras del recientemente beatificado Juan Pablo II cuando visitó su Polonia natal y recordó la gran gesta polaca:
Ser cristiano quiere decir vigilar, como vigila el soldado durante la guardia… !Vigilar significa custodiar un gran bien… significa percibir agudamente los valores que existen en la vida de cada hombre por el simple hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios y haber sido redimido con la sangre de Cristo. Vigilar quiere decir recordar todo esto… Hay pues que vigilar y cuidar con gran celo… No puede permitirse que se pierda nada de lo que es cristiano sobre esta tierra[3].
Más aun:
La lucha es, con frecuencia, una necesidad moral, un deber. Manifiesta la fuerza del carácter, puede hacer florecer un heroísmo auténtico. ‘La vida del hombre en esta tierra es un combate’, dice el Libro de Job; el hombre tiene que enfrentarse con el mal y luchar por el Bien todos los días. El verdadero bien moral no es fácil, hay que conquistarlo sin cesar, en uno mismo, en los demás, en la vida social e internacional[4].
Como vemos, el luchar cuando hay que hacerlo, no solo es un derecho en el cristiano sino, en algunos casos, hasta un deber.
Que no te la cuenten…
[1] Para esta parte seguimos a Antonio Caponnetto, El deber cristiano de la lucha, Scholastica, Buenos Aires 1992, 318-322.
[2] Pío XII, Mensajes de Navidad, (1945) y siguientes.
[3] Cfr. Juan Pablo II, Peregrinación Apostólica a Polonia, BAC, Madrid 1979, 136-137.
[4] Palabras de Juan Pablo II a André Frossard. Cfr. André Frossard, No tengáis miedo. Diálogo con Juan Pablo II, Plaza y Janes, Barcelona 1982, 220.
52 comentarios
Por tanto el otro es una parcela de Cristo, aunque aún no lo conozca, pero si, Cristo lo conoce a él, además la vida es sagrada es el don precioso dado a cada persona. Estamos en una naturaleza caida no amamos al otro lo vemos como enemigo y entonces cabe preguntarse ¿qué egoismo está actuando en nosotros? que ego particular es el de cada uno que rechaza a su hermano y Cristo murió por todos .
La verdadera lucha está entre el Summo Bien -Dios en su infinita Misericordia- y la pequeñez de cada criatura que tiende al mal o es débil, o egocéntrica, incapaz de abrirse al otro que también sufre, se necesita un esfuerzo para vencer al enemigo dentro de nosotros hasta alcanzar la paz que une todas las fronteras y ese es Dios, la criatura alcanza estados mas humanos y perfectos venciéndose a sí misma .
La guerra no es contra el otro, sino ayudando al otro, eso es ser cristiano, ahora bien si lo analizamos desde la fria razón siempre estará me conviene o no, me fastidia,lo rechazo etc pero así no descubriremos las causas del mal y que Cristo nos salva, por eso la importancia de la oración pidiendo nuestra constante conversión a Él, sin eso no se avanzará en la vida eterna. A eso estamos llamados y eso es ser soldado de Cristo a incorporar la vida espiritual en nosotros ,a ser mas conscientes cada día y a llevar la Buena Nueva del Evangelio . Desde las naciones laicas es necesario normas para el respeto y convivencia de todos.
El cristiano no puede ser indiferente a la problemática del mundo pues Dios ama a todos es actuar con Amor ,es el arma más poderosa, asociándose para educar en valores, en fe en responsabilidad en esperanza de un mundo mejor para cada persona y éstas en el grupo social Es la lucha social presentando el bien común contra tantas injusticias.
¿En qué versículos del Nuevo Testamento nos podemos basar para defender la postura de la lucha, de la guerra justa? El pasaje de Jesús expulsando a los negociantes del templo no basta: no dió con el látigo a nadie, sólo derribó las mesas. En la lucha sí se agrede a personas.
Los primeros cristianos en Roma que fueron perseguidos ¿lucharon?
Complicado lo tenemos.
Creo que hay que discernir,sobre todo,nuestras intenciones y actuar en la mansedumbre y en la humildad,para que la Luz intrinseca de la virtud a la que Cristo nos llamo a imitar,Dios mediante,llame a la conciencia del que nos insulta y la despierte del tenebroso sueño del pecado.
Sabemos que Cristo todo y por todos lo hacia en el Amor ,hasta de los que se le oponian ,y nada hacia en las bajas pasiones,frutos del ego,que se oponen a todo lo que no sea yo.
La Paz de Cristo .
La lucha,con los enemigos de adentro,para hacer mejores a los de afuera.
Mt 10,34
Lc 22,36
Lc 14,3l
Mt 8,10-13
Lc 3,14
Hch 10,112
Hch 11,34
Mt, 22,21
Mc 12,17
Lc 20,24
Rm 13,4
A servir.
Pero ahora tengo otro ánimo: ayer el Papa le dió un "puñetazo" simbólico al pacifismo y a la "divina" (para los liberales) Libertad de Expresión. Y hoy leo este artículo que está para el bronce.
Hay que combatir el pacifismo, porque es una herejía llamada "irenismo" -como usted bien señala-, y porque se nos ha colado demasiado, entonces hay que hacer el esfuerzo de extirparla.
Como todas las herejías, por supuesto.
Gracias de verdad!
"Padre misericordioso, la víspera de su pasión tu Hijo oró por la unidad de los que creen en él: ellos, sin embargo, en contra de su voluntad, se han enfrentado y dividido, se han condenado y combatido recíprocamente. Imploramos ardientemente tu perdón y te pedimos el don de un corazón penitente, para que todos los cristianos, reconciliados contigo y entre sí en un solo cuerpo y un solo espíritu, puedan revivir la experiencia gozosa de la plena comunión.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
R. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison."
San Juan Pablo II.
"Señor, Dios de todos los hombres, en algunas épocas de la historia los cristianos a veces han transigido con métodos de intolerancia y no han seguido el gran mandamiento del amor, desfigurando así el rostro de la Iglesia, tu Esposa. Ten misericordia de tus hijos pecadores y acepta nuestro propósito de buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad, conscientes de que la verdad sólo se impone con la fuerza de la verdad misma. Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
R. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison."
San Juan Pablo II
Muchas veces, sin embargo, los cristianos han desmentido el Evangelio y, cediendo a la lógica de la fuerza, han violado los derechos de etnias y pueblos, despreciando sus culturas y tradiciones religiosas: muéstrate paciente y misericordioso con nosotros y perdónanos.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amen.
R.. Kyrie, eleison; Kyrie, eleison; Kyrie, eleison."
San Juan Pablo II
Benedicto XVI.
Benedicto XVI
Papa Francisco.
"El fundamentalismo es violencia en nombre de Dios"
Papa Francisco.
Es la doctrina tradicional de la Iglesia Católica.
La canonización de Santos que por voluntad de Dios providente hubieron de ser guerreros, como San Luis de Francia o San Fernando de Castilla, nos confirma en esa fe.
Una fe que hoy es ampliamente negada por el pacifismo buenista de muchos católicos modernistas (católicos modernistas = círculos cuadrados), a los que la Doctrina de la Iglesia Católica les trae absolutamente sin cuidado. Prefieren, estiman más, su propio juicio.
Si su pensamiento absurdo hubiera prevalecido, los cientos de miles de iglesias que hay en Europa, por ejemplo, serían hoy mezquitas. Y en América hispana igual. No habría llegado allí el Evangelio, sino el Islam.
" Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas y desenvainar las espadas y poner a riesgo sus personas, vidas y haciendas: la primera, por defender la fe católica; la segunda, por defender su vida, que es de ley natural y divina; la tercera, en defensa de su honra, de su familia y hacienda; la cuarta, en servicio de su rey en la guerra justa; y si le quisiéremos añadir la quinta, que se puede contar por segunda, es en defensa de su patria"
(Don Quijote de la Mancha, II,27)
Autoridad que lógicamente debe ejercerse contra el enemigo de la paz interior o el exterior, usando si es necesario la violencia, y para ello -como nos recuerda San Pablo- "la autoridad (...) no en vano lleva espada; pues es un servidor de Dios para hacer justicia y castigar al que obra mal" (Rm. 13,4)
Gracias por hacernos partícipes de su punto de vista personal. Hoy he aprendido uno nuevo.
P. Iraburu:
Muchas gracias por recordarnos el pensamiento de la Iglesia Católica al respecto.
El irenismo se está difundiendo no sólo dentro de la Iglesia sino especialmente en la sociedad civil argentina, de una manera tan pavorosa que afecta gravemente a los cuerpos de seguridad: policía y ejército.
En nuestras FFAA ya no hay "hipótesis de conflicto", sino que sus actividades se limitan a coordinar "misiones de paz" con las Naciones Unidas. Si quienes deben defendernos responden a esa doctrina suicida, cuando la Patria se vea agredida la vamos a tener que salir a defender los vecinos con hondas y con cuchillos.
En nuestras Policías y FFSS es dogma asumido que responder a la agresión de un delicuente de manera proporcionada te acarrea juicio por "gatillo fácil", cuando no por lesos Derechos Humanos.
¡Es surrealista.! Pero es ABSOLUTAMENTE REAL esto que comento.
Este irenismo es asesino, porque la inseguridad se ha disparado y los homicidios, que ahora se hacen a plena luz del día, no paran de aumentar.
Quienes inculcan obsesivamente ese pacifismo fanático y demencial en la población son los Medios, que están controlados por muy pocas personas o empresas.
No se moleste más; resulta que Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco son católicos buenistas a los que la Doctrina de la Iglesia Católica les trae al pairo y prefieren su pensamiento absurdo se supone que producto de la locura new age filobudista. Pues nada, resuciten el espíritu de San Luis o de San Fernando. ¡Ale, a matar herejes en nombre de la fe!.
Y es que entre el irenismo, el liberalismo, el modernismo, el laicismo furibundo y la masonería, estoy que no me llega la camisa al cuello...¡Ah, se me olvidaba, y los pediatras cantamañanas siervos de Satanás!.
Nadie duda de que de no haber existido Lepanto, el turco musulmán no habría respetado nuestras creencias y habría acabado con todo lo cristiano, y de tener demografía suficiente nos habría reemplazado aniquilándonos uno a uno a los católicos.
San Juan Pablo II
"El que a hierro mata a hierro muere"
"Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra...
Bienaventurados los que trabajan por La Paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios"
Nuestro Señor Jesucristo.
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Antonio1: gracias por sus comentarios. Yo los publico igual aunque creo que en las próximas entradas tendrá respuesta a varios de sus interrogantes o planteos. Dios lo guarde. P. Javier
"Al antitestimonio de la división entre los cristianos hay que añadir el de las ocasiones en que durante el pasado milenio se han utilizado medios dudosos para conseguir fines buenos, como la predicación del Evangelio y la defensa de la unidad de la fe: «Otro capítulo doloroso sobre el que los hijos de la Iglesia deben volver con ánimo abierto al arrepentimiento está constituido por la aquiescencia manifestada, especialmente en algunos siglos, con métodos de intolerancia y hasta de violencia en el servicio a la verdad» 78. Se refiere con ello a las formas de evangelización que han empleado instrumentos impropios para anunciar la verdad revelada o no han realizado un discernimiento evangélico adecuado a los valores culturales de los pueblos o no han respetado las conciencias de las personas a las que se presentaba la fe, e igualmente a las formas de violencia ejercidas en la represión y corrección de los errores.
Una atención análoga hay que prestar a las posibles omisiones de que se hayan hecho responsables los hijos de la Iglesia, en las más diversas situaciones de la historia, respecto a la denuncia de injusticias y de violencias: «Está también la falta de discernimiento de no pocos cristianos respecto a situaciones de violación de los derechos humanos fundamentales. La petición de perdón vale por todo aquello que se ha omitido o callado a causa de la debilidad o de una valoración equivocada, por lo que se ha hecho o dicho de modo indeciso o poco idóneo» 79.
Como siempre, resulta decisivo establecer la verdad histórica mediante la investigación histórico-crítica. Una vez establecidos los hechos, será necesario evaluar su valor espiritual y moral e igualmente su significado objetivo. Solamente así será posible evitar cualquier tipo de memoria mítica y acceder a una adecuada memoria crítica, capaz, a la luz de la fe, de producir frutos de conversión y de renovación: «De aquellos rasgos dolorosos del pasado emerge una lección para el futuro, que debe empujar a todo cristiano a afianzarse en el principio áureo fijado por el Concilio: “La verdad no se impone más que por la fuerza de la verdad misma, que penetra en las mentes de modo suave y a la vez con vigor”» 80.
Texto de l comisión Teológica Internacional, redactado bajo la dirección del entonces cardenal Ratzinger con el estímulo y aprobación de san Juan Pablo II.
Ud. "secciona" del Magisterio de los tres Pontifices citados, el Magisterio de, por ejemplo, el Catecismo de la Iglesia, que establece la idoneidad de la guerra justa. Como seccionador, ud. es sectario.
Este es un problema, desde luego, pero en cualquier caso no es sencillo como algunos pretenden probar inundándonos con citas.
Yo, particularmente, no he llegado a conclusión alguna sobre el asunto pero si algún cristiano le pegara con un mazo en la cabeza a los de Boko Haram tampoco me considero capaz de juzgarle.
Los de la revista Charlie Hebdo no utilizaban la violencia física pero sus blasfemias-además de ellos mismos-las están pagando gente que jamás oyó hablar de esa revista ni saben por qué los matan. A mi me parece que la responsabilidad de nuestros actos no acaba en la guerra ni en la violencia física sino que va mucho más allá. Hay una responsabilidad por hacer una sociedad inaguantable a base de presionar a la gente para que se traguen la bilis sin responder.
Como maestra he visto a niños crueles vertiendo en los oídos de otros todo tipo de insultos sin que aquellos se puedan defender porque es su palabra contra la del otro. El resultado es la indefensión total. Los niños de ese tipo son mucho más retorcidos y crueles que los que tienen la costumbre de pelearse entre si. Y toda la literatura infantil, tipo Tom Sawyer, va en ese sentido.
Los niños repelentes nunca son como Tom Sawyer, que se peleaba a menudo, sino como su primo. Los seres más abyectos son los que envían anónimos, esparcen bulos, meten cizaña...pero nunca pegan.
Así ha sido-me contestó.
Pregunté al supuesto violento por qué había hecho eso. El pobre tímido tragó saliva y me dijo:
-Cada vez que viene a mi rincón, donde están las pinturas, se acerca e insulta a mi familia, bajito, para que tú no le oigas.
-¡Mentira!-gritaba el primero-Nadie me ha oído pero toda la clase ha visto como me pegabas un tortazo.
-Te equivocas-le respondí yo- es cierto que yo no sé si tú molestabas a tú compañero, pero también es cierto que tampoco he visto cómo te pegaba él porque tenía la cabeza en los trabajos que corregía y en los niños que estaba atendiendo.
-Pero, ¡tengo testigos del tortazo!-protestó
Es posible-le dije-pero yo soy el árbitro de este partido y los árbitros no preguntan al público antes de tocar el pito. Por lo tanto, cada cual a su sitio.
El repelente pretendía que sus insultos fueran premiados con mi castigo, como si la psicología no valiera para nada: insulta al niño de manera que no lo pueda probar, le saca de quicio para que se comporte de forma violenta, ya que verbalmente era menos atrevido que él, y luego pretende que yo lo castigue para redondear su hazaña.
Se puede ser muy malo sin pegar a nadie, pero muy malo.
1º.- El deber de proteger la propia vida, si la agresión la pone en peligro, ya que el cristiano no es un suicida y tiene el deber de luchar por la vida que Dios le ha dado.
2º.-El deber de alguien que está a cargo de otros (unos padres por ejemplo) de proteger a sus hijos (incluso si fuese necesario usando la violencia)
3º.-El deber de los gobernantes de proteger a sus ciudadanos ante una agresión injusta, con la espada si fuese necesario.
¡Vaya plaga! (la herejía)
Es fundamental estudiar bien lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica. Por supuesto que contempla la legítima defensa de acuerdo con la doctrina de la Iglesia, como no podría ser de otra forma: es decir, en los supuestos ciertamente limitados y con los requisitos necesarios. Negar esto sería además de anticatólico irresponsable. Siempre con la doctrina de la Iglesia y de los papas. Hasta ahora me había limitado a citarlos a ellos y al Evangelio.
El catecismo también señala lo siguiente;
2298 En tiempos pasados, se recurrió de modo ordinario a prácticas crueles por parte de autoridades legítimas para mantener la ley y el orden, con frecuencia sin protesta de los pastores de la Iglesia, que incluso adoptaron, en sus propios tribunales las prescripciones del derecho romano sobre la tortura. Junto a estos hechos lamentables, la Iglesia ha enseñado siempre el deber de clemencia y misericordia; prohibió a los clérigos derramar sangre. En tiempos recientes se ha hecho evidente que estas prácticas crueles no eran ni necesarias para el orden público ni conformes a los derechos legítimos de la persona humana. Al contrario, estas prácticas conducen a las peores degradaciones. Es preciso esforzarse por su abolición, y orar por las víctimas y sus verdugos.
2306 Los que renuncian a la acción violenta y sangrienta y recurren para la defensa de los derechos del hombre a medios que están al alcance de los más débiles, dan testimonio de caridad evangélica, siempre que esto se haga sin lesionar los derechos y obligaciones de los otros hombres y de las sociedades. Atestiguan legítimamente la gravedad de los riesgos físicos y morales del recurso a la violencia con sus ruinas y sus muertes (cf GS 78).
-Por otro lado el portavoz del Vaticano ha explicado cómo deben interpretarse las palabras del papa sobre el puñetazo. Interpretarlas de otro modo sería injusto y tendencioso; sobre todo cuando el mismo papa rechaza en la misma conversación rotundamente la violencia en nombre de la religión.
Si para usted es herético citar a los papas, a Cristo, al Catecismo y reconocer expresamente el valor de la doctrina católica sobre la legítima defensa, tiene usted un problema.
Algunos confunden mundanas ideologías nacionalistas con la doctrina católica.
¿No hacia esto cuando me encontraba en el estado del hoimbre natural-carnal? ,¿para que entonces el Espiritu Santo, sino para negar y llevar a la cruz mis bajas pasiones?. Si con el Espiritu Santo sigo reacionando a las ofensas de la misma manera ,quizas no tenga el Espiritu de Cristo ni sea de Cristo; (Romanos; 8). Sabemos que la obra de Cristo es dar muerte en nosotros al hombre viejo y elevarnos a la docttina del Amor y de sus manifestaciones,que esta muy por encima de las bajas pasiones.
Pero la paz no puede mantenerse con fobias de todo tipo, incongruencias, blasfemias, el olvido de Dios y del espíritu, aferrarse a la inmanencia, solipsismo, hipercriticismo, nihilismo y otros males que nos aquejan.
El hombre está perdido sin Dios, pero también está perdido en la paz. Jesús predicó su mensaje en un mundo que era violento y algunos le escucharon; ahora vivimos instalados en la paz y cada vez menos gente le escucha. No deja de ser un contrasentido.
El problema es la intención con la cual seleccionas las citas.
NSJC es pacífico. El Cristianismo es pacífico.
Pero NSJC no es pacifista. El Pacifismo es herejía.
Tan simple como eso.
Nunca estudié de memoria, ni siquiera cuando la escuela era memorística, y a los profesores tampoco les importó que no citara los textos si sabía comentarlos. En internet me encuentro con frecuencia con gente que hace corta-pega, que es peor que aprenderse un texto de memoria, ¿no podrías decir lo mismo con tus propias palabras?
El estilo de Jesús de Nazareth, aunque a veces empleara pasajes del AT, era muy personal. ¿querría él discípulos capaces de transmitir el mensaje sin necesidad de hablar por boca de ganso? Yo creo que sí.
En los paises democráticos es necesario las normas para la convivencia y se deben respetar los sentimientos y las ideas de otros, ya que traspasar el limite del respeto al otro con el insulto provoca reacción.
El Camino que nos enseña Jesús es para la máxima maduración personal ,si es que confiamos que el Espiritu Santo nos cambia y nacemos a una vida nueva y nos asemejamos a El y al Creador esa es la fe, de que no lo conseguiremos con nuestro esfuerzo ,pero sí, si atraemos la luz y el Amor del Espíritu que nos creó y que nos sostiene.
La criatura es deseo, sentimiento y pensamiento. Deseo de recibir para ser feliz, todo ello es transformar lo que hay de mal en cada uno llamemóslo como queramos, pero el Amor y la luz del Creador es para todos y vencer las pasiones egoistas, no vamos a decir que es tarea fácil pero si vemos efectos de palabra y de obra ,es necesario ver la causa que lo provoca .
El Camino del cambio es personal aún en la ofensa máxima, se necesita temple y la luz de lo alto, que nos transforma, sin esa luz el cambio no es posible,así que invoquemos al Señor vivo. El mal se vence con el Bien y ese Bien es Dios con nosotros. Si un ateo busca el bien para todos los hombres está cumpliendo la ley del Creador que es bueno con todos.El hombre no es un animal ,es un ser racional y por tanto puede ver dónde está el bien y el mal, pero aún mas allá de cualquier argumento está Dios el Summo Bien que hace salir el sol para justos y pecadores.El critiano que se ha transformado con el Espíritu Santo actúa dando Amor y comprende las causas por la luz de su inteligencia.
Entiendo no obstante que es una cuestión que poco y nada tiene que ver con el tema que nos propone el autor del artículo, dado que rechazar la herejía irenista no significa caer en la Ley del Talión, para nada.
Esta armonía que la Iglesia estableció con todos sus principios concuerda con el pensamiento griego que consideraba la hybris como algo muy malo.
Lutero se pasó con la fe, el irenismo se pasa con la paz, y la herejía futbolística se pasa con el fútbol, que decía mi padre, al cual le llegó la herencia griega vía Mediterráneo. Él me dijo que cada vez que algo adquiriera una importancia excesiva con respecto a otras cosas equivalentes tuviera mucho cuidado.
Es que la doctrina de la guerra justa y la de el derecho a defender la propia vida esta fuera de toda discusion. Pero no la frase desafortunada del Papa,que es a la que me estoy refiriendo.
Dar la otra cara y renunciar a pagar con la misma moneda,es una obra del Espiritu de Dios,es una obra de la gracia,no es una obra de la ley natural que podamos hacerla en el estado del hombre caido-carnal, con intencion sobrenatural-santa. Es una obra que descansa en Dios y que espera que Dios la haga fructificar,si es SU voluntad. No es una obra de nuestra voluntad al margen de la Gracia. Por eso el hombre natural y el cristiano en el estado todavia mas carnal -o que lleva largo tiempo en pecado mortal-,que espiritual, ve ridiculo poner la otra mejilla,la de la humildad,porque eso no tiene razon de ser para su orgullo,que es el rey que a los primeros gobierna y sobre los segundos tiene todavia gran influencia.
La Paz de Cristo.
Te sugiero que tengas en cuenta esto que te digo, a fin de no alinearte con los peores enemigos liberales de la Iglesia, que no le perdonan al Papa esa frase. Ellos sí actúan lúcidamente, porque saben bien que a pesar de su sonrisa bonachona y sus maneras más bien simplonas, no obstante les ha mandado un misil que les ha impactado en la línea de flotación.
Fíjate si no en la noticia sobre Camerón que acaba de aparecer en el Portal.
"La prudencia es la virtud humana que regula nuestras relaciones. Una reacción violenta es mala siempre. Pero detengámonos un poco, porque somos humanos, corremos el riesgo de provocar a los demás. Por esto, la libertad debe ir acompañada por la prudencia.»
Lo que quiero decir es que debemos ver a los demas y a nosotros mismos,como nos ve Dios,desde arriba, con mirada trascendente ,dirigiendo nuestros pensamientos,nuestras voluntades y nuestros afectos en orden a la salvacion,nuestra y de todos,sin excepcion; que pasa ineludiblemente por la pacificacion de nuestras bajas pasiones,para hacer presente el reflejo de la Faz de Cristo en nosotros,como buenos representantes. De ninguna de las maneras un puñetazo como reaccion a una ofensa verbal,hace presente al Espiritu de Dios,sino mas bien,al espiritu contrario. Pero no tengo nada que perdonar o dejar de perdonar al Papa,simplemente creo que no se ha explicado bien.
El ultimo comentario de Antonio1,es muy revelador al respecto.
Por ultimo,los hijos de Dios no somos liberales,sino libres,en la medida que secundamos la gracia de Dios. Esa libertad interior que nos da la condicion de estado de vida sobrenatural,por participacion,donde el Espiritu nos enseña las maravillas amabilisimas de hacer lo que Dios quiere; lo debido,lo verdadero,lo bueno.
El que es amado por Dios en buena medida,es en buena medida libre,y el que es en buena medida libre,en buena medida sera pacifico; porque es el amor propio desordenado el que nos esclaviza y el causante de todo conflicto y desarmonia ; primero dentro de nosotros,que es donde se cuece todo y luego fuera,que es cuando sale el humo de la cazuela.
La Paz de Cristo.
pd;No tengo la cultura,ni la inteligencia,-que necesita de la memoria-, necesaria ,para discurrir sobre ideologias,Ricardo; fui un gran perdido y ahora solo quiero ser santo. Creo que a algunos Dios nos ha querido pobres de ideas,para discernir mejor cuando son SUS pensamientos. Tambien,seguramente,para purificar el orgullo; segun aquella maxima; "el conocimiento envanece,pero el Amor edifica".
Dios todo lo ordena para nuestro bien, pero hay que estar atento a la ciencia de la Cruz,para ver la Luz y encontrar el sentido ultimo y eficaz para nuestra santificacion.
El que no padece no crece; sin sufrimiento no hay crecimiento: el que no mira todo desde la Cruz,no ve la Luz.
La Paz y la Libertad no son virtudes, tendríamos que preguntarnos por qué o buscar contestación en alguna parte.
A ver Antonio1, ¿qué pasa con la Paz y la Libertad? ¿qué representan dentro de la teología, por ejemplo? Jesús hablo múltiples veces de la paz, alguna de la libertad pero, desde el punto de vista cristiano cómo deberíamos considerarlas? No son virtudes, tampoco dones,
El DRAE si trata a la paz como virtud en su sexta acepción, pero no es una virtud cristiana ni cardinal, ni mucho menos teologal.
La libertad es definida por el DRAE como facultad o estado.
¿por qué damos esa importancia tan grande a la paz y a la libertad cuando entre las virtudes cardinales no figuran, y en cambio la prudencia, la fortaleza y, no digamos la templanza, ya ni se usan en el lenguaje?
La Prudencia, eje de todas las virtudes, ¿no debería regular la paz y la libertad según la realidad del momento? ¿no nos dice la Prudencia que la libertad de expresión rompió su espacio natural hace tiempo para invadir el espacio de la paz? ¿no nos dice la Prudencia que la paz no puede consistir solamente en el mandamiento de "No matarás" sino en mucho más?
Saludos.
Catecismo de la Iglesia Católica.
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