Entrevías: ¿Un cura como Dios manda?
El 21 de diciembre de 1999 el diario El Mundo publicaba un artículo titulado “Un cura como Dios manda” y venía referido a Enrique de Castro, presbítero de la Parroquia de San Carlos Borromeo (Madrid), muy conocido, entonces, pero también luego después, ahora mismo, por sus actividades parroquiales, digamos, alternativas.
Parecería que, según lo leído en tal artículo, Enrique de Castro, más conocido como el “cura rojo”, tendría que ser un adalid de la fe católica, dar muestras de una acendrada doctrina y, más que nada, dar ejemplo de que con el suyo, la Iglesia católica alcanzaría niveles de conocimiento y estima muy importantes.
Y es que Enrique Castro, cura de San Carlos Borromeo, tiene extraños compañeros o, por decirlo pronto, se junta con personas que no parecen debieran ser de su compañía.
Así, Pedro Zerolo (socialista afincado en Madrid), dijo, en una ocasión en la que acudió a una Eucaristía en compañía de José Bono algo que define muchas cosas: “soy laico, soy ateo, pero mi cura es Enrique de Castro y mi parroquia es San Carlos Borromeo“.
En la Revista Fusión, a la que dedico una serie de artículos relacionados con la Nueva Era en este mismo Blog, también atendieron, en su día, a Pedro Zerolo. Se recoge, por ejemplo, que “Luego regresó a Tenerife donde estudió derecho. En el 82 se traslada a Madrid para luchar en diferentes frentes. Primero trabaja al lado de los marginados de la mano del famoso cura de Entrevías, Enrique de Castro”
Y es que todo tiene relación porque ya he referido arriba lo que dice sobre que es laico, ateo pero, a pesar de tales características que le adornan, dice que su cura es Enrique de Castro.
Y eso es algo raro o, por lo menos, debería hacer pensar a Enrique de Castro qué tipo de compañeros tiene porque tales compañeros tienen una ideología (contraria a la Iglesia católica), unas prácticas singulares (imposible “matrimonio” homosexual, contrario a la doctrina católica) y una manera de proceder (véase desfiles del día del orgullo gay se ridiculiza donde, como poco, se insulta y zahiere a la Iglesia católica a la que pertenece Enrique de Castro), etc.
Ejemplo de lo que no puede ser
El día 2 del presente mes de octubre Enrique de Castro estuvo presente en la presentación de la Agenda Latinoamericana que, al parecer es un libro de reflexión utilizado por los grupos de educación que llaman “popular” de las naciones de hispanoamericanas.
Allí no tuvo mejor pensamiento que decir que “hay que dejar que los actuales gobiernos democráticos de esos países desarrollen su propia política, un socialismo nuevo, ya sin la influencia de los países del Este, siempre que el capitalismo grosero no provoque que se quede en un sueño“, creo yo que o se está equivocando de vocación o está engañando con la que dice que tiene.
Esto no es broma. Un sacerdote católico dice que es recomendable que determinadas naciones desarrollen un “socialismo nuevo”. ¡Nada más y nada menos que un sacerdote dice tal cosa!
Y se quedó tan ancho y, seguramente, satisfecho.
No es difícil entender como, en su día, a la Parroquia de San Carlos Borromeo, el Arzobispado de Madrid dispuesto “a superar positivamente el conflicto existente” procuró, en lo que pudo, limitar la actuación de Enrique Castro et alii porque ya vemos el pensamiento que tiene el Presbítero-ideólogo de tal Parroquia.
Y para que no se tenga la menor duda de tal pensamiento, en una Declaración de la Parroquia de San Carlos Borromeo de la Parroquia de San Carlos Borromeo, se hacen mención expresa, por ejemplo, a las celebraciones de la fe “inteligibles y significantes” o, lo que es lo mismo, por ejemplo, a comulgar con rosquillas y lindezas de tal jaez que determinaron, ante la situación insostenible que desde allí se difundía, a que se llevara a cabo la actuación del Arzobispado de Madrid la cual ha sido, también hay que decirlo, criticada por parecer algo tímida.
Pero a mí, que Dios mande esto, lo de Entrevías, me extraña bastante a no ser que se trate de un Dios alternativo.
Vamos, que no se trate de Dios sino de la tan antigua y pasada de moda manipulación de la Ley de Dios que tanto criticó Jesucristo en su presencia entre nosotros.
7 comentarios
Los pobres no quieren extravagancias ni personalismos sino a gente de una pieza, que no jueguen a dos o más barajas, que no utilicen el "nombre de Dios en vano", en suma que transmitan confianza, afecto y respeto, personas a las que se pueda confiar un secreto, con las que se cuente incondiconalmente, todo eso en una palabra es GRATUIDAD.
nADA DE MONSERGAS, NADA DE PALABRERÍA, NADA DE IDEOLOGÍA, NADA DE INTERESES, solo AMOR y SERVICIO.
¡Basta ya de curas mediáticos!.
El problema es, precisamente, lo mediático y lo conveniente que resulta que haya personas como Enrique de Castro.
Viene muy bien, a la disidencia que, dentro de la Iglesia hay, que tales sacerdotes se manifiesten, digamos, en contra de la jerarquía y todo eso que ya sabemos. Es una forma, en su caso particular, de traer a nuestras tierras la malhadada Teología de la Liberación que tanto daño hace a la Iglesia católica.
Por otra parte, aunque pueda decirse que la labor que realiza pueda ser buena y adecuada, no es menos cierto que la forma de hacerla no es la correcta sino todo lo contrario porque aquí no importa, sólo, lo que se hace (también ONG ateas pueden hacer cosas por el estilo) sino cómo se hace porque si no se hace de la forma establecida lo que se haga queda tergiversado.
Y creo que he explico (al menos, eso intento)
Desde hace, pongamos veinte años, los obispos detectan que se quedan sin curas; al principio del fenómeno, la sangría era pequeña y se confiaba en poder subsanarla.No obstante era la época en que se buscaba más la sapiencia que la santidad,y, así nos fue y así no va porque la cosa no ha variado mucho que digamos.
Los obispos se coartan ante el impacto mediático, no están dispuestos a la impopularidad, no se abrazan a la Cruz del desprestigio, prefieren el apaño al ejercicio de su legítima autoridad.
Hay un punto en la vida de las personas como Enrique de Castro, en el que prima la ingenuidad sobre la realidad y creen que deben acometer sus actuaciones, e intentan hacer el bien, a su manera,pero con el paso del tiempo lo que prima es el personaje que se ha creado y el mantenimiento del status, a la vez que se corta toda conexión con lo que pueda suponer rectificación de posturas y conversión, de ahí los exabruptos socialistoides y similares.
Creo que deberían de solucionar los problemas de los necesitados de otra manera y no enfrentándose con ese descaro mediático.
Quien obligó a entrar en el seminario a este grupo de sacerdotes y quien les obliga a seguir, hay muchas ONG´s, no católicas que funcionan y no critican a ninguna confesión religiosa para ayudar al más necesitado.
Porque será que en el fondo, todos queremos la protección de la Madre Iglesia Católica.
Yo me crié en el barrio de Entrevias y jamás vi a los personajes mediáticos que aparecen al lado de los sacerdotes, durante los años 81 y 82 fui monaguillo los sábados por la tarde en la parroquia de San Carlos Borromeo, aparte de señoras mayores no recuerdo ninguno de los personaje que aparecen en los medios de comunicación, creo que la oportunidad la tenemos todos de poder ayudar a nuestro prójimo hoy en día, no he visto nunca a ningún mediático en ningún centro de acogida, albergue o comedor social entre tantos sitios que pueda haber, como soy persona de fe, pienso que algún día los podré ver y con ellos pasar un buen rato, aportando un poquito de humildad y sencillez hacia los demás.
Un saludo y con perdón.
Enrique que Dios, con mayúscula, te bendiga y te ilumine, y te aparte del error.
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