En proceso – Montserrat Grases
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Ser fiel testigo de Cristo en la tierra es saber, en muchas ocasiones, sobrellevar la enfermedad y sobrenadar sobre nuestras muchas debilidades humanas.
Y, ahora, el artículo de hoy.
A la categoría “En proceso” se traen aquellos casos de fieles católicos que se encuentren, precisamente, en proceso de beatificación y/o canonización. Más que nada para que se conozcan y sean gozadas sus virtudes.
Montserrat Grases
Montserrat Grases, más conocida como “Montse”, era una joven alegre. Lo era muy a pesar o, seguramente por eso mismo, de las circunstancias que, en su vida, la habían llevado a una situación física a tener en cuenta.
Montse estaba enferma y comprendía que la enfermedad le podía ayudar a crecer espiritualmente.
Pero, antes de esto, vayamos al principio de todo.
Nació Montserrat en Barcelona (España) el 10 de julio de 1941. Pocos días después, el 19, fue bautizada.
En un documento publicado con motivo del cincuenta aniversario de su marcha a la Casa del Padre (1959-2009) se ha dejado escrito que “A Montse le encantaban el deporte y las excursiones y, como solía hacerlas los domingos, se levantaba muy temprano para asistir a Misa. Era buena conversadora, bromista; le gustaba hablar de temas muy variados: de deporte, de cine, de teatro, de su familia, de las amigas que quería acercar a Dios”.
Debido, seguramente, a la formación religiosa recibida de parte de sus padres, en 1957 pidió su entrada, era entonces el 25 de diciembre, en el Opus Dei. Lo hizo como numeraria y pretendía servir a la Iglesia, a su prójimo y a santificarse en las labores propias de su trabajo ordinario.