El próximo Doctor de la Iglesia
SAN GREGORIO DE NAREK, CERCANO AL DOCTORADO
Se están ultimando en la Congregación de los Santos, en el Vaticano, los pasos necesarios para la declaración por parte del Papa de un nuevo Doctor de la Iglesia, el próximo que recibirá dicho título: Se trata del gran Doctor de la Iglesia armenia, que sin embargo para muchos en la iglesia latina es un gran desconocido, San Gregorio de Narek (Grigor Narekatsi), monje del siglo X, que ha sido llamado el San Agustín de los armenios, sin duda no por la cantidad de sus obras sino por el influjo que han tenido entre los fieles.
El gran Doctor de la Iglesia armenia nació probablemente en el 950, el pequeño pueblo de Narek, en Armenia, de una familia de escritores. Su madre murió mientras Gregorio todavía estaba en edad temprana, su padre Khosrov, quien más tarde se convirtió en arzobispo, escribió el más antiguo comentario de la iglesia armenia sobre la Divina Liturgia. Fallecida la espos, Khosrov confió a Gregorio y su hermano Juan a su primo Ananías Vartabed, llamado “el Filósofo", Abad del monaasterio de Narek, fundador de la escuela local y del monasterio del pueblo. En aquella época el cenobio, situado en las orillas del lago Van en Vaspurakan (hoy territorio turco) era floreciente en vocaciones y en vida espiritual.
Eran tiempos tranquilos para los cristianos de Armenia, de antiguas raíces. En efecto, en el 451, la Iglesia apostólica armenia, junto con el Patriarcado de Alejandría y la Iglesia jacobita, consideraron que se rompía con lo acordado en el Concilio de Éfeso (425) y se producía una recaída en el nestorianismo, por lo que rompieron formalmente la comunión con el Papa y los demás patriarcas, siendo los escindidos considerados monofisitas. Posteriormente, numerosos obispos armenios intentaron restaurar la comunión con Roma: en 1195, durante las Cruzadas, los católicos del reino armenio de Cilicia entraron en una unión con los católicos romanos que duró hasta que el reino fue conquistado por los mamelucos en 1375. La unión fue posteriormente restablecida durante el Concilio de Florencia en 1439, mediante el decreto Exultate Deo del 22 de noviembre, pero no tuvo ningún efecto práctico hasta 1740, cuando Abraham Bedros Ardzivian, quien previamente se había convertido al catolicismo romano, fue nombrado Patriarca de Sis (antigua Cilicia). Dos años antes, el papa Benedicto XIV había establecido formalmente la Iglesia católica armenia.
Pero la vida de San Gregorio se sitúa en plena época de la separación, en una época de paz y prosperidad anterior a las terribles invasiones de los turcos y los mongoles. E trata de unos años en la que Iglesia armenia experimentó un auténtico renacimiento cultural, al cual contribuyó grandemente el mismo Gregorio. El monasterio de Narek, hoy deshabitado, fue destruido como comunidad religiosa en el siglo XX, tras el genocidio armenio, la deportación forzosa y exterminio de un número indeterminado de civiles armenios, calculado aproximadamente entre un millón y medio y dos millones de personas, por el gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio otomano, desde 1915 hasta 1923.


De entre las historias amañadas que se han querido presentar sobre Mons. Romero una es que, si bien como joven obispo estuvo espiritualmente cercano al Opus Dei, habría tenido una “conversión” que le habría hecho alejarse del Opus para buscar otras espiritualidades más progresistas. Nada más cercano de la realidad, como demuestra este retiro de sacerdotes al que se mantuvo fiel, siempre que sus obligaciones se lo permitían, hasta el mismo día de su muerte. Sin embargo, es cierto que pastoralmente en los últimos años estuvo muy cercano a los Jesuitas de la UCA, que le asesoraban en sus homilías.
Una lectora del Blog nos envía desde Guatemala este artículo, que con gusto reproducimos
Clemente VII nombrado Papa el 18 de noviembre de 1523, tenía la preocupación de evitar el concilio que se le pedía con urgencia, especialmente por el emperador Carlos V. Con el Pontificado de Paulo III, elegido el 13 de octubre de 1534, lograron abrirse paso las fuerzas reformadoras y penetrar en el centro de la Iglesia. La reforma protestante avanzaba y esto motivó a Pablo III a reunir en Roma a representantes del Humanismo reformista y de la restauración disciplinar de las órdenes religiosas. Bajo la dirección de A. Contarini y una comisión de nueve miembros, iniciaron un proyecto de reforma general en 1536. En marzo de 1537 se publico el Consilium de emendanda ecclesia, que basado en el abuso de poder de los papas como causa principal de los males de la iglesia, formula una lista de propuestas concretas.
Joven disipado, monje trapense, eremita en Tierra Santa y en Argelia… Hablar de Carlos de Foucauld es hablar de una vida de aventura en la que Cristo fue escribiendo una historia totalmente novedosa y en la que se puede ver cómo es verdad que los caminos del Señor son inescrutables. Nacido el 15 de septiembre de 1858 en Estrasburgo, Francia, pertenecía a una familia aristocrática tradicional cuyo lema era “Jamás retroceder”. Esta divisa será constante durante toda la vida de Carlos. Su padre, el vizconde Eduardo, proveniente de un antiguo linaje francés, era por aquel entonces inspector asistente de bosques en Estrasburgo. Su madre, Isabel, era hija del famoso coronel Morlet y estaba emparentada con la nobleza de Lorena.
Card. Daniélou.-Estamos en presencia de una crisis muy grave de la vida religiosa: no se puede hablar de renovación sino de decadencia. Esta crisis afecta, en primer lugar, al mundo atlántico. La Europa del Este y los pueblos de África y Asia gozan de una situación mucho más sana. La crisis se manifiesta en todos los campos. Los Consejos evangélicos han dejado de considerarse como consagración a Dios, para ser vistos en una perspectiva sociológica y psicológica. Existe, sí, la preocupación de no parecer burgueses, pero en el plano individual ya no se practica la pobreza. La obediencia religiosa se sustituye por la dinámica del grupo. Bajo pretexto de ir contra los formalismos, se abandona toda regularidad en la vida de oración. Las consecuencias de este estado de confusión se advierten, sobre todo, en la escasez de las vocaciones. Pues los jóvenes lo que quieren es una formación seria. Par otra parte se dan continuos abandonos de la vida religiosa, lo que produce escándalo, pues se rompe el pacto que unía al pueblo de Dios.
El sacerdote y fundador italiano Giacomo Alberione es fundamentalmente conocido por ser un apóstol de la comunicación, auténtico pionero en su tiempo, y todavía hoy activo a través de sus hijos e hijas espirituales, tanto que oficiosamente es conocido como patrón de las comunicaciones por internet. Cuando él nació, el 4 de abril de 1884, era impensable el nivel al que llegarían a crecer las comunicaciones sociales en el s. XX. Provenía de una humilde familia campesina de San Lorenzo di Fossano en Cuneo (Italia). La familia era profundamente cristiana, guiada por el padre de familia, Miguel, y su esposa Teresa. Desde el principio tanto él como sus otros cuatro hermanos (una hermana pequeña murió con un año) fueron educados en la piedad cristiana, el trabajo y la confianza en la Providencia.
En esos años la familia tuvo que cambiar de domicilio y pasar a vivir a la región de Cherasco, en la diócesis de Alba. El párroco del lugar en cuanto conoció al ya joven adolescente puso empeño en ayudarle a tomar conciencia de su vocación y a responder a la llamada del Señor. Para ese tiempo Giacomo era un joven de mediana estatura, de aspecto enfermizo y muy débil. En su niñez, su madre, temiendo por él, acercó al niño al santuario de Bra para ponerlo bajo la protección de la Virgen de las Flores. A pesar de esa apariencia débil llamaba la atención su mirada firme y su sed en busca de la verdad. A los 16 años, en 1900, entró en el seminario de Alba. Desde pequeño estaba dispuesto a dar este paso, sus compañeros de colegio le habían puesto de mote “el cura” y se reían de él, pero eso a Giacomo no le importaba. Ese pensamiento había dominado sus estudios, todo había apuntado en esa dirección, incluso participando activamente en la Obra de la Santa infancia.
Este hecho marcó la vida de Joseph, por entonces un niño de 8 años. La soledad que sentía era inmensa y llenó el inmenso agujero que dejaba la ausencia de su madre encomendándose a la Virgen. Aquí el origen del carisma netamente mariano que introdujo en la Iglesia. Su madre, antes de despedirse de él, consagró a su hijo ante una imagen de la Virgen de Pompeya, a quien pidió que educase y cuidase del pequeño José. Ser educado y cuidado por la Virgen María sería uno de los puntos más importantes del método que desarrollará Kentenich. La acción de su madre de transmitir sus deberes maternos a la Virgen ayudó a José a entender que así como la Virgen educó a Cristo ahora tiene que educar a quienes se consagran a Ella para asemejarse más a Jesús.
Tantas cosas y tan graves llegaban a oídos del Papa sobre los crímenes de los Templarios, que llegó a dudar de su culpabilidad y trató con los cardenales, de hacer una encuesta formal. Y como el mismo gran maestre de la Orden, Jacobo de Molay, reclamara una averiguación en regla a fin de que se demostrase la inocencia de los suyos, determinó el sumo pontífice poner manos en el asunto. Bien conocía Felipe la lentitud de un proceso canónico, por eso no quiso aguardar el resultado de la encuesta pontificia. Y de pronto, en la mañana del 13 de octubre de 1307, por un golpe de mano que cogió a todos de sorpresa, los esbirros del monarca apresaron a los dos mil templarios de Francia y se apoderaron de sus bienes muebles e inmuebles.
Pero Felipe era muy hábil, había tomado sus precauciones para ponerse al abrigo de acusaciones personales. Un hecho que no ha sido bastantemente destacado y cuya importancia es capital fué el papel que jugó la Inquisición… El confesor de Felipe el Hermoso, Guillermo de París, era, por nombramiento pontificio, inquisidor general del reino y dirigía a aquellos Padres de su Orden que en cada provincia estaban encargados de castigar la herejía. Guillermo de París se convirtió en agente de Felipe el Hermoso. Puso la Inquisición al servicio del rey: ordenó a los diferentes inquisidores del reino perseguir a los Templarios. Y aquí conviene hacer una distinción importante: sólo el Papa tenía el derecho de encausar a la Orden entera; por eso los inquisidores formaron proceso individualmente a cada templario; de este modo no se cometía ilegalidad alguna, al menos en apariencia. El rey no intervenía sino a ruegos del inquisidor general, el cual le suplicaba poner el brazo secular a disposición de la Iglesia.
RODOLFO VARGAS RUBIO
Inscrito como alumno en el Almo Colegio Capranica y en la Universidad Gregoriana, el joven clérigo della Chiesa se vio inmerso en una atmósfera que le turbaba profundamente: la de usurpación saboyana de Roma, la cual estallaba frecuentemente en tumultos anticlericales. Giacomo se dedicó en cuerpo y alma a su preparación según los principios de la más estricta ortodoxia católica que regían en el Capranica y que ponía en práctica a través de la enseñanza del catecismo a los niños en la vecina parroquia de Santa María in Aquiro. Por fin, el 21 de diciembre de 1878 fue ordenado sacerdote por el cardenal Raffaele Monaco La Valletta, vicario papal para la diócesis de Roma, en la basílica patriarcal de San Juan de Letrán (la catedral del Papa) y en presencia de su familia, venida al efecto desde Génova. Su primera misa la celebró en la basílica de San Pedro en el Vaticano. Por un error de los sacristanes en la asignación de los altares, no lo hizo, según su deseo en la Capilla Clementina, sobre la tumba del Príncipe de los Apóstoles, sino en el altar de la Cátedra, en el ábside, en el marco de la esplendorosa “Gloria” de Bernini.
RODOLFO VARGAS RUBIO
Como el arzobispo de Bolonia había sido elegido con la diferencia de un voto, Merry del Val exigió que se revisaran las papeletas para ver que este voto decisivo no se lo hubiera dado aquél a sí mismo (a la sazón, la constitución apostólica Vacante Sede Apostolica promulgada en 1904 por san Pío X establecía una mayoría de dos tercios de los votos de los cardenales electores para ser investido papa, pero para ser válida esta mayoría no podía estar en ella incluido el voto del elegido). El resultado de este examen fue la confirmación de la probidad y la validez de la elección del cardenal della Chiesa, quien reaccionó con una cita del salmo CXVII: “Lapis quem reprobaverunt aedificantes factus est in caput anguli” (La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular). El otrora poderoso secretario de Estado repuso con el versículo siguiente: “A Domino factum est istud et hoc mirabile in oculis nostris” (Esto es obra del Señor, de lo cual se maravillan nuestros ojos).