12.11.09

Los perros aborteros ladran, la Iglesia cabalga

Era de esperar. En cuanto monseñor Martínez Camino ha dicho lo que es de sentido común, a saber, que no se puede ser católico y votar a favor del aborto, y que quienes así lo hagan no pueden comulgar, los políticos españoles han salido como una jauría de perros rabiosos a lanzar dentelladas contra el portavoz de la Conferencia Episcopal. Y eso que don Juan Antonio se ha referido solo a la futura ley. Si hubiera ido más allá, quedaría meridianamente claro que su advertencia va también contra los que estando en el gobierno no sólo no hicieron nada para acabar con el aborto, sino que lo facilitaron enormemente al aprobar la píldora RU-486, que tiene nombre de procesador antiguo pero es un arma de destrucción masiva de seres humanos recién concebidos. Es decir, si el obispo auxiliar de Madrid tiene razón, y sin duda la tiene, el primero que no podría comulgar sería el señor Aznar. Y con él, todos los que aprobaron en Consejo de Ministros la distribución de dicha píldora. Incluido el catoliquísimo señor Trillo, por entonces ministro en el gabinete aznaril. Tampoco creo que queden en buen lugar la señora Aguirre y el señor Gallardón. La primera gobierna una comunidad autónoma que financia abortos con dinero público. Y el alcalde de Madrid dispuso que la píldora del día después se dispensara gratuitamente en sus centros de salud.

El caso es que la Iglesia tiene perfecto derecho a decir lo que el portavoz de nuestros obispos ha dicho. A nadie se le obliga a ser católico. Pero nadie puede obligar a la Iglesia a dar la Eucaristía a quienes públicamente apoyan el mayor holocausto que la humanidad ha conocido y conocerá. Los políticos que de verdad sean católicos, y me huelo que me sobran dedos en las manos para contarlos, tendrán que optar entre su obediencia al partido o su obediencia a la moral católica. En otras palabras, tendrán que optar entre obedecer a Dios o a los hombres. Si optan por obedecer a los hombres que promueven matanzas herodianas en el útero materno, no tienen lugar en la Iglesia de Cristo. Así se claro, así de simple, así de lógico. En realidad no es que la Iglesia les eche. Se van ellos solos.

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11.11.09

La tentación de volver a meter a los mercaderes en el Templo

Uno de los pasajes más sorprendentes de los evangelios es en el que Cristo aparece con un látigo en la mano echando por las bravas a los mercaderes del Templo. Siendo nuestro Señor el Príncipe de la Paz, cuesta imaginarle haciendo uso de la violencia, siquiera fuera solo con animales y mesas. Pero así ocurrió. Y en nuestras biblias suele aparecer ese pasaje con el título de “purificación del templo". Efectivamente, la purificación del mal a veces va acompañada de dolor, de cierto tipo de violencia. Ocurre a nivel personal y debe de ocurrir también a nivel eclesial.

Si algo quedó claro con esa intervención de Cristo, es que a Él le repatea que en lo sagrado intervengan intereses espureos de tipo económico-comercial: “Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado” (Jn 2,16). En realidad lo que aquellos mercaderes vendían era el “material” necesario para que los judíos cumplieran con uno de los preceptos de la ley. Un precepto que cumplieron incluso la Madre de Cristo y san José:

Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señory para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor” (Luc 2,22-24)

Parecería por tanto que no era condenable el hecho de que se facilitara el mercadeo de animales destinados al sacrificio para cumplir la ley. Pues hete aquí que a nuestro Señor no le gustó ver semejante exhibición de capitalismo “pata negra” para hacer negocio con aquello que es sagrado. Y menos que tal cosa se hiciera dentro del territorio santo del Templo.

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10.11.09

Ni Aznar podía llegar a más ni la UCAM y los prelados que la apoyan a menos

Pues sí señores. Ahí donde le ven, a don José María Aznar le han hecho catedrático extraordinario de la Universidad Católica de Murcia. Es más, la fundación FAES, fundada a mayor gloria del ex-presidente de gobierno, ha colaborado con la UCAM para crear la Cátedra de Ética, Política y Humanidades. Y todo ello ha recibido la bendición del cardenal Cañizares.

Si todo cesaropapismo es un error, el chalaneo eclesio-político de Murcia empieza a ser un híbrido entre lo ridículo y lo repugnante. Al menos a mí me repugna ver que desde las instituciones católicas se premia a un señor y a un partido que no movió un puñetero dedo para impedir que en este país el aborto fuera el pan nuestro de cada día durante los ocho años en que gobernó. A mí me da vergüenza y asco que a quien trajo la píldora abortiva a España se le haga catedrático extraordinario de una universidad católica. Y me produce espasmos de indignación el comprobar cómo se crea una cátedra de ética, política y humanidades fruto del maridaje adúltero entre dicha universidad y una fundación que se define a sí misma como un Think tank político que busca promover los valores del humanismo occidental (lo de cristiano quedaría mal, claro).

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7.11.09

¿Ha tocado fondo España?

España está en una crisis moral, social y económica cuyo fondo no se vislumbra. El paro sigue subiendo pero lo peor es que en cuestión de pocos meses van a ser millones los que no cobren un euro de las cada vez más escuálidas arcas del Estado. Y los que cobren los 420 euros de marras, saben muy bien que con esa cantidad no les da casi ni para pagar los recibos de la luz, agua, impuestos municipales, etc. Se habla mucho del drama de una juventud incapaz de conseguir un primer empleo, pero a mí me parece más preocupante el caso de los hombres de más de 45 años que, con cargas familiares, se quedan en la calle y con poquísimas posibilidades de volver al mercado de trabajo. Cuanto más paro hay, menos consumo interno. Y cuanto menos consumo interno, más paro. Se habla de que la recuperación económica mundial tirará de España. Veremos….

Por otra parte, tanto el aprecio por la vida como la institución familiar están desplomándose a ojos vistas. Cada vez hay más abortos. Cada vez hay más divorcios. Cada vez hay más niños que ven su vida partida en dos porque sus padres han sido incapaces de mantener la llama de un amor, que en demasiadas ocasiones no ha pasado de un enamoramiento pasaional. Cada vez resulta más difícil que una pareja de jóvenes puedan formar un hogar. Cada vez es más evidente que los niveles educativos dentro y fuera del hogar se han desplomado. Yo veo lo que estudian mis hijos hoy y me da la sensación de que necesitarían dos infancias y adolescencias para alcanzar el nivel de formación que yo recibí hace 25-20 años. Y los excesos de la adolescencia y la juventud en tiempos de la “movida” parecen un chiste comparado con la era del botellón. En realidad la juventud ha sido siempre un poco loca, pero lo que veo es que se ha adelantado la edad en que los muchachos hacen aquello que no deberían de hacer. Mi padre me decía que yo a los 15 años hacía cosas que él empezó a hacer con 21 y hoy veo a muchachos de 12-13 primaveras haciendo lo que yo hice con 16-17. Con una particularidad: los padres de hoy parecen impotentes para impedirlo. O porque no pueden o, cada vez más, porque no quieren.

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Mesa redonda sobre Javier Osés, obispo de Huesca

Esta noche ha tenido lugar una mesa redonda organizada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) cuyo tema ha sido la figura del anterior obispo de Huesca, monseñor Javier Osés. En la misma han intervenido el historiador Pablo Martín de Santa Olalla -autor de un libro sobre don Javier que se ha vendido como churros en Huesca-, el doctor en Teología y sacerdote secularizado José Bada, el periodista y escritor Javier Ortega y, “last but not least", el director de Religión Digital, José Manuel Vidal. Sobre el acto hablaré en unas líneas. De momento me basta con decir que el aula, en la que calculo que entraban unas 150 personas -quizás más- estaba llena.

Cuando me trasladé con mi familia a tierras oscenses, don Javier Osés ya sufría la enfermedad que le llevó a la tumba ya estaba presente. Por tanto poco puedo hablar por conocimiento personal de cómo ejercía de obispo, pero sí que puedo asegurar que él se enfrentó a la enfermedad y a la muerte de forma genuinamente cristiana. Y también puedo certificar que su funeral demostró, por si alguien lo dudaba, que era un obispo muy querido. Independientemente del juicio que se pueda realizar sobre su episcopado, esos dos hechos son irrefutables.

Dicho lo cual, todas las referencias que tenía del antecesor de monseñor Jesús Sanz Montes indicaban que el mismo fue de los obispos más “progres", si no el que más, del episcopado español post-conciliar. Hoy he comprobado que dichas referencias eran ciertas. Los “ponentes” han glosado la mar de bien la persona y el pontificado de monseñor Osés. La añoranza, la nostalgia de tiempos pasados que hoy ya no existen ha flotado durante todo el encuentro. Además el 95% de los presentes eran mayores de 55 años. Dudo que hubiera en la sala más de 5 personas más jóvenes que yo. Tal hecho no me ha sorprendido. Sí me ha extrañado la ausencia clamorosa de sacerdotes “en ejercicio". Y no creo que haya sido por desconocimiento del acto. Cope Huesca lo ha anunciado a bombo y platillo y dudo que hubiera un solo sacerdote de la diócesis que no supiera que esta tarde se iba a hablar, y bien, de quien fue su obispo durante treinta años largos. Con esto no digo que el presbiterio oscense no aprecie a monseñor Osés, pero tampoco parece que su figura suscite un gran entusiasmo.

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