El sueño de la Cruz
Pensando que sería una buena introducción a la Semana Santa, estuve ayer traduciendo a vuelapluma un fragmento del poema El sueño de la Cruz. Data del siglo octavo y se considera el más antiguo poema cristiano en lengua inglesa (inglés primitivo o anglosajón) que se ha conservado.
Son versos muy bonitos, que dejan traslucir la vieja tradición de los héroes germánicos, aplicada a la mayor gesta heroica de la historia, que es la Redención: Cristo, descrito como un guerrero valeroso que acude presto y deseoso al combate; la creación entera llorando al ver herido y clavado en el madero al más bello de los hombres; la misma cruz, tentada de doblarse y romperse ante tal peso, pero resistiéndolo para que se cumplieran las profecías… Si esto no es la gesta de las gestas, no sé lo que es.
Una de las cosas en las que he estado pensando es en todo lo que me une al anónimo poeta anglosajón. A más de un milenio de distancia, su fe y mi fe son la misma. Cuando habla de nuestra Señora honrada entre todas las mujeres, de la veneración de la Cruz gloriosa, de Cristo redentor y el único sendero de la vida, yo puedo hacer mías sus palabras sin ninguna vacilación. Estoy más cerca de él que de mis vecinos agnósticos y, lamentablemente, más que de muchos clérigos que parecen creen en cualquier cosa menos en la fe católica. Es mi hermano, mi familia y espero verlo un día en el cielo, si Dios quiere. En verdad la Cruz de Cristo es lo único que no pasa en este mundo: stat Crux, dum volvitur orbis.
16.02.24
Abstinencia: da igual que te guste más el pescado
Todos los años, por estas fechas, hay algún lector que pregunta qué sentido tiene la abstinencia de carne los viernes de Cuaresma, porque a él le gusta más el pescado que la carne o es vegetariano o le encanta comerse una buena tortilla de espárragos. Dadas esas preferencias, ¿no sería mejor penitencia o incluso un acto más cuaresmal prescindir de la abstinencia y simplemente comer lo que menos le guste a uno o hacer otros sacrificios?
Esta insistencia en la misma pregunta año tras año es señal de que conviene hablar del tema, porque indica que hay algo importante que no se ha entendido del todo bien.
13.02.24
Simón... ¿duermes?
Texto de D. Antonio Izquierdo Sebastianes, presbítero
Quedan pocas semanas para que escuchemos estas palabras de Jesús al primer Papa (cf. Mc 14, 37), cuando en todas nuestras iglesias resuene la lectura de la Pasión el próximo domingo de ramos. El que había sido elegido para confirmar en la fe —y por eso denominado como “Roca” (Pedro)—, se quedó frito en Getsemaní, justo en el momento en que Satanás había solicitado cribar a los discípulos como trigo (cf. Lc 22, 31-34). Muy probablemente soñaba con que las palabras de Jesús fueran pedagógicamente metafóricas, y le gustaba pensar que el infierno estuviera vacío o que nadie pudiera acabar traicionando y negando al Maestro.
El Papa dormía, y con él Santiago y Juan, y probablemente también, a una cierta distancia, aquellos otros apóstoles a cuyos sucesores llamamos obispos. Todo, porque —según Jesús les había advertido— para seguir a Quien va a la cruz no bastan la buena intención, la pacífica sinodalidad, ni el haber pasado años escuchando las palabras del Señor o contemplando sus milagros. Cuando Dios ha dado permiso a Satanás para cribar a la Iglesia y a sus pastores con la noche más oscura de la fe, es imprescindible velar y orar para no caer, porque “el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mc 14, 38) y no aguanta.
20.11.23
Nos han robado la palabra hostia
En esta breve entrevista, D. Antonio Izquierdo, párroco de San José Obrero (Móstoles), nos habla del magnífico libro que acaba de publicar en la Editorial Monte Carmelo. El título del libro, Jesús es la hostia, recupera y proclama orgullosamente una profundísima verdad de fe, aunque el mundo la haya olvidado y solo la recuerde para blasfemar.
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- El título es provocador y de primeras echa un poco para atrás, ¿no?
Efectivamente: el título, como explico en el brevísimo prefacio, busca justamente reparar que nos hayan robado esa preciosa palabra que tan hermosamente habla del misterio más hondo de Cristo en su ofrenda pascual, y de lo que, por gracia, nos regala ser unidos a Él.
Es cierto que choca; pero, a pesar de lo controvertido de la elección del título, espero que ver quién lo prologa sirva de antídoto a una primera mala impresión.
- Ciertamente, que Mons. Reig Pla haya querido escribir el prólogo es toda una garantía. El subtítulo también es interesante: “Una profesión de fe”. ¿Tiene algo que ver con sus razones para escribir el libro?
Bueno, no sé si es muy “libro”. Se lee en un ratillo de nada, porque es realmente muy breve, apenas 120 páginas. Pero sí, surgió como un agradecimiento por mis 25 años de sacerdocio, a modo de profesión de fe. Una forma de devolver (redditio) el maravilloso regalo de la fe que me ha entregado (traditio) la Iglesia. En ese sentido, es un libro muy testimonial, aunque explico cosillas al hilo de mis propias experiencias.
27.10.23
La belleza es posible
Bruno M.
Bruno M. es laico y ha sido bendecido por Dios con tres hijos y una esposa mucho mejor de lo que merece. A pesar de su escasa habilidad literaria, se empeña en ofrecer al mundo sus ocurrencias sobre todo y nada en este blog, siempre desde la fe católica y la razón. También colabora regularmente con Radio H.M. Para purgar sus pecados, forma parte del Consejo de Redacción de InfoCatólica.
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