Las sectas y la libertad religiosa
Derek H. Davis – Barry Hankins (eds.), New Religious Movements and Religious Liberty in America (Waco, Texas: Baylor University Press 2003, 2ª ed.) VIII + 238 pp.
Los editores de esta obra son director y profesor del Instituto de Estudios Iglesia-Estado en la Universidad Baylor (Texas) respectivamente. Este centro es conocido internacionalmente, además de por sus libros, por su prestigiosa revista Journal of Church and State, cuyo editor es Davis. En esta ocasión reúnen los ensayos presentados en el simposio celebrado –con el mismo título que el presente libro– en febrero de 2001 en su universidad, además de añadir en su segunda edición los dos capítulos finales. El porqué del tratamiento conjunto de ambos temas lo explican en la introducción: «la medida de la salud de la libertad religiosa en una sociedad es el grado en el que son protegidas las creencias minoritarias, no tradicionales» (1).
Explican que el uso del término new religious movement en lugar de cult (lo que en castellano equivaldría a “secta” o “secta destructiva”) evita la carga peyorativa, importante en los EE.UU., donde hay total igualdad entre las entidades religiosas, sean cuales sean sus creencias, tamaño o importancia. Todos los autores, según Hankins, son de la opinión de que «los nuevos movimientos religiosos [en adelante, NMR] deberían gozar de las mismas libertades que las demás religiones principales. Si el libro tiene un prejuicio, es un prejuicio a favor de la libertad religiosa» (2). Y, en verdad, éste es el tono de todas las colaboraciones.

La Policía Judicial de Portugal se ha incautado de cerca de 30 litros de una sustancia alucinógena al llevar a cabo la detención de un hombre en flagrante delito durante una operación policial que transcurrió en las ciudades de Lisboa y Cascais. Según informa la Policía Judicial, la importación y el tráfico de esa sustancia alucinógena, que es la ayahuasca, pueden condenarse con penas de cuatro a doce años de prisión. Lo cuenta el medio portugués TVI4.
Con estas palabras tituló Gonzalo Torrente Ballester una de sus novelas, que ambienta en la localidad ficticia de Villasanta de la Estrella, reflejo literario de Santiago de Compostela, y que los críticos consideran una “metanovela”, ya que en ella reflexiona sobre el propio género novelístico. Publicada en 1977 (y vertida al cómic el año pasado), el autor explicaba unos años después que se trataba de “un diario de trabajo en el que se recoge un proceso de invención real”. La trama consiste en que en ese imaginario paraje gallego se descubre un antiguo manuscrito que recoge la profecía de un rey vikingo sobre el apocalipsis, que precisamente comenzará a suceder allí porque, como interpreta uno de los personajes, “de Villasanta no quedará una sola piedra en pie, lo que se dice una sola piedra”. Puede percibirse la ironía de Torrente Ballester al tocar este tema que ahora, no sé si más que nunca, está de actualidad.
El sacerdote español Manuel Guerra, reconocido estudioso del fenómeno sectario y de la nueva religiosidad, acaba de publicar un nuevo libro, titulado Las sectas. A lo largo de 212 páginas repasa las cuestiones más actuales sobre el fenómeno, desde la definición del concepto y sus características hasta las razones de la adhesión de personas a estos grupos tan controvertidos. Después desgrana, en la segunda mitad de la obra, las preguntas que la gente suele hacerse ante el fenómeno. 




