Oraciones de Cuaresma
En estos días de la Cuaresma somos llamados a intensificar la oración, la penitencia y la caridad para remediar la enfermedad del pecado.
Las oraciones de la antigua liturgia hispana nos ayudan a centrarnos en el objetivo espiritual de este tiempo:
A Ti, Redentor de todos, Rey soberano, levantamos nuestros ojos en llanto;
escucha, Cristo, las plegarias de los que te suplican.
R. Y ten piedad.
Oh, Diestra del Padre, Piedra angular, Camino de la Salvación y Puerta del Cielo:
lava las manchas de nuestros delitos.
R. Y ten piedad.
Rogamos oh, Dios, a tu Majestad: con tus oídos santos escucha nuestros gemidos, perdona bondadoso nuestras culpas.
R. Y ten piedad.
Nuestros pecados cometidos los confesamos ante ti; con corazón contrito te manifestamos lo oculto; que tu Clemencia, oh, Redentor, nos las perdone.
R. Y ten piedad.
Inocente, fuiste capturado, y llevado sin poner resistencia, y condenado por los impíos con testigos falsos. A los que redimiste, consérvalos Tú, oh, Cristo.
R. Y ten piedad.
He aquí que ya están cerca estos días de salvación que una vez más nos trae el curso del año y durante los cuales nos esforzamos en buscar remedio a nuestras malas obras por el trabajo de una saludable abstinencia. Como dice el apóstol: He aquí el tiempo favorable, he aquí el día de la salud.
En estos días ofrecemos al alma ávida el remedio espiritual, y el mal, que por engañosa delectación produce la úlcera del pecado, es desarraigado del alma.
La Misericordia Divina se dispone a levantarnos a nosotros, que por una funesta costumbre estábamos inclinados a caer sin cesar; por lo mismo será necesario que dirijamos nuestros esfuerzos hacia lo alto.
Veamos, pues, con alegría llegar esos días y ello nos merecerá ser libertados de nuestros pecados y tener parte en la felicidad de los elegidos. Amén.
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