(352) El veneno y la triaca
1.- Combatir el neomodernismo actual no es tarea para cuentacuentos ni para divulgadores de mentirijillas. Se precisa una caza eficaz de errores, una pesca de equívocos entre tiburones.
2.- Gran sinrazón es fiarse del Leviatán, como si pudiera ser católico anónimo. La Bestia no anhela inconscientemente a Cristo.
3.- Lethale venenum. La anfisbena de dos cabezas, Anomia y Ambigüedad, no necesita condescendencia, sino ser combatida con la doctrina de Cristo.
4.- El Caballo Troyano está dentro. Por eso, nada de adormilarse, velad, velemos.
5.- Hay Triaca para este veneno: es quintaesencia bíblico-tradicional. Es virtud aristotélico-tomista. Es potencia sacramental. Es varonil determinación y competente autoridad, con el auxilio de la gracia.
6.- Blinda y protege tu fe con un juramento de tradicionalidad.
7.- No haya lugar para ambigüedades: los textos equívocos son mosquitos del error, transmisores de la filariasis de la apostasía.
8.- Combatir el neomodernismo es misión pobre. No cuente con grandes recursos, no cuente con aplausos, no cuente con abundancia de medios, no cuente con apoyo institucional.
Cuente tan sólo con la Destructora de todas las Herejías, que es la Inmaculada Concepción.
David Glez.Alonso Gracián
3 comentarios
Para las almas, que se pierden, no para la Iglesia, que tiene seguro de eternidad firmado ante notario divino. Aunque es verdad que el veneno la postra y la afea.
Son tan bien dosificadas esas pociones, tan calculadamente subletales, que sólo una cuidadosa investigación podría establecer con absoluta certeza la existencia del veneno subdosificado. Pero cuando dependes para la tal investigación, de la aprobación de los mismos envenenadores, mejor olvídate del asunto y ponte en las manos de Dios, que no defrauda.
(Frase de san Luís Orione de 1913 que cita Roberto di Mattei).
Otro profeta de calamidades.
Además, para mantenernos en ella, está orar al Espíritu Santo de Dios que nos va cuidando y guiando, nos procura personas, ocasiones, medios de aprender el camino, la verdad y la vida según el evangelio.
Los bautizados debemos leer las Escrituras, es nuestra responsabilidad aprenderlas, no hay que tener miedo a interpretarlas equivocadamente, el Señor nos proporciona comprensión igual que cuando oímos predicar, tenemos ayuda en la iglesia, podemos preguntar las dudas y consultar catecismos y libros.
Es un gran defecto de los católicos no ocuparse de crecer en la fe, criticamos lo eclesiástico porque no sabemos ser iglesia. Los párrocos deberían enseñar que no solo se trata de ir a misa, si no se tiene toda la información no se tiene devoción, interés y compromiso.
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