(16) Que el cristiano, cuando ora, lo hace a hechura de Cristo, y no a hechura de un maestro zen

En el post anterior hemos visto, en algunos textos relevantes, algunas ideas básicas del zen. En otros posts continuaremos comprobando su incompatibilidad con la vida cristiana. Ahora, simplemente, quisiéramos hacer una reflexión, a modo de intermedio,  sobre la peculiaridad de la oración cristiana, que se resume en una sola palabra: Cristo.

En Efesios 2 encontramos una verdad contundente y clara, que deberíamos meditar a menudo:

“7 Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús. 8 Porque habéis sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de vosotros, sino que es un don de Dios; 9 y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe. 10 Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.”

Por la gracia, hemos nacido de nuevo, hemos sido creados y recreados en Cristo Jesús. Por tanto, nuestra meditación, y nuestra oración, es don de Dios, y ninguna obra nuestra puede con sus solas fuerzas naturales conseguir esto, dado que es regalo gratuito.

En Cristo oramos, como nueva criatura.Cristo es el Esposo de nuestra alma y nuestra persona entera, y estamos comprometidos con Él, y hemos de orar a su manera. Estamos comprometidos con su gracia. Nuestra oración no puede prescindir de este hecho: oramos en Cristo orante, y nada de cuanto podamos hacer con nuestras fuerzas o técnicas naturales puede conseguir esto, ninguna técnica nos permitirá orar en Cristo orante. Es un regalo. La gracia nos mueve a orar como Cristo oraba. Un hecho que procede de nuestra vocación bautismal. Un don, fruto de nuestro nacimiento nuevo en la gracia. Por eso, cuando no oramos a hechura de Cristo, traicionamos de alguna manera el movimiento interior de la gracia.

La oración cristiana, y la meditación, han de partir del hecho de que es participación misteriosa y sobrenatural de la oración y la meditación de Cristo mismo.

El cristiano, cuando ora, lo hace a hechura de Cristo, única puerta al Misterio, a la Verdad, al Bien, a la Belleza.

Y no puede hacerlo a hechura de Buda o de un maestro zen, por muy iluminado que esté. Es Cristo orante quien a través de su gracia nos mueve a orar a su manera, para ser Cristo, otro Cristo, de forma que se cumpla la Escritura, Gálatas 2:

“Yo estoy crucificado con Cristo, 20 y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.”

Los occidentales cristianos que practican el zen, en general, rechazan la acusación de nihilismo. Ciertamente, el zen no quiere ser nihilista. Y ahí está el problema. Si fuera nihilista, sería muy fácil convencer a un católico de que no practicara zen, pero al ser una espiritualidad negativa, en definitiva, una religiosidad, con cierto anhelo natural de verdad, es más difícil persuadir a sus entusiastas de la incompatibilidad.

Pero la razón primera que se me ocurre la expongo en palabras de santa Teresa de Jesús, que es maestra de oración:

“el mismo cuidado que se pone en no pensar en nada despertará la inteligencia a pensar mucho” y que dejar de lado el misterio de Cristo en la meditación cristiana es siempre una especie de “traición” (cf. Santa Teresa de Jesús, Vida 12, 5 y 22, 1-5).

Fíjese bien lo que dice: dejar de lado el misterio de Cristo en la meditación cristiana es siempre una especie de “traición”

Ignorar al Logos encarnado es necesario para hacer vacío en la mente que medita en zen. Porque todo rastro de logos ha de quedar reducido a vacío. ¿Puede un cristiano hacer esto?

El zen declara en sus textos que quiere descubrir la Verdad de la verdadera naturaleza de uno mismo. Pero sabemos que no podemos comprender quiénes somos sin tener en cuenta al Logos Encarnado. Porque, como dice la Gaudium et Spes:

“22. En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación. Nada extraño, pues, que todas las verdades hasta aquí expuestas encuentren en Cristo su fuente y su corona.

“El que es imagen de Dios invisible (Col 1,15) es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado. En él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. “

Es decir, el zen declara en sus textos buscar mediante el vacío de la no-mente la Verdad Última, inasequible, inefable, invisible, inasible, sobre la naturaleza propia. Pero los cristianos sabemos por la Revelación del mismo Dios que este misterio sólo se entiende a la luz del Verbo Encarnado. Si esto es así, es un sinsentido pretender alcanzar intuitivamente ese misterio prescindiendo del Misterio del Logos Encarnado, que da sentido a ese misterio. Porque Cristo es imagen de lo invisible que el zen afirma buscar mediante la deconstrucción de todo logos.

La sabiduría, pues, que el zen anhela alcanzar, para lo que dedica tiempo y esfuerzos ímprobos, para el cristiano no es fruto de una técnica, sino que es un regalo, un don de Dios, algo que se recibe, y no es una sabiduría impersonal que exige despersonalización, sino una sabiduría personal. No es algo que uno alcanza a través de una técnica desconstructiva.

Como dice S Juan Pablo II en su homilía de Ávila, 1 de noviembre de 1982:

1. “Oré y me fue dada la prudencia. Invoqué al Señor y vino sobre mí el espíritu de la sabiduría . . .La amé más que la salud y la hermosura . . . Todos los bienes me vinieron juntamente con ella, y en sus manos me trajo una riqueza incalculable. Yo me gocé en todos estos bienes, porque es la sabiduría quien los trae”.

En esta homilía Juan Pablo II nos da unas claves muy importantes para interpretar la meditación zen, a la luz de las enseñanzas de santa Teresa sobre la oración. Así lo dice:

“Ha iluminado la experiencia de los seglares cristianos con su doctrina acerca de la oración y de la caridad, camino universal de santidad; porque la oración, como la vida cristiana, no consiste “en pensar mucho, sino en amar mucho” y “todos son hábiles de su natural para amar”.

“Su voz ha resonado más allá de la Iglesia católica, suscitando simpatías a nivel ecuménico, y trazando puentes de diálogo con los tesoros de espiritualidad de otras culturas religiosas.”

La oración cristiana brota del espíritu de adopción por la gracia:

“5. Las palabras de San Pablo que hemos escuchado en la segunda lectura de esta Eucaristía, nos llevan hasta ese profundo hontanar de la oración cristiana, de donde brota la experiencia de Dios y el mensaje eclesial de Santa Teresa. Hemos recibido “el espíritu de adopción, por el que clamamos ¡Abbá! (Padre) . . . Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, coherederos de Cristo, supuesto que padezcamos con El para ser con El glorificados”.

Y explica lo que supone la oración para santa Teresa:

“6. Por medio de la oración Teresa ha buscado y encontrado a Cristo. Lo ha buscado en las palabras del Evangelio que va desde su juventud “hacían fuerza en su corazón”; lo ha encontrado “trayéndolo presente dentro de sí”; ha aprendido a mirarlo con amor en las imágenes del Señor de las que era tan devota; con esta Biblia de los pobres —las imágenes— y esta Biblia del corazón —la meditación de la palabra— ha podido revivir interiormente las escenas del Evangelio y acercarse al Señor con inmensa confianza.”

Cristo es el modelo de oración. El cristiano, cuya vida consiste en ser otro Cristo, imita a Cristo orante, participa por gracia de la oración de Cristo orante. Se configura con Él, orando a su hechura. Pero si el cristiano ora o medita a hechura de Buda, ¿cómo puede al mismo tiempo orar o meditar a hechura de Cristo?

Como explica la Carta a los Obispos sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, del 15 de octubre de 1989:

“31. La caridad de Dios, único objeto de la contemplación cristiana, es una realidad de la cual uno no se puede «apropiar» con ningún método o técnica: es más, debemos tener siempre la mirada fija en Jesucristo, en quien la caridad divina ha llegado por nosotros a tal punto sobre la cruz, que también Él ha asumido para sí la condición de abandonado por el Padre (cf. Mc 15, 34). Debemos, pues, dejar decidir a Dios la manera con que quiere hacernos partícipes de su amor. Pero no debemos intentar jamás, en modo alguno, ponernos al mismo nivel del objeto contemplado, el amor libre de Dios, ni siquiera cuando, por la misericordia de Dios Padre, mediante el Espíritu Santo enviado a nuestros corazones, se nos da gratuitamente en Cristo un reflejo sensible de este amor divino y nos sentimos como atraídos por la verdad, la bondad y la belleza del Señor.”

“Cuanto más se le concede a una criatura acercarse a Dios, tanto más crece en ella la reverencia delante del Dios tres veces Santo. Se comprende entonces la palabra de san Agustín: «Tú puedes llamarme amigo, yo me reconozco siervo», o bien la palabra, para nosotros aún más familiar, pronunciada por aquella a quien Dios ha gratificado con la mayor y más alta familiaridad: «Ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava» (Lc 1, 48).”

Y S Juan Pablo II sigue explicando en la citada homilía:

“Cristo Jesús, el Redentor del hombre, fue el modelo de Teresa. En El encontró la Santa la majestad de su divinidad y la condescendencia de su humanidad: “Es gran cosa mientras vivimos y somos humanos, traerle humano”; “veía que aunque era Dios, que era Hombre, que no se espanta de las flaquezas de los hombres”. ¡Qué horizontes de familiaridad con Dios nos descubre Teresa en la humanidad de Cristo! ¡Con qué precisión afirma la fe de la Iglesia en Cristo que es verdadero Dios y verdadero hombre! ¡Cómo lo experimenta cercano, “companero nuestro en el Santísimo Sacramento!”

Me vuelvo a preguntar cómo el cristiano que ora a la manera zen puede orar a la manera de Cristo.

“Desde el misterio de la Humanidad sacratísima que es puerta, camino y luz, ha llegado hasta el misterio de la Santísima Trinidad, fuente y meta de la vida del hombre, “espejo adonde nuestra imagen está esculpida”. Y desde la altura del misterio de Dios ha comprendido el valor del hombre, su dignidad, su vocación de infinito.

7. Acercarse al misterio de Dios, a Jesús, “traer a Jesucristo presente” constituye toda su oración.”

Si el discípulo zen desea contemplar la verdad, y para ello hace el vacío en su mente, el cristiano no puede hacerlo, porque sabe, porque Dios se lo ha comunicado, que la Humanidad de su Hijo es la única puerta para alcanzar ese misterio.

Por eso, la oración cristiana es un encuentro con Alguien por Quien fue hecha y rehecha la naturaleza humana, que nos habla y que nos mueve a buscarle y escucharle. La meditación zen, sin embargo, parte del hecho de la confusión del sujeto que medita con el objeto circundante, se despersonaliza como medio para encontrarse de nuevo. Desde esta despersonalización, ¿cómo encontrarse personalmente con la Persona que nos habla?

“7. Acercarse al misterio de Dios, a Jesús, “traer a Jesucristo presente” constituye toda su oración. Esta consiste en un encuentro personal con aquel que es el único camino para conducirnos al Padre. Teresa reaccionó contra los libros que proponían la contemplación como un vago engolfarse en la divinidad o como un “no pensar nada” viendo en ello un peligro de replegarse sobre uno mismo, de apartarse de Jesús del cual nos “vienen todos los bienes”. De aquí su grito: “Apartarse de Cristo . . . no lo puedo sufrir”. Este grito vale también en nuestros días contra algunas técnicas de oración que no se inspiran en el Evangelio y que prácticamente tienden a prescindir de Cristo, en favor de un vacío mental que dentro del cristianismo no tiene sentido. Toda técnica de oración es válida en cuanto se inspira en Cristo y conduce a Cristo, el camino, la verdad y la vida.”

“La contemplación teresiana no es búsqueda de escondidas virtualidades subjetivas por medio de técnicas depuradas de purificación interior, sino abrirse en humildad a Cristo y a su Cuerpo místico, que es la Iglesia.

“Pongamos los ojos en Cristo nuestro bien”, para abrirle de par en par las puertas del corazón de todos los hombres. Y así el Cristo luminoso de Teresa de Jesús será, en su Iglesia, “Redentor del hombre, centro del cosmos y de la historia”.

“¡Los ojos en Cristo! Para que en el camino de la Iglesia, como en los caminos de Teresa que partieron de esta ciudad de Ávila, Cristo sea “camino, verdad y vida”. Así sea.”

Sirva este post como preámbulo a otro que en breve nos aclarará en qué consiste la  iluminación zen y si es semejante de alguna manera a lo que los cristianos llamamos conversión.

6 comentarios

  
Arantza
Gracias, de nuevo, por tus preciosos textos. Uno de los problemas del Cristianismo actual, del Catolicismo en concreto, es que ante las ganas de orar deja un poco al arbitrio de cada cual cómo hacerlo. Es lógico que nos pongamos en disposición orante como cada uno pueda según el momento, pero ya que tanto se habla de los místicos cristianos y tanto se los compara e iguala muchas veces con la mística oriental, ¿por qué no algunos escritos tuyos donde des pinceladas de la oración de Santa Teresa y San Juan de la Cruz? Es una sugerencia, por supuesto.
Un abrazo y gracias por tu esfuerzo en favor de la fe.
Saludos,
Arantza.
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A.G.- Bien lo dices, al arbitrio de cada uno. Pero sabemos que Cristo es el Esposo de nuestra alma y nuestra persona entera, y estamos comprometidos con Él, y hemos de orar a su manera.
Acepto la sugerencia.
Gracias por el comentario.
25/08/14 4:39 PM
  
Luis Fernando
Lo bueno de este post no es solo que enseña la incompatibilidad de la "oración" zen con la oración cristiana, sino que muestra bastante bien en qué consiste precisamente la oración cristiana.
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A.G.- Gracias, Luis Fernando. Es que realmente el cristiano ha nacido de nuevo por la gracia, y ha nacido en Cristo para ser otro Cristo.

Por eso, ¿a quién hemos de imitar, también en la oración y en la meditación?
25/08/14 6:37 PM
  
Setarcos
Alonso, me pregunto que piensas de Maister Eckhart, que decía cosas tales como :

"Si quieres vaciarte absolutamente de toda mercancía, de forma que Dios te deje estar en el templo, todo lo que hagas en tus obras debes cumplirlo únicamente por el amor de Dios y mantenerte tan vacío de todo como vacía es la nada, que no está ni aquí ni allí. No tienes que pretender absolutamente nada. Si actúas así, tus obras serán espirituales y divinas."

o esta frase, que a mi no me suena demasiado dualista

"El pecado original consiste en la errónea idea de creernos seres incompletos y aislados del resto de la existencia. La dramática consecuencia de esta falsa idea: buscar en el exterior la causa que nos complete, cuando en realidad esa causa siempre esta esperándonos en nuestro interior."

No tengo ahora a mano más citas, pero vamos que Echart decía cosas tales como "Todos somo Dios" y cosa que creo que os deben escandalizar un poco a los Infocatólicos. De hecho nunca lo citaís en este portal.Bueno sí ,una vez habló de el de pasada Daniel iglesias, sobre un test de Ortodoxia, en el que metía una frase de Eckart, la cual que decía que en el alma hay algo increado, y por tanto era herética. Osea que lo que habéis hablado de aquí de Eckhart es para llamarlo hereje. Normal, pues sus enseñanzas recuerdan algo al zen.

Me pregunto si esto que pone en la Wikipedia es verdad:

"Desde el capítulo general de la Orden de Predicadores del año 1980 se comenzaron diversas iniciativas con el fin de lograr la rehabilitación del Maestro Eckhart. En 1992, el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, recibió una solicitud por parte de los Dominicos para que dicho órgano levantara la condena contra Meister Eckhart. El veredicto que recibió Timothy Radcliffe, entonces Maestro General de los Predicadores, consistió en tres proposiciones fundamentales:

-El Maestro Eckhart no necesita ninguna rehabilitación.
-Su doctrina está en perfecta consonancia con la doctrina católica.
-Es un teólogo digno de recomendación."

Si esta información de la Wikipedia es verdadera, ¿sois los infocatólicos mas papistas que el Papa?


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A.G.- Bueno, es que la sana doctrina es algo muy importante, porque da alegría, frescor a la vida interior, pero los errores traen problemas.

El Maestro Eckart fue un cristiano piadoso, realmente, consciente de la ambigüedad de algunas de sus formas de expresarse. En 1326 delegados del arzobispo de Colonia hallaron cuarenta y nueve proposiciones que parecían confusas. "Eckart contestó que sus adversarios no le habían comprendido, y que en cualquier caso no se le podía considerar un hereje porque únicamente la obstinada adhesión al error es lo que constituye la herejía. Pero sus adversarios no se dieron por satisfechos con esta declaración y sacaron una nueva lista de cincuenta y nueve proposiciones. Eckart ADMITIÓ que podían realmente sonar como heterodoxas si se las tomaba literalmente, pero que no lo eran, si se las explicaba con propiedad. En el mes de febrero de 1327 declaró solemnemente en la iglesia de los dominicos que si alguna vez hubiera podido escribir o predicar alguna doctrina falsa, a partir de ahora la revocaba públicamente"

"El asunto se llevó al papa Juan XXII en Aviñon, en donde en el mismo año se analizó el caso en pfresencia de Eckart. A su regreso de Aviñón, sin que el papa hubiese decidido nada, murió Eckart. Dos años más tarde, el 27 de marzo de 1329, Juan XXII condenó 28 proposiciones de Eckart, 17 de ellas como heréticas y las otras 11 como malsonantes, temerarios, sospechosas de herejía. "

"No cabe duda que estas proposiciones tienen un marcado sabor panteísta y son incompatibles con la doctrina católica. "

"Sin embargo, la bula condenatoria insistía en la buena fe del autor, que murió sin duda alguna en el seno de la iglesia y hasta ha sido considerado como un verdadero siervo de Dios, aunque con ideas equivocadas" "Antonio Royo Marín, "Los grandes maestros de la vida espiritual", págs 226/227.

No todo lo escrito por Eckart es confuso. Hay muchas cosas buenas en su mística. Y concluye Royo Marin: "parece cierto que Eckart profundizó en el misterio de la vida humana y de la vida espiritual como pocos lo han hecho, y su doctrina influyó notablemente en los grandes místicos posteriores".

Este autor tiene ideas en sus escritos que ayudan a la vida cristiana. No hemos de fijarnos en sus errores, que siempre nos pueden confundir, sino en lo bueno que tiene.

Como dice S Juan Pablo II, que nos ilustra sobre el motivo de los escritos de Eckart y su diferencia con la espiritualidad oriental:

"“La mística cristiana de cualquier tiempo –desde la época de los Padres de la Iglesia de Oriente y de Occidente, pasando por los grandes teólogos de la escolástica, como santo Tomás de Aquino, y los místicos noreuropeos, hasta los carmelitas- no nace de una iluminación puramente negativa, que hace al hombre consciente de que el mal está en el apego al mundo por medio de los sentidos, el intelecto y el espíritu, sino por la revelación del Dios vivo. Este Dios se abre a la unión con el hombre, y hace surgir en el hombre la capacidad de unirse a Él” (Cruzando el umbral de la esperanza)
25/08/14 6:56 PM
  
rastri
Si entiendo bien la oración del Zen viene a ser como un dejarse llevar por ciertas estudiadas posturas corporales; a fin de propiciar ese vacío mental tan necesario para que el sujeto orante pueda liberarse de ciertos complejos que le impiden aflorarse en el yo poderoso superior, astral.

El cristiano entiende o acepta que así como él en su cuerpo es templo del Espíritu Santo; también es pecador libre y responsablemente.

Dicho así el cristiano entiende o acepta que tanto él es luz y vida que de Dios procede, como así es oscuridad y muerte que no procede de Dios. Y que de este obligado ayuntamiento, cabe decir, que se desprende el yo todo cuerpo como efecto negativo responsable; y por ende destinado a dividirse que es el morir.

¿A quién o para qué con sus posturas, pues, ora el Zen: Al yo poderoso como oscuridad y muerte que es; o al yo poderoso Espíritu Santo luz y vida que es?

Porque yo que entiendo poco del orar como el Zen y otros símiles: No me cabe orar al poderoso en oscuridad y muerte, por muy astral que se crea.


Y con esto no quiero decir que posturado el cuerpo del hombre al estilo Zen; Éste no se manifieste extrañamente.

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A.G.-Realmente, amigo, la meditación zen no se dirige a nadie, pretende ser un vaciamiento, una no-oración, una deconstrucción radical con vistas a la comprensión de algo (y no Alguien) absolutamente inasible e inclasificable.

El problema está en el cristiano que quiere orar a la manera zen. Lo cual trae problemas, por la sencilla razón de que el cristiano ora a Cristo, y toda oración es una respuesta a su llamada. Si deconstruimos nuestra capacidad de relacionarnos con el Señor, a ver qué hacemos.

Gracias por su comentario.
25/08/14 7:45 PM
  
María Arratíbel
¡Cuánto bien hacen artículos como este!

Como dice Luis Fernando aúna el buen análisis -y la buena doctrina- sobre el zen y también sobre cómo debe ser la oración. Muchísimas gracias.

Es una pena y llama la atención encontrar a tantos católicos a los que se les supone una formación seria haciendo concesiones con el yoga, el zen...con aquello de "no es para tanto". Por ese ojal del buenismo desinformado se nos cuelan verdaderos demonios que apartan a muchos de la sana doctrina.

Diría que somos una generación de católicos buenistas, mal formados y timoratos que a duras penas abrazan la Verdad y no se atreven a predicarla. No hay salvación fuera de Jesucristo. Y punto. Basta de antropocentrismo.
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A.G.- Bien dicho, María, se nos cuelan demonios.
Yo siento desilusionar a los hermanos que gustan del zen y esperan encontrar a Dios en él. Pero no hay más remedio que alertarles, y aunque no nos sea grato decir las cosas como son, hay que hacerlo.

Y es que el cristiano pertenece a Cristo, y a nadie más.

Gracias por tu comentario.
26/08/14 12:15 PM
  
José Luis
Hay muchas partes de la Santa Biblia que sabemos que es Palabra de Dios y no puede equivocarse, que se opone por ejemplo al yoga, al zen, etc.

Es muy difícil convencer, porque no suele hacer caso, si alguien le dice, "tú eres cristiano, cristiana, y no puedes rebajarte a hacer yoga o zen", una persona que tiene mucha edad no suele hacer caso.

Es muy perjudicial para la vida espiritual, endurece el corazón, por este tipo de comportamientos nada cristiano, el demonio nos puede robar la paz y la tranquilidad del corazón. Nótese que el demonio se enfurece y su rabia lo manifiesta en quienes ya llevan practicando estas cosas.

Aunque yo no soy un estudioso de estos temas, ni tengo estas prácticas, porque la Palabra de Dios, la Eucaristía, los sacramentos, la vida de los Santos y su doctrina, es como una fuerza de Dios que echa atrás las intenciones engañosas del demonio. Si un cristiano se habitúa por este tipo de practicas, es porque no tiene una relación personal con Cristo Jesús, y por tanto, el demonio le debilita todavía más.

Yo invito a que se relea con más tranquilidad este capítulo de Alonso, y entre otras verdades nos encontraremos que nos dice que Jesucristo es Fuente de Paz, por eso, el cristiano no debe salirse de este camino de santidad, para meterse en las tinieblas paganas. Y por esta paz y ternura de Cristo hemos de renunciar todo lo que no complazca a Dios. Pues es incompatible la vida cristianas con el zen, el yoga, y cosas por el estilo.

Muchas gracias, Alonso.
__________
A.G.- Muy bien lo has dicho, Jose Luis. Cuando deconstruimos el sentido común, y dejamos la razón a un lado, para abrirnos a algo inclasificable, como dices ocurre que "el demonio nos puede robar la paz y la tranquilidad del corazón. Nótese que el demonio se enfurece y su rabia lo manifiesta en quienes ya llevan practicando estas cosas. "

Cuando uno tiene una relación personal con el Señor, no necesita descubrir mediante técnicas deconstructivas otra realidad última, porque la tiene toda revelada en Cristo.

Gracias por el buen comentario.
26/08/14 5:18 PM

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