El castigo de Dios según algunos
Cuando sucede una tragedia como la que aconteció recientemente en Lorca (Murcia, España) es más que probable que algunas personas quieran aprovechar los acontecimientos para medrar a su favor. Así, por ejemplo, se ha detectado que algunas personas han acudido a los campamentos situados para atender a las personas afectadas para aprovecharse de los bienes (materiales como, por ejemplo, comida) y pescar en río revuelto.
Eso es cosa, seguramente, de la picaresca que aprovecha la más mínima ocasión para hacer de las suyas.
Pero hay otro tipo de actuaciones que no son admisibles porque están tratando de hacer daño al concepto que se tiene de Dios (con mayúscula porque se trata del Creador) y hay que desenmascararlas pronto.
Así, por ejemplo, están las personas que quieren hacer uso de su particular visión de lo religioso para decir cosas que no tienen que ver con la realidad y, también, están los medios de comunicación que aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para sembrar doctrina acerca de lo religioso.
Entre los primeros, por ejemplo, están los que han aparecido (al menos una persona) diciendo que el terremoto es un “castigo de Dios” y que algo se habrá hecho para que eso sea así.
Entre los segundos, están los que (Véase, por ejemplo, el diario de izquierdas “Público”) aprovechan el lío para decir que “Las confesiones intentan capitalizar la tragedia en beneficio propio”. Ahí es nada.
El primero, al parecer, es un individuo de Bélgica que aprovechó la celebración de una primera comunión para vociferar micrófono en mano que lo que había pasado era algo así como “un aviso de Dios” y que, al fin y al cabo, Dios castiga a los que no se comportan de acuerdo a su voluntad.
Sin embargo, el castigo de Dios no puede serlo en el sentido de enviar males a la humanidad sino, en cuanto justicia divina, cuando la misma se lleve a cabo. Y, aunque eso pueda chirriar un poco porque pueda dar la impresión de que me manifiesto, por ejemplo, contrario a la doctrina de existencia del cielo y del infierno, esto no es así porque, en realidad, lo que pretendo decir es que Jesús vino a corregir el pensamiento judío según el cual una persona estaba enferma porque había cometido un pecado ella o su familia. Eso lo corrigió el Hijo de Dios porque era Dios hecho hombre.
A este respecto, el predicador de la Casa Pontificia, el P. Raniero Cantalamessa, ofmcap, en la homilía que pronunció durante la celebración de la Pasión del Señor en Viernes Santo estando presente Benedicto XVI, hace unas semanas, dijo que
“Debemos sin embargo recoger también la enseñanza que hay en acontecimientos como este. Terremotos, huracanes y otras desgracias que afectan a la vez a culpables e inocentes nunca son un castigo de Dios. Decir lo contrario supone ofender a Dios y a los hombres. Pero son una advertencia: en este caso, la advertencia a no engañarnos con que la técnica y la ciencia bastarán para salvarnos. Si no sabemos imponernos límites, pueden convertirse, precisamente ellas, lo estamos viendo, en la amenaza más grave de todas.”
A lo mejor así se entiende mejor lo que quiero decir.
Pero con ser esto mala cosa aún hay algo que es peor.
Como he dicho arriba, diarios como “Público” aprovechan para poner a todos en el mismo nivel de vivencia de lo religioso. Por ejemplo, escriben, sin solución de continuidad, del citado señor belga que achaca a la maldad del hombre el castigo de Dios, a los católicos que celebraban el Sacramento de la Eucaristía en las celebraciones de primera comunión y, ya por acabar de liarla, de los mormones que, al parecer, son legión en aquella zona de España.
Pues bien, si es que, acaso, alguien ha tratado de aprovecharse de los terremotos acaecidos en Lorca no puede decirse que sea el catolicismo, del que se dice que el sacerdote “pedía resignación” ignorando aquello dicho por San Josemaría y que no es otra cosa que “No te resignes con la Cruz. Resignación es palabra poco generosa” (Santo Rosario, Cuarto misterio doloroso, la Cruz a cuestas) y porque resignación es palabra poco cristiana o, al menos, debería ser poco católica porque supone una falta de acción y de entrega muy peligrosa para el hijo de Dios. Por eso digo que no se puede decir que todos son lo mismo porque no todos son lo mismo y, en este caso, no todas las “confesiones” hacen uso del mal causado para beneficiarse.
Abundando en lo de arriba, cuando el sacerdote dice que “En medio de todos los problemas, el Señor está ahí, abrirá camino, aún no sabemos cuál” no se puede estar refiriendo al hecho de hacer como si nada o resignarse sin más sino a tener confianza en la Providencia de Dios. Eso sí se entiende mejor.
Por esto está mal que quien ignora lo profundo que hay en lo religioso trate de escarbar en la superficie de lo que ignora para hacer ver (eso quieren) que, al fin y al cabo, que “Los creyentes tienen una ventaja, pueden acudir a la versión que más les conforte” (la de un “dios” justiciero o la del “dios” de la resignación). Así lo dicen y escriben y, claro, siempre lo hacen de Dios en minúscula (dios) porque ni les interesa para nada la fe y para nada buscan la verdad sino, en todo caso, hacer daño con sus insinuaciones malsanas y alejadas de la realidad espiritual.
Al fin y al cabo, y de todas formas, es difícil sacar de donde no hay.
Eleuterio Fernández Guzmán
…………………………….
Para el Evangelio de cada día.
…………………………….
InfoCatólica necesita vuestra ayuda.
Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:
Y da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.
14 comentarios
----
Vaya, ¿"nunca"? ¿Serán las tales catástrofes un premio entonces?
¿O quizás Dios no tiene nada que ver en las tragedias?
Con todo el respeto que se merece el Predicador de la Casa Pontificia, me atrevo a pensar que se trata de un castigo, y que no escapa a la Providencia divina.
Por supuesto que Dios no castiga directamente a las víctimas, en este caso a la población de Lorca, y supongo que en su infinita Miseriocordia habrá de compensar justísimamente los padecimientos que fueron recibidos sin culpa.
Pero sí castiga nuestra "dura cerviz", nuestros pecados, y su castigo es una clara advertencia, como bien lo enseña nada menos que NSJC:
-----
Lucas 13, 1-9
.... O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo».
(pero no tengáis miedo... dijo Juan PabLO II)
(y yo he empezado a creer en él gracias a este blog)
(espero y deseo que no me hayan engañado... .-para no tenerle que pedir a Dios que les perdone por que no saben lo que hacen)
(Gracias)
: )
-¿O será porque con la excrecencias de la comilona el empachado sufriente contaminó el vientre de la Tierra?
- No hay castido de Dios. Hay empacho de Mundo.
Le recomiendaría que leyese al P.Iraburu en sus artículos 133-4 "Cristo vence los males del mundo -I–y II".
En ellos entre otras cosas se dice claramente:
"Hay un nexo misterioso entre el pecado de la humanidad y la rebelión de la naturaleza contra el hombre. Es imposible, por supuesto, ver en cada caso el nexo causal concreto de las catástrofes naturales. Pero lo que sí parece cierto es que nada de eso –sequías, inundaciones, terremotos, incendios, etc.– existía en el mundo antes del pecado de los hombres. Es palabra de Dios: «vuestras culpas han trastornado el orden, vuestros pecados os dejan sin lluvia» (Jer 5,25)."
En referencia al terrremoto de Lorca, castigo de Dios, no sé si será; pero que fué como consecuencia de nuestros pecados que cometimos colectiva y públicamente, de eso sí estoy seguro.
Un cordial saludo.
Jesús mismo fue muy claro sobre el castigo al mundo judío y la destrucción de Jerusalem. Tan claro que a las mujeres piadosas es a quienes dirigió esas duras, pero reales palabras, donde claramente se vislumbra que Dios cuando castiga a la humanidad, pueblos, o ciudades, lo hace con justos y pecadores.
Pretender que los castigos de Dios terrenales tengan que tener una perfección de Justicia aparte completamente de la Justicia final del Juicio es un sinsentido, porque la Providencia de Dios todo lo tiene previsto, y en los castigos "para todos", parte fundamental de la medicina es recordarle al pueblo el sano temor de Dios y el deber de penitenciar.
Desde el primer hasta el último libro de la Sagrada Escritura, desde el primer al último santo beatificado sabemos que Dios castiga a los hombres con desastres naturales.
Lo que no se puede decir, porque nadie lo sabe, es "esto ha sido por esto o por aquello", eso es usar la Palabra de Dios en vano. Salvo profecía explícita, claro está.
Pero si no se puede decir lo uno, tampoco se puede decir lo contrario, porque es llamar crédulos a los Papas que consagraron al mundo según pidió Fátima o aceptar que al Papa se la colaron completamente cuando aceptaba las visiones del ángel que gritaba al mundo "Penitencia, penitencia, penitencia!" tratando de evitar el castigo divino.
O que el Obispo de Akita sea un ignorante por aprobar otra aparición de la virgen donde viene a decir explícitamente lo mismo, que pende sobre la tierra un tremendo castigo divino.
Cantalamessa es muy buen predicador, pero determinadas meteduras de pata en algunas exhortaciones son conocidas, ya con Juan Pablo II.
Y por último, y en cualquier caso, todo el drama humano de la muerte, el dolor, catástrofes humanas, etc no causadas por el hombre directamente (asesinatos etc) provienen del castigo divino dados a Adán y Eva, "si comes ciértamente morirás" y su expulsión de un Paraíso a este valle de lágrimas que es la realidad que vivimos donde el horror y los desastres naturales son recurrente y no causados por el hombre.
Si eso no responde al menos a un castigo inicial de Dios, entonces nuestro Dios es un Dios cruel que sin motivo alguno nos pone en un mundo terrorífico. Algo grotesco de pensar.
Así que vamos a dejarnos de monsergas. Si la gente no quiere escuchar que Dios castiga allá ellos, también muchos profetas anteriores clamaron en vano a Israel y por eso sufrió castigo tras castigo y destierro tras destierro.
Dios sí castiga, pero ese castigo es necesario para que muchos puedan salvarse.
No puede evitar pensar en una especie de aviso divino al relacionar lo bajo que estamos cayendo con lo del terremoto. Pero, bueno, supongo que si, simplemente, lo hubiera visto en el telediario, y no me hubiera llevado el susto padre, lo hubiera considerado con más serenidad.
Suscribo lo dicho por Catholicus, "Lo que dice el P. Cantalamessa es de cosecha muy propia", así como la de otros comentaristas.
La revelación pública y muchas revelaciones privadas aprobadas por el Vaticano apoyan la existencia de castigos y beneficios divinos.
Cantalamessa no justifica su afirmación con argumentos bíblicos... porque no los encontrará.
Se puede afirmar que un desastre no es castigo de Dios, pero subsiste la pregunta de por qué siendo Dios todopoderoso y omnipotente, no da un aviso como mínimo.
Queremos absolver a Dios de una acción (castigo), pero caemos en otro delito peor, el de omisión:
- calla, sabiendo un desastre con antelación
- no hace nada, pudiendo impedirlo
- abandona a las víctimas sobrevivientes inocentes a su desgracia, cayendo algunas en la desesperación y la enfermedad
También existe el tema del misterioso silencio de Dios: ¿por qué Dios no dice nada respecto a las catástrofes?
Cantalamessa libra a Dios del castigo que afecta a buenos y malos, pero no dice nada de su omisión de acción debida y de su silencio, que en teoría, son peores que un castigo activo.
Así, es menor su pecado.
Con lo de Cantalamessa he sido muy respetuoso por ser quien es, pero lo que subyace en esa afirmación a mí me crea escándalo. Es mucho más grave que lo que dice Jordi, pues afecta al enjuiciamiento por parte del predicador de la Justicia Divina.
Pero como predicando a veces se pueden ir las palabras accesorias para incidir en otro punto, pues bueno... ahora, por menos que eso cargamos duramente contra cualquier progre.
---
Bueno Jordi, admitirás que eso dicho sin más no tiene mayor sentido: no somos quienes para juzgar y consecuentemente absolver a Dios. Supongo has querido decir que lo que se pretende es evitar el choque con la imagen "buenista" de Dios que tiene el mundo mundano, y si eso es lo que dices, lo suscribo.
Y también creo que tienes toda la razón en señalar que eso lleva a incoherencias que pueden hacer estallar la fe de muchos. Que sirva entonces de lección : condescender con la opinión mundana en cuestiones religiosas, puede llevar a consecuencias dramáticas.
Dejar un comentario