Los paladines del aborto en el gobierno están que no caben en sí de gozo. En tan solo dos días han aprobado la futura ley del aborto, que va a convertir en legal lo que desde hace muchos años es una realidad, el aborto libre. Y desde hoy mismo se podrá comprar en las farmacias la píldora abortiva, como quien compra una caja de aspirinas. Ante semejante derroche de “liberación de la mujer” -¿cuándo podremos abortar los varones?-, la secretaria general de Políticas de Igualdad del Ministerio de Igualdad, que supongo que tiene rango de secretaria de Estado, ha felicitado al Ministerio de Salud por conseguir en tiempo récord que las adolescentes y las mujeres españolas puedan meterse esa bomba hormonal que les “evitará” tener un niño no deseado después de una noche loca. Y, por supuesto, no contentos con ello, pretenden insistir en sus políticas encaminadas a evitar embarazos no deseados.
Y yo me pregunto: ¿ya qué más da? Si se puede abortar libremente durante las primeras catorce semanas, ¿para qué tanta política preventiva, que además se demuestra que no sirve para nada, pues cada vez hay más embarazos no deseados, sobre todo entre menores? Los socialistas están convirtiendo el embarazo en una especie a extinguir, en un virus peligroso que pone en peligro la “realización personal” de las mujeres. Y además, presumen de ello. Y lo peor del caso, es que gran parte de la sociedad compra esa mercancía con la misma alegría que los heroinómanos compraban caballo al principio de la “movida". Cuando se quisieron dar cuenta de que eran prisioneros de una jeringuilla, era ya tarde. Cuando esa parte de la sociedad española, en especial su sector más joven, que hoy se entrega con la conciencia drogada en brazos de la cultura de la muerte, se dé cuenta de que está podrida sin remisión, ya será tarde.
Los que hemos vivido en barrios donde la droga ha causado estragos, conocemos bien que el rostro del drogopendiente refleja su adición. Y yo creo que algo así empieza a darse en el caso de los actuales gobernantes. Miren el rostro de Zapatero y, sobre todo, el de algunas de sus ministras y detrás de sus ojos verán un alma vacía y muerta. Es como cuando las pro-abortistas se manifiestan. Tienen la misma pinta que los batasunos. Los lacayos de la cultura de la muerte llevan impresa la violencia y el odio en sus caras. Eso es lo que España vota. Es lo que España se merece.
Luis Fernando Pérez