(189) Cuando se nubla la mente católica
1.- Una vez dentro del Maelstrom, el afán de novedades no tiene límite. Tanto lo unánime como lo antiguo desaparecen a ojos del creyente, y la Tradición pierde su rostro visible, que es la Santa Madre Iglesia. La diosa Historia la reemplaza, y es matricida.
2.- No se puede permanecer en la Tradición, sin un espíritu castrense adecuado, sostenido por todo el organismo sobrenatural del cristiano y su fundamento doctrinal.
3.- Cuando se nubla la mente católica, que es razón tradicional, a falta de sentido filial, de dependencia respecto de aquellos que nos precedieron, se mira hacia atrás con sospecha, y hacia adelante con ansiedad y lujuria.
4.- El católico se faja de Tradición, (y si hace falta, también de tradiciones) para combatir las tinieblas, porque son tinieblas de acomodacion al siglo.
5.- La batalla es por el buen juicio acerca del bien y del mal, según el Depósito que se nos ha transmitido. En esta batalla está inmersa la Iglesia, siendo acosada desde su interior, conminada a desvirtuarse, y por ello a desarmarse y perder. La auténtica hecatombe ecológica es el oscurecimiento del juicio.
6.- En el momento en que la Iglesia comience, como el siglo, a llamar bien al mal y mal al bien, se habrá perdido la batalla, aunque no la guerra. Pero la luz, entonces, desaparecería de la tierra. A este oscurecimiento del juicio de la Iglesia, de catastróficas consecuencias, apunta todo entorpecimiento del juicio por omisiones de doctrina, ambigüedades o heteropraxis. Dios no permitirá el triunfo total del Maelstrom, pero habrá daños.
Por todo ello, sólo hay una salida : combatir el error.