La Palabra del Domingo - 26 de junio de 2016
Lc 9, 51-62
“51 Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, 52 y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; 53 pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. 54 Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’ 55 pero volviéndose, les reprendió; 56 y se fueron a otro pueblo.57 Mientras iban caminando, uno le dijo: ‘Te seguiré adondequiera que vayas.’ 58 Jesús le dijo: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.’ 59 A otro dijo: ‘Sígueme.’ El respondió: ‘Déjame ir primero a enterrar a mi padre.’ 60 Le respondió: ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.’ 61 También otro le dijo: ‘Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.’ 62 Le dijo Jesús: ‘Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.’”
COMENTARIO
Saber lo que supone seguir a Cristo
Cuando alguien encuentra a quien cree que puede ser una persona muy importante en su vida no duda lo más mínimo en hacérselo saber. Si es que, de verdad, así la considera, tampoco dudará en entregar su vida por la misma.
Eso lo podemos elevar a una potencia muy alta cuando lo que se trata no es de una persona que pueda ser más o menos carismática sino que hablamos de quien podía ser el Mesías esperado por el pueblo judío, elegido por Dios para ser el suyo.
No todos, sin embargo, le seguían y, como bien sabemos por lo escuchado y leído tantas veces, había quien le quería muerto. Por eso en aquella ocasión los apóstoles se enfadaron cuando no quisieron recibirlos en un pueblo samaritano. Ellos, que sabían que Jesús era el Cristo, no podían soportar que alguien no lo quisiese.
Pero la forma de pensar y hacer del Hijo de Dios era muy otra. Y es que no podía, ni debía, obligar a nadie a seguirlo. Menos aún a los que siempre se habían opuesto, por razones que creían importantes y de cariz religioso, al pueblo judío. No. La libertad era un don de Dios y el Hijo no iba a adueñarse de la misma. Tal forma de actuar no era la correcta.
Pero, como decimos arriba, aquellos que creen haber encontrado a su Maestro, quieren seguir. Eso es, de natural, lo suyo.
Sin embargo, también en esto, Jesús va a sorprender a muchos. Sobre todo, va a sorprender a los le quieren seguir pero, al parecer, aún no han cambiado su corazón.
Jesús sabe que sólo hay una forma de seguirle y que cualquiera otra no sirve. Y la suya es muy radical. Y lo es porque viene de raíz, de aquello sobre lo que se ha de construir el corazón del hombre, con aquello que ha de alimentarse el mismo.
Muchos, eso sí, querían seguirlo. Pero lo querían hacer de una forma muy curiosa: amaban su vida anterior y les costaba un poco dejarla de lado.
Jesús, de todas formas, avisa: cuidado con creer que su lado todo van a ser cuidados ajenos y buenas ambrosías… No. Ciertamente, la existencia al lado del enviado de Dios no era ni iba a ser fácil.
A pesar de eso, de lo que dice a tal respecto, hay quien insiste en seguirle pero no se olvida del todo de lo que era.
Jesús quiere seguimiento total, olvidando el corazón viejo. Por eso habla del Reino de Dios y de lo que supone alcanzarlo.
Lo que dice Cristo no es fácil de cumplir. No hay que mirar hacia atrás.
Muchos, por atacar al Hijo de Dios, pueden sostener que lo que quiere es muy egoísta por parte de Jesucristo. Sin embargo, tal cosa no es, para nada, verdad. Y es que lo que pretende el hijo de María y de su adoptivo padre José es que se comprenda que si no se cambia el corazón viejo y se pone en su lugar uno nuevo, si no se comprende que lo anterior ya no vale y que debe ser sustituido por la verdadera doctrina de Dios, no valdrá de nada querer seguirlo.
Cristo quiere compromiso. Y lo quiere completo.
PRECES
Por todos aquellos que no comprenden lo que quiere decir seguir a Cristo.
Roguemos al Señor.
Por todos aquellos que se vienen atrás cuando conocen lo que supone seguir a Cristo.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a seguir a tu Hijo según quiere.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Enlace a Libros y otros textos.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Seguir a Cristo no es fácil. Sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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