J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Personajes únicos: Gandalf, el que vino allende los mares

Nos parece bien empezar esta serie dentro de la serie. La hemos dado en llamar así, “Personajes únicos”, porque creemos que, en efecto, lo son.

Decimos, pues, que nos parece bien que el segundo  (El primero fue Sam, el fiel amigo de Frodo) personaje que aquí traigamos sea aquel, digamos, mago, que fue enviado desde tierras muy lejanas a la más cercana Tierra Media. Y nos referimos al mago gris, a Gandalf.

Gandalf, el que vino para quedarse

“Cuando llegó a la tierra media tomó forma de anciano, es alto (de 1,80 cm.), tiene una barba larga y blanca hasta más abajo de la cintura, nariz aguileña y cejas largas y espesas.”

Esta, bien puede ser una descripción de Gandalf. Ahora bien, este personaje de la inmortal obra de J.R.R. Tolkien era llamado de muchas formas, a saber:

Mithrandir, como era conocido entre los elfos y hombres de Gondor,

Incánus, entre los hombres del Sur,

Tharkûn, entre los enanos u,

Olórin, en las Tierras Imperecederas.

Nosotros, de todas formas, nos quedamos con Gandalf, si debemos escoger uno de ellos, si ustedes nos entienden. Y, en cuanto a su vestimenta, primero con el apodo de “El Gris” y, luego, con el de “El Blanco”…

Esto de arriba  ya lo pusimos en el artículo dedicado a la comparación, si eso podemos decirlo así, entre Gandalf y Saruman pero como ahora nos viene bien para introducir lo que vamos a escribir… en fin, que nos copiamos a nosotros mismos.

Bien. Gandalf, como dice la descripción puesta supra nos dice que el mismo “llegó”. Y si llegó fue porque fue enviado desde algún lugar.

Sabemos que nuestro amigo el mago, en muchas ocasiones, se le pierde el rastro. Y es que son muchas las tareas que lleva a cabo no siendo la más pequeña el conocer, como conoció, los secretos del Anillo Único que supo tenía un amable y tranquilo Hobbit de nombre Bilbo, de los Bolsón de La Comarca.

También sabemos que muchos lo consideran portador de malas noticias o, algo así, como un pájaro de mal agüero. Sin embargo, y en todo caso, lo que hace Gandalf es, sencillamente, llevar las noticias sin tener que ver, muchas veces, con las mismas ni ser siempre protagonistas del porvenir. En todo caso, el mago, como bien sabemos, es algo más que un colaborador con la parte benigna y buena que vive en la Tierra Media.

Es bien cierto y verdad que Mithrandir es un personaje verdaderamente único en todo lo que ocurre y sucede en El Señor de los Anillos o El Hobbit. Bueno, podemos decir que cada personaje es verdaderamente único, con sus cosas y sus asuntos particulares pero en este caso (como, por cierto, Eru/Dios quiere que sean cada uno de ellos: únicos e irremplazables en la creación a través de la subcreación del autor de todo esto), el de Gandalf, bien podemos decir, sin temor a equivocarnos, que representa más bien que mal el espíritu esperanzado de los habitantes sufrientes que en la Tierra Media hay.

Gandalf no pierde la esperanza por muy difícil que sea la situación por la que pasan los seres creados y que, por decirlo así, han sido puestos a su resguardo.

Gandalf no pierde la esperanza aunque la idea primera de llevar el Anillo Único al Monte del Destino y quién lo iba a llevar fuera, en sí misma, descabellada. Y, sin embargo, se refugia en aquello que hace que el escogido pueda llevar a cabo la misión encomendada: en una valentía que ni siquiera él sabe que tiene.

Gandalf, por fin, no pierde la esperanza, queremos creer, ni siquiera cuando todo parece perdido y, al parecer, van a perecer bajo las botas y armas de aquellos que los rodean a las puertas de la casa de su enemigo.

Gandalf, podemos decir, por ser cómo es, sólo puede esperar lo mejor de sus amigos. Y aunque sepa que alguno de ellos puede ser atraído en exceso por la fuerza maléfica del Anillo (pensemos, por ejemplo, en Boromir y su tentación) está convencido que el Bien ha de prevalecer sobre el Mal porque no otra puede ser la voluntad de Ilúvatar /Dios.

Nuestro personaje, que consideramos único porque lo es, es, como Peregrino, alguien que camina hacia el Bien y se manifiesta en contra de todo aquello que tuerza el camino de lo bueno. Y es que lo enviaron para que pusiera manos, cabeza y corazón echando una mano a los que luchaban contra Morgoth porque ya llevaban demasiado tiempo luchando (¿Un tiempo, por muy pequeño que fuera, sería permisible, en todo caso?) contra aquel pobre Valar que sólo quería el Mal por el Mal y, en fin, que todo lo bueno tuviera un final más que peor y mucho más.

Gandalf, el Istari que partiera de las Tierras Imperecederas para habitar en las perecederas, sólo podía terminar su labor, y así la misma Tercera Edad, volviendo al lugar de donde había salido pero habiendo cumplido su misión con holgura, tanta como holgado era su corazón. 

Eleuterio Fernández Guzmán - Erkenbrand de Edhellond

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.