Las bases puestas en Manresa: Cataluña germina
Las Iglesias de Solsona y Vic ya hacían y programaban muchas cosas de manera conjunta. Ahora tocaba compartir más: el anhelo de hacer juntos el camino compartiendo el testimonio evangelizador y las nuevas experiencias que avivan el rescoldo cristiano y la aventura de la Nueva Evangelización transformados por el Espíritu Santo. Así dio el pistoletazo de salida Mons. Casanova, con referencia directa al pensamiento de Santo Toribio de Mogrovejo, primer obispo de Lima: “que nuestras Iglesias no sean esquivas a la aventura misionera”.
Acto seguido Novell recordó a Juan Pablo II y los tres ejes de la Nueva Evangelización por él auspiciada: nuevo ardor, nuevo lenguaje y nuevas formas. Nuevo ardor con fuerte componente orante y litúrgico y el aprendizaje de nuevos lenguajes y formas mediante el testimonio, no de un teórico de la Nueva Evangelización, sino de Mons. Rey un pastor misionero con 10 de años de experiencia como tal en la diócesis del Var.
Y todo ello aquí, en el corazón de Cataluña, ante la situación de perplejidad y desorientación, ante la secularización que ha vaciado nuestras iglesias y comunidades, ante la parálisis y la desmoralización provocadas (cito textualmente a Novell): “porque, digámoslo claramente, estos últimos 50 años no han traído el fruto esperado”. ¿Qué esperamos? Que nuestras parroquias y comunidades empiecen a apostar por la Nueva Evangelización con un ardiente deseo de buscar nuevas herramientas compartiendo experiencias, convicciones y relecturas…
Acto seguido tomó la palabra, en pie, con soltura y desparpajo, el prelado francés quien evocó su “itinerario interior” a partir de los 26 años, cuando más allá de los cromosomas cristianos heredados entró en contacto con la Comunidad del Emmanuel en Paris y sus experiencia proféticas: el Café del Cura (Bistró du Curé) en medio del barrio de Pigalle y tantas otras que le ayudaron tanto en el momento de asumir la responsabilidad de su diócesis. Un sacerdote veterano le recordó al llegar: “hay muchos católicos pero pocos cristianos”. Hay estaba la clave: a pesar del catolicismo sociológico en el que están inmersos pocos han hecho experiencia personal con Cristo. Hay que empezar a ayudarles. La Iglesia tiene razón de ser en tanto que evangelizadora. Hay que salir del ghetto. Tiene que ser signo de salvación para aquellos que no lo es. Todo hombre y toda mujer están hechos para encontrarse con Cristo. Si eso no ocurre, es que hay una disfunción en nuestras comunidades.
Hay que ir en contra de los desafíos, pero el primero dijo lo encontramos en el interior de la Iglesia: la “sospecha” de muchos que creen que con la Nueva Evangelización se pretende desaprobar lo ya hecho y hacer “tabula rasa” con lo precedente. O que quizá esta Nueva Evangelización encubra una voluntad proselitista y no sea otra cosa que una nueva cruzada identitaria. Así lo afirman, constituyéndose en el interior de la Iglesia como un obstáculo mayor que el externo (la sociedad secularizada del pluralismo religioso).
Con 10 características concretas y peculiares que fue enumerando y explicando concienzudamente:
1º El propio pecado personal.
2º El inmovilismo: el miedo al cambio, perpetuar y no poner en cuestión el sistema pastoral justificando el status quo. Nada exterior y crítico, exógeno.
La esclerosis que provoca la rutina, el miedo a no ser competente y quedar marginado, el preferir la repetición del más de lo mismo forman el resto de la Resistencia interna a la Nueva Evangelización.
3º La secularización interior: malinterpretando Gaudium et Spes, se ha creído que para acercarse al mundo había que conformarse a la cultura contemporánea: un cristianismo consensual.
4º El funcionalismo: la Iglesia convertida en prestadora de servicios cultuales olvidando el primado de la gracia y convirtiéndose en burocracia y tecnocracia, olvidando que tras los excesos de la estructura eclesial está la fuerza del Espíritu Santo.
5º El activismo: Como búsqueda del éxito y de la valoración de si mismo, multiplicando actividades olvidando que la evangelización descansa en la oración y que la iniciativa primera está en Dios.
6º El individualismo: que lleva a una privatización del proceso de la fe que se convierte en subjetivo. El individuo es su propia norma: narcisismo espiritual de quien se apoya demasiado en sus competencias.
7º El clericalismo: de sacerdotes que tienen la tentación del poder y el control de personas, comunidades y la pastoral poniéndose por encima de las personas a las que han de servir. Sucede igual con los laicos clericalizados que desarrollan una lógica de poder, de reivindicación eclesial y de confiscación.
8º El escepticismo: laicos y sacerdotes demasiado cansados, que se sientes desbancados por las nuevas generaciones, privados de claves de comprensión. Victimas de las presiones mediáticas: infiltrando en ellos las imágenes negativas de la Iglesia y la convicción de que “el mundo ya no será cristiano”. Impotencia que solo puede ser superada a través de la contemplación del misterio de Cristo: la Cruz que lleva a la Vida. Referencia directa a Pablo VI: “Cristo habita en el mundo”.
9º Aislacionismo: El miedo al mundo crea una cultura de ghetto, idealizando el pasado, desconfiando en la alteridad y replegándose sobre si mismo. Olvidar que la misión emana de nuestra condición bautismal y que la evangelización es signo de madurez teologal.
10º El autismo: nos olvidamos que la evangelización es la expresión de la máxima caridad que es dar la Verdad. Existe la tentación de abstenerse de anunciar a Cristo para respetar los valores humanos y espirituales de otras culturas y religiones.
Don Andrea Brugnoli en el taller de Sentinelle del Mattino |
Todo ello aderezado con anécdotas y toques de humor. Especialmente el ejemplo del vendedor de zapatos que va a África y al llegar y ver a todo el mundo descalzo piensa que no hay mercado y regresa por donde llegó. Y el otro vendedor que viendo lo mismo se convence de la oportunidad maravillosa que tiene ante sí y el gran mercado que se acaba de abrir ante sus ojos. Dos miradas distintas.
Fuertemente impactante la referencia a un sacerdote en su diócesis con un apostolado singular: “el de la noche”. De medianoche a las seis de la mañana una noche en cada discoteca o boîte. A las 8 de la mañana celebración de la misa, después descanso y refección y por la tarde tiempo de encuentro con las personas con las que concertó cita para entrevista “tu a tu”. Todo ello imposible sin tres características que lo hacen apto para esa misión: hombre de estructura humana fuerte (equilibrio singular), religioso identificado con su hábito, miembro de una comunidad que verifica su camino y lo apoya con la plegaria y, finalmente, ser un hombre de mucha oración.
Y así concluyeron las dos primeras horas de conferencia. El resto por la tarde. Nosotros haremos la crónica mañana, si Dios quiere.
El Directorio de Mayo Floreal
de Germinans Germinabit