Vive peligrosamente
Me ha encantado leer que el Cardenal Pell, de Sydney, va a participar en el Primer Festival de Ideas Peligrosas en Australia. Me ha parecido extrañamente apropiado, porque no hay nada más peligroso que el cristianismo. La fe católica puede ser odiada, despreciada, rechazada, amada o admirada, pero quien la considere algo aburrido, intrascendente o rutinario no tiene ni la más mínima idea de lo que es el cristianismo o sólo se ha encontrado con cristianos de pega. Será como el que dice que una víbora es muy mona o que un león es hogareño: o habla por hablar o lo que él llama víbora y león son, en realidad, muñecos de peluche.
No hay idea más peligrosa que la Encarnación, porque coloca al mundo cabeza abajo. En lugar de un Dios o, más bien, una Fuerza absoluta e impersonal en lo alto, que lo fundamenta todo pero a la que no le importa nada, y unos insignificantes seres humanos en la tierra, que hoy están vivos y mañana vuelven al polvo, en lugar de un universo que evoluciona sin saber muy bien hacia dónde o de un eterno retorno por el que todo es siempre lo mismo, los cristianos nos encontramos con un universo trastocado. Dios se hace pequeño, lo inmortal se hace mortal, lo Abstracto resulta ser Alguien. Y, de la misma forma, los insignificantes seres humanos están llamados a ser hijos de Dios, los mortales reciben la inmortalidad, los hombres falibles se atreven a decir que conocen la Verdad y el sinsentido de la vida se desvela como parte del Plan de Dios. Hasta el más mínimo aspecto de la vida queda transformado.
Si Dios se ha encarnado, ya nada puede ser igual. ¿Cómo no va a haber milagros, cuando se ha producido el Milagro de los milagros, que es la Encarnación? No es extraño que, con el anuncio del Evangelio, “los ciegos vean y los cojos anden, los leprosos queden limpios y los sordos oigan, los muertos resuciten y a los pobres se les anuncie la buena noticia”. Lo raro es que haya cojos que no salten de alegría al oírlo, ciegos que se nieguen a ver, muertos que prefieran seguir muertos y leprosos que no quieran quedar limpios.
Desde el principio, al núcleo del cristianismo se le ha llamado Evangelio, es decir, “buena noticia”, o Kerigma, “anuncio”, porque es algo verdaderamente nuevo, revolucionario y que revuelve todo cuanto toca. Y no es que simplemente fuera nuevo hace dos mil años: es nuevo y revolucionario hoy y cada vez que se proclama. Por eso es peligroso y por eso los gobernantes, de cualquier ideología, época o condición, siempre se echan a temblar ante un verdadero cristiano.
Si buscamos una frase peligrosa, difícilmente podríamos encontrar una que lo fuera más que: “Amad a vuestros enemigos”. Las proclamas revolucionarias de Marx, Lenin, Nietzsche, Rousseau, Robespierre o el Che Guevara tienen el tremendo fallo de no ser suficientemente revolucionarias. Metiendo más o menos la pata, intentan cambiar pequeños aspectos del mundo, pero no lo colocan cabeza abajo, no lo transforman de raíz. Al final, uno descubre que son más de lo mismo y, por ello, no solucionan nada. En cambio, al leer cómo los mártires cristianos mueren perdonando a sus asesinos, uno tiene la sensación de que un inmenso temblor ha sacudido los cielos y la tierra. Las galaxias se detienen y el universo contiene el aliento, porque alguien ha amado a sus enemigos, quebrando con ello en pedazos las leyes más fundamentales de la naturaleza.
Cuando una persona acepta la fe en Cristo, su vida cambia totalmente, hasta el punto de que se puede decir que ha vuelto a nacer. Será consciente como nunca de su pequeñez y de que él sólo no puede hacer nada, pero tendrá la desfachatez de decir que es hijo de Dios. Podrá vivir, según su vocación, la pobreza, la castidad y la obediencia y, en lugar de ser un desgraciado por ello, reconocer que es el más rico de los hombres, amar de verdad y disfrutar de la verdadera libertad. Recordará siempre que la vida verdadera es la que no se acaba, pero construirá hospitales, alimentará a los que tienen hambre, visitará a los presos y enseñará a los que no saben. Sufrirá tanto o más que los demás, pero tendrá una alegría que nadie le podrá quitar. Pecará siete veces cada día, pero se atreverá a decir que forma parte de la Iglesia Santa. Quizá no haya salido nunca de su pueblo, pero estará dispuesto a ir al mundo entero a anunciar el Evangelio.
¿Quieres vivir aventuras? ¿Deseas vivir peligrosamente? Atrévete a abrir un resquicio de tu mente y tu corazón al Evangelio y te garantizo que ya nada será igual.
112 comentarios
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Va a ser eso, más lo segundo. Porque el caso es que si preguntas por ahí la mayor parte de la gente creo que respondería que es "algo aburrido, intrascendente o rutinario"
No conozco mucho a Castro para saber si tembló ante Juan Pablo II, pero los que sí temblaron fueron los muchísimo más poderosos Partidos Comunistas de Europa del Este. Todo el mundo reconoce el grandísimo papel que tuvo Juan Pablo II en la caída del Muro de Berlín y el gran odio que le tenían los diversos gobiernos comunistas. Por otra parte, estoy seguro que la Iglesia es la espina que tiene clavada Obama en el zapato en lo referente a sus proyectos que incluyen el aborto, igual que el rechazo de la Guerra de Irak por Juan Pablo II debió resultar un buen golpe para Bush. Habrá Universidades de Notre Dame e incluso obispos que le hagan la pelota a Obama, pero también hay muchos obispos, sacerdotes y laicos valientes que le recuerdan día y noche que no es Dios y no puede decidir sobre la vida de los inocentes. Aquí en España, aunque el aborto sea un mal evidente sin necesidad de fe cristiana, de hecho es la Iglesia la que más se ha opuesto a él.
Dicho eso, es evidente que no todos los obispos, ni Papas, ni cristianos son santos. Por cada San Ambrosio, habrá mil prelados aceptables, ni muy buenos ni muy malos, cuya máxima ambición sea pasar desapercibidos. El ejemplo que puso el mismo Cristo es muy sugerente: "Vosotros sois la sal del mundo". No todo el plato de comida es sal, sino que unos pequeños granos de sal bastan para salar el resto. El problema se produce cuando la sal se vuelve sosa, porque ya no vale para nada.
Saludos.
De todo habrá, pero sí, lo segundo es una vergüenza para nosotros. Yo creo que muy poca gente se confiesa de tibieza y, sin embargo, creo que es el principal pecado de los católicos en España. Las cosas serán distintas, por ejemplo, en Vietnam o algún sitio así, pero la maldición de Europa es la tibieza de los católicos.
Pues tienes toda la razón.
Yo me confieso también a veces, por ejemplo, de quejarme mucho. Un cristiano que se queja mucho no resulta atrayente para nadie (ni está viendo su vida con los ojos de la fe.
Acabo de leer este post, "Obispos de acero" sobre obispos que dieron testimonio de fe y de fidelidad durante la época comunista en Ucrania, Croacia o Rumanía:
http://networkedblogs.com/p12173645
Es del estupendo blog "Espacio de Fe", que aprovecho para recomendar a los lectores.
Las leyes a favor del aborto son una legalización del crimen masivo y diario, además de un ataque contra los valores morales de muchas personas, entre ellas algunas católicas. Pero la mayoría de la sociedad española y de los católicos españoles está adormecida.Se conforma con los antivalores que promueven los dirigentes anticatólicos en sus medios de comunicación y hasta los asume, como ya sabemos por algunos teólogos o juristas católicos.
Por eso la comunidad católica es, en muchos casos, una comunidad burguesa que no reacciona con el espíritu revolucionario del que hablas y que cabría esperar de la Iglesia Santa. ¿Por qué? Porque casi nadie acepta la fe en Cristo. En la mayoría de los casos sólo hay una costumbre familiar que a nada compromete y que otorga un orgullo vacío y ridículo.
Tener fe es apostar la vida contra la nada, estar suspendido sobre diez mil brazas de agua, echarte para atrás con los ojos cerrados al filo de un abismo infinito, y sin ver los brazos que te van a sostener...
Me hacen gracia los ateos que te dicen: "qué suerte tienes con ser creyente. Debe ser reconfortante". Un cuerno. Es difícil, es tragar todos los días una pastilla ardua de pasar. Sostener contra toda evidencia empírica que un muerto se levanta de entre los muertos, que Dios ha hablado al hombre, que el continuo antitetimonio de los hombres no arguye contra la única Iglesia de Cristo, que las cosas humanas, demasiado humanas, pueden albergar no obstante la Palabra...
Si no tuviéramos fe, la perderíamos. ;)
Por tanto, esta conducta escándalosa sí que alega o arguye contra la Iglesia, porque se amparan en ella "ciegos" y "cojos" y "muertos de espíritu" que hacen que su imagen provoque rechazo en vez de un entusiasmo que revolucione el mundo y lo ponga boca abajo.
Admite Bruno que frecuentemente tiene que confesarse de de quejarse mucho.
Y explica por qué: """Un cristiano que se queja mucho no resulta atrayente para nadie (ni está viendo su vida con los ojos de la fe)"""
Suponiendo que no sea ésta una de esas ocasiones en que Bruno viste con hábito de autoinculpación lo que quiere ser princialmente una acusación a su interlocutor/a, me temo que TODOS deberíamos admitir ese mismo fallo en un examen de conciencia honesto.
Cuando digo TODOS, yo sí estoy incluyéndome. E incluyéndote, claro, por eso me dirigía a ti.
EL pecado capital del hombre moderno es la acedia, muy mal traducida por "pereza".
La acedia es el disgusto de los bienes divinos, es decir, el disgusto, la fatiga, el tedio de Dios. Es pereza de Dios, y puede convivir con un gran activismo, workalcolismo y ejecutividad. Por cierto, como esto no "llena" al hombre que es por definición capaz de Dios, la actividad se diversifica y ramifica en un delta fangoso de trivialidades que terminan por generar la dichosa rutina, tristeza y aburrimiento. Cuando no conduce a anegarse directamente en los placeres ilícitos y los desórdenes extremos.
La acedia Se combate por medio de la contemplación, la parresía, el gusto de Dios. Se logra por el deseo de Dios, cultivando el interés por las cosas divinas, por el estudio, las conversaciones, las lecturas, la liturgia y básicamente la oración.
La acedia produce displacer. Y como el hombre no puede vivir sin placer, se enfanga en actividades inútiles -a veces paradojicamente religiosas- que lo conducen a placeres inmanentes y carnales.
Pero que no les pase como a una amiga mía, que el padre le dijo que fuera a un médico jaja. Debe haber pensado que era una enfermedad venérea.
Si me confieso de acedia, ¿tendré que explicar a mi párroco qué es eso?
luis: tú sigue mi consejo y confiésate de lo mismo que Bruno: de quejica.
Pero el caso es que el post trata de que ser cristiano de verdad es vivir peligrosamente. ¿Alguien se atreve a decir que sería capaz de morir perdonando a sus verdugos?, ¿que sabe que la vida verdadera es la que no se acaba, pero que construye hospitales, alimenta a los que tienen hambre, visita a los presos y enseña a los que no saben?, ¿que sufre tanto o más que los demás, pero que tiene una alegría que nadie le podrá quitar?, ¿que peca siete veces cada día, pero se atreve a decir que forma parte de la Iglesia Santa?, ¿que está dispuesto a ir al mundo entero a anunciar el Evangelio?
Jesús se pasó la vida quejándose, y buen motivo tenía. Hay que quejarse, en una queja fecunda y constructiva, en una queja radical y despiadadamente realista, en una queja que no excluye la acción de corregir lo que debe o puede corregirse, en una queja que no viene a apagar la mecha que aún humea, pero que reconozca que el mundo entero yace en poder del Maligno (Jn).
Hay que quejarse bien -eso es un arte-, pero quejarse.
El conformismo es la otra raíz de la acedia.
Cuando lee, el acedioso bosteza mucho, se deja llevar fácilmente por el sueño, se refriega los ojos, se estira y, quitando la mirada del libro, la fija en la pared y, vuelto de nuevo a leer un poco, repitiendo el final de la palabra se fatiga inútilmente, cuenta las páginas, calcula los párrafos, desprecia las letras y los ornamentos y finalmente, cerrando el libro, lo pone debajo de la cabeza y cae en un sueño no muy profundo, y luego, poco después, el hambre le despierta el alma con sus preocupaciones.
El monje acedioso es flojo para la oración y ciertamente jamás pronunciará las palabras de la oración; como efectivamente el enfermo jamás llega a cargar un peso excesivo así también el acedioso seguramente no se ocupará con diligencia de los deberes hacia Dios: a uno le falta, efectivamente, la fuerza física, el otro extraña el vigor del alma".
Evagrio Póntico
Aquí en España, yo diría que el 90 % de los curas no entendería la palabra acedia. Y quizás me quede corto (quizás D. Guillermo podría hacer una discreta encuesta entre sus compañeros). Tibieza, tristeza, quejas, etc. tienen la ventaja de que todo el mundo las entiende. Y, por otra parte, son más concretas, porque son distintas formas de pecar de pereza/acedia.
Es triste que ni siquiera los sacerdotes conozcan, en su mayoría, las grandes herramientas de comprensión de la vida espiritual que posee la Iglesia. No es necesario reinventar constantemente la rueda. Habrá que leer más libros antiguos y, especialmente, de los Padres de la Iglesia, para evitar el analfabetismo espiritual.
La descripción que hace del monje acedios oes graciosísima.
Está claro que había visto a más de uno y más de dos: "cerrando el libro, lo pone debajo de la cabeza y cae en un sueño no muy profundo, y luego, poco después, el hambre le despierta". Buenísimo.
Siguiendo con el hilo del post, la oración es una de las cosas más peligrosas que hay. No sólo tiene poder para transformar cielo y tierra, sino que con toda seguridad transformará de arriba abajo al propio orante. Hasta el punto de que, como a Moisés, le brillará el rostro después de haber pasado un rato con el Señor.
Preguntas: "¿Alguien se atreve a decir que sería capaz de morir perdonando a sus verdugos?" Yo creo que, si alguien dijera eso, sería tonto y pecaría de presunción, confiando neciamente en sus propias fuerzas.
Como mucho, puedes esperar que Dios te lo conceda, dándote su gracia y llevándote de su mano. Y puedes alegrarte al contemplar cómo Dios ha hecho ese milagro en otros. Incluso puedes alegrarte de que Dios haya hecho ese milagro en ti mismo, en cosas pequeñas en las que has podido amar a tus enemigos u orar por los que te persigan, por pura gracia de Dios.
Saludos.
Desde luego que me encantaría confesar con el P. Guillermo pero ya sabes que prefiero confesar de incógnito y yo creo que por estos foros ya nos conocemos tanto que a las dos palabras el P. Guillermo nos identificaría. En cuanto alguien llegara a confesarse de "acedia", diría: "Tate, alguien de Infocatólica". Y yo sigo pasándolo tan mal en las confesiones como cuando era pequeña; no: peor, mucho peor. Es que me parece una práctica inhumana, en serio.
Lo de ir hasta Vigo no sería problema. He ido hasta Santiago de Compostela a confesar, sólo a confesar.
Y aquí...uf, me hago mis 36 km a Madrid para evitar curas conocidos y confesar en la casa de los jesuitas de Maldonado/Serrano. O donde sea, pero no en las parroquias de por aquí. Así que acediosa, por lo menos, no soy. Confieso poco, pero cuando lo hago me tomo mucho trabajo, no como los monjes amiguetes de Evagrio Póntico.
Pues mira, sí: Dios ha hecho ese milagro en mí, en cosas pequeñas en las que he podido amar a enemigos u orar por los que me persiguen, por pura gracia.
Incluso a mí, ¡a alguien como yo!, Dios le hace gracias inmensas e inmerecidas como ésa que mencionas y otras aun mayores.
Saludos
No es inocente este desaparecer de la teologalidad en la vida moral, tanto en las virtudes como en los vicios. Refleja el humanismo barroco que termina confluyendo en el progresismo comunitario.
Un buen artículo sobre la acedia en Santo Tomas del Padre Bojorge, para que vean que nada tiene que ver con la pereza:
http://www.feyrazon.org/Acedia.htm
"El mundo promete cosas temporales y pequeñas, y con todo eso le sirven con grande ansia. Cristo promete grandes y eternas, y se enlentecen los corazones humanos ante Él". De la imitación de Cristo (Tomás de Kempis)
"Mirar a una mujer es como un dardo venenoso, hiere el alma, nos inocula el veneno y cuanto más perdura, tanto más arraiga la infección. El que busca defenderse de estas flechas se mantiene lejos de las multitudinarias reuniones públicas y no divaga con la boca abierta en los días de fiesta; es mucho mejor quedarse en casa pasando el tiempo orando en vez de hacer la obra del enemigo creyendo que se honra las fiestas.
Evita la intimidad con las mujeres si deseas ser sabio y no les des la libertad de hablarte ni confianza. En efecto, al inicio tienen o simulan una cierta cautela, pero seguidamente osan hacerlo todo descaradamente: en el primer acercamiento tienen la mirada baja, pían dulcemente, lloran conmovidas, el trato es serio, suspiran con amargura, plantean preguntas sobre la castidad y escuchan atentamente; las ves una segunda vez y levanta un poco más la cabeza; la tercera vez se acercan sin mucho pudor; tú has sonreído y ellas se han puesto a reír desaforadamente; seguidamente se embellecen y se te muestran con ostentación, su mirada cambia anunciando el ardor, levantan las cejas y rotan los ojos, desnudan el cuello y abandonan todo el cuerpo a la languidez, pronuncian frases ablandadas por la pasión y te dirigen una voz fascinante al oído hasta que se apoderan completamente el alma.
Sucede que estas trampas te encaminan a la muerte y estas redes entretejidas te arrastran a la perdición; por tanto no te dejes ni siquiera engañar de aquellas que se sirven de discursos discretos: en éstas, en efecto, se oculta el maligno veneno de las serpientes".
Pues mira, sí: Dios ha hecho ese milagro en mí, en cosas pequeñas en las que he podido amar a enemigos u orar por los que me persiguen, por pura gracia.
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Yolanda, ese lenguaje es totalmente NEOCATECUMENAL. Andas rondando por casas kikas, y acabarás cantando salmos al son de la guitarra ;))))
Luis:
Ha salido otro número de e-aquinas.net !!!!!!!
¿Ha pensado bien el P. Guillermo las posibles consecuencias de la bomba que acaba de dejar caer?
SPH
Bueno, a partir de ahora habrá que tener cuidadín con las bromas hacia Yolanda, que es una AUTORIDAD. Faltarle al respeto es tan grave como insultar a un policía. Sépanlo las buenas gentes.
Estoy IN-DIG-NA-DA con Evagrio Póntico.
¿A que no estoy diciendo nada que no esperara oír?
Ese tal Evagrio Póntico claramente proyecta su mirar, su sentir y su desear en las mujeres.
Si se le escapa a la primera línea: "Mirar a una mujer es como un dardo venenoso". Pues no la mires, imbécil. Vamos, si le hace el efecto de un dardo venenoso... Imagínese que fuera cierto, no sé que habría sido de la Humanidad de haber habido muchos Evagrios Pónticos. Y encima va usted y lo califica de "genial". ¿Para quién reserva usted los calificativos de memos impresentables, y sucios machistas?
Si se sintiera seguro de la firmeza de sus castidad no vería aun en las "discretas" que en éstas,""en efecto, se oculta el maligno veneno de las serpientes""
Yo no sé cómo el mundo ha seguido adelante con predicadores como este sujeto. Padre, no lea esas cosas, no se las vaya a terminar creyendo.
Apañada estaría la Iglesia si todos los célibes tuvieran esa inseguridad enfermiza. Después de todas las maldades cuidadosamnente calculadas por las pérfidas mujeres... van y ""te dirigen una voz fascinante al oído hasta que se apoderan completamente el alma. ""
Pues vaya una alma el de Evagrio. Se nota que lo experimentó, vaya si se nota...sólo que exculpa sus fragilidades culpando a las infelices que cayeron en sus garras.
Si no está en el infierno, estará aún en el purgatorio castigado a leer mil veces las obras completas de Simone de Beauvoir.
Vuelva a Hernán Cortés, Padre, que hará mejor a su alma que ese estúpido monje descerebrado.
Me estoy muriendo de risa.
Tineo lo había previsto.
Pero, confieso humildemente mi maldad, he seleccionado el texto pensando en su respuesta.
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No se le puede desear esa pena a nadie; ni al peor enemigo.
De haber vivido en el siglo IV, pues sí: me ocuparía de mater de por vida en una cárcel incomunicada a Evagrio Póntico, donde ninguna mujer tuviera "la libertad de hablarle en confianza, ni simulara una cierta cautela,para seguidamente osar hacerlo todo descaradamente: en el primer acercamiento con la mirada baja, píando dulcemente, llorando conmovida, el trato es serio, suspirando con amargura, planteando preguntas sobre la castidad y escuchando atentamente; para que en una segunda vez y levante un poco más la cabeza; y la tercera vez se acerque sin mucho pudor; y él la sonría y ella se ponga a reír desaforadamente; seguidamente se embellezca y se le muestre con ostentación, su mirada cambiada anunciando el ardor, levantando las cejas y rotando los ojos, desnudando el cuello y abandonando todo el cuerpo a la languidez, pronunciando frases ablandadas por la pasión y dirigiéndole una voz fascinante""
Le metería en un calabozo donde al pobrecito no le acechara así ninguna mujer.
Y no, Tineo, no ando en ningún "Camino". Sigo el mío.
Y por ahora un policía de tráfico no me puede multar, aunque si viesen las barbaridades que hago, no dude que lo harían.
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Lo sabía y... ¿decepcionarle yo? Nunca.
A Evagrio Póntico, desde hoy mi peor enemigo, le deseo esa pena y aun peores. Es que no he tenido tiempo de pensarlas.
Pobre Evagrio Póntico: "tienen la mirada baja, pían dulcemente, lloran conmovidas, el trato es serio, suspiran con amargura".
No puedo evitar que me haga reír el texto.
Bueno, la parte seria es que invita a los monjes a no poner en peligro su castidad.
Ah, y sobre cambiar al hombre y cambiar el mundo, idea que aparece en varios párrafos del post, habla hoy Remedios Falaguera, que cuenta un cuento-parábola muy interesante.
Me voy a dormir. Sed buenos, y feliz Día del Señor.
¿Se acuerda cuando le conté de una monja de mi cole que nos enseñaba a "estar recogidas" para la oración?
"Niñas, no escuchéis el tráfico en la calle, ni las bocinas de los coches, no prestéis atención al patio en el que arman ruido las párvulas, no atendáis al ruido de cacerolas que sube de las cocinas, no prestéis oído al gimnasio donde gritan otras compañeras, recoged el alma, sólo estando en ese recogimiento escucharéis al Señor"
Ninguna había reparado en los ruidos que la monja enumeraba...hasta que los mencionaba. El Señor se negaba hablarnos en esas condiciones de algarabía o nosotras no éramos ya capaces de escuchar su voz con tanto estruendo exterior.
Pues imagínese los castos monjes de Evagrio Póntico.
Un grande.
Nuestro común amigo Evagrio, que, al parecer, vivía peligrosamente, escribió muchas más obras, no sólo su tratado sobre los vicios capitales. No lo juzguemos por una página que quizá en algún sentido se pudiese considerar algo machista.
http://www.conoze.com/doc.php?doc=5531
Y ¿cómo que """quizá en algún sentido se pudiese considerar algo machista"""?
¿quizá, algún, algo?
Bah, ¡hombres! (casi) Todos iguales.
Vaya una idea de la lírica que tiene luis. Llamará lírico también a un rebuzno, según ese criterio.
Un cristiano de verdad que vive para si mismo es imposible. El cristianismo no es otra cosa que morir por otros, ves la cruz y eso te dice: Se libre, decidiendo morir por que otros reciban la vida. ¿Como ser cristiano y al mismo tiempo vivir egoístamente el cristianismo solo para uno?
El que quiera eso que haga meditación zen o algo así para su "desarrollo personal", ;P El cristianismo es y será por siempre la necesidad de propagarlo a otros, de "contagiar" a otros de la buena noticia, con palabras o sin ellas. Obviamente conlleva riesgos, riesgo de ser tildado de loco, retrogrado, ignorante, sectario, antiprogreso, fanático, cerebro lavado y no se cuantas mas lindezas que el mundo le dedica a estos pobres que deciden seguir a Uno que lleva las cosas a un punto tan "trágico" como dejarse matar por salvar a otros.
Y cada vez será mas peligroso, en la medida que sean menos, en la medida que el mundo gire mas lejos de esa cruz que con solo su imagen toca conciencias y escandaliza, ¿Hemos llenado nuestras lamparas de aceite para que no se apaguen mientras viene el novio?
El Qohélet era otro amargado que igualmente proyectaba sus debilidades...¿en quién? Pues en lo que más le gustaba del mundo: las mujeres. Como todos los amargdos, sean bíblicos, monjes del siglo IV o machistas actuales que los encuentran "geniales". Sed todos los machitos más firmes en vuestras decisiones y no os amargarán tanto los dulces.
El tal Evagrio no creo que sea santo, así que no podrés proponerlo como patrón de nada. Si lo hicierais, conseguiríais el sueño de algún que otro blogger: por aquí no aparecería ninguna mujer bajo semejante patronazgo. Ni siquiera las que os aguantan todos los desprecios como si fueran elogios.
Ve pensando otro patrón.
Sin embargo, es llamativo lo facil que algunos sacan descalificativos que todos conocemos en cuanto alguien se sale de un perfil, digamos, tibio o politicamente correcto.
No sólo no es santo, sino que parece ser que era origenista y varias de sus opiniones fueron condenadas en el Concilio de Constantinopla del 553:
http://www.mercaba.org/Rialp/E/evagrio_pontico.htm
Dices: "Pero el continuo antitestimonio de los hombres(católicos) les hace ver demasiados "muñecos de peluche" a los que no tienen fe o la han perdido. Y por culpa de ello, muchos no conocerán que son sus discípulos los que por su filiación deberían serlo, sino que quizás creerán que todo es una gran farsa".
Estoy de acuerdo. Ahora que hablamos de cosas de las que nadie suele confesarse, yo diría que los confesores oyen a pocos cristianos que piden perdón por el escándalo que dan. Y, sin embargo, el escándalo es objeto de una de las más terribles advertencias de Cristo: "A quien haga caer (lit. σκανδαλίσῃ, es decir, escandalice) a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le atasen una piedra de molino al cuello y le tirasen al mar)".
Y digo yo que también se podrá escandalizar por nuestros pecados de omisión, nuestra tibieza, acedia o quejumbrosería.
Saludos.
Me he perdido un poco y no sé a qué se refiere lo de "ir por etapas".
En cualquier caso, estoy convencido de que los cristianos deben ir siempre "a por todas". Es decir, que nuestra intención debe ser siempre conseguirlo todo, aunque luego las limitaciones humanas dejen los resultados en sólo algunas cosas.
Bruno:
Dices muy bien. Cuando he leído el último párrafo he visto tu puño directo a mi mandíbula. Ay, cómo duele.
Y cambiando de tema, cuando dices que "alguien ha amado a sus enemigos, quebrando con ello en pedazos las leyes más fundamentales de la naturaleza", yo no estoy tan seguro de que amar a nuestros enemigos sea quebrantar la naturaleza humana. Porque me parece que en esa natutaleza está también la artifiosidad de la cultura. Amar a los enemigos es tan natural en un ser humano con vocación de santidad como lo es para ti entretenerte en componer sonetos.
¿Es natural o es artificial leer libros, componer música, escribir posts, escuchar la radio, construir un chalé con planos, rezarle a Dios, ponerse una faldita…? Es artificial. Tan artificial como amar a nuestros enemigos. Yo creo que Dios no nos puede haber pedido algo que quiebre, que doblegue nuestra naturaleza. Sería un crimen. Eso que Cristo nos pide la mejora. ¿Me contradizco? Sí, porque espero la luz de tu ciencia. Tambiénnespero que nos expliques s por qué nos lo pide. Debe de haber algo grande tras esa exigencia de Jesús y no una simple excentricidad divina.
Saludos
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Ajajá... ¡origenista! Ya se le notaba, pero ¿a que no tuvo h... para hacer lo que Orígnes y así evitar el pecado que tanto le acechaba al angelito en forma de pérfidas y venenosas mujeres?
No obstante, ya me gustaría saber cuáles fueros esas "varias opiniones condenadas en el Concilio de Constantinopla del 553". ¿A que no le condenaron la descrición de la tentación que traía ayer el P. Gullermo? Seguro que eso pareció de perlas a todos los conciliares constantinopolitanos, ya que todos, claro está, eran varoncitos.
¡Orígenes, ay, Orígenes! Eso sí que es vivir peligrosamente, eso sí que es radicalidad, eso sí es ir a por todas y nada de "por etapas": ¡a cortar de raíz con el pecado, sí Señor!
Y ahora en serio:
En una cosa estoy de acuerdo contigo (saboréalo, Bruno, que no ocurrirá a menudo; aunque también puedes sacarle punta al acuerdo y encontrar algún desacuerdo en el acuerdo): creo que la gente ajena a la Iglesia, los ateos, agnósticos, los indiferentes y sobre todo los medio-creyentes pero alejados se escandalizan bastante más, a juzgar por lo que oigo, por """nuestros pecados de omisión, nuestra tibieza, acedia o quejumbrosería"""
Es muy cómodo permanecer en el pecado de la infidelidad y echarle la culpa a los cristianos, que hasta que no se conviertan en teas ardientes de caridad, repartan los bienes a los pobres y derramen sus entrañas por las calles estarían dando "escándalo" e impidiendo la entrada en la fe de tantos no creyentes y ateos, cristianos anónimos, que a pesar de su extrema bondad, son impedidos de buena fe a convertirse por el mal ejemplo de los creyentes.
El escándalo no consiste en ser un mal cristiano, porque entonces todos seríamos escandalizadores, lo cual es un pecado gravísimo, y los no creyentes podrían no convertirse hasta el día del Juicio Final. Consiste en inducir a pecado a alguien, en forma positiva. Usualmente nuestras miserias son sólo excusas para el pecado de infidelidad de los no creyentes, porque no predicamos una religion que vuelve impecables a los creyentes.
La virtud pasa desapercibida, es discreta. Cuando no lo es, ya no es tanta virtud. Pero lo que nunca es discreto es el pecado y menos aún la hipocresía.
Si tú vas de visita a una casa y la ves recogida limpia y en orden, nada llamará especialmente tu atención. Por el contrario, te resultará muy notorio el desorden, la suciedad y el desaliño de una casa a la que acudas invitado. Y te preguntarás cómo son capaces de invitarte los de esa casa, ofreciendo esa mugre a sus invitados.
Lo mismo ocurre con el pecado. Los cristianos virtuosos pasan desapercibidos; si acaso, los de fuera dirán "faltaría más: para eso predica la virtud". En cambio un sólo hipócrita que predica lo que no cumple, que carga pesados fardos sobre hombros ajenos cuando él mismo no es capaz de soportarlos... ése aparta de la fe a muchos más de los que el virtuoso pudiera atraer.
Hay mucho hipócrita también entre los no creyentes.
Este símil es un símil, pero la idea no es mía
"Mas ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! ... pues no entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”. Mt, 23, 13
No he dejado comentarios en la columna del P. Nicolás, pero lo leí, ya te digo que un par de veces.
Retomando el tema: no, noes nada diferente el pecado de los fariseos del que nos achacan, y con mucha razón, los alejados de la IC.
1) efectivamente, los consejos evangélicos superan a la naturaleza humana. Esto ocurre porque los consejos son la traducción a la experiencia humana de las "costumbres de la Trinidad". Cristo no vino a hacernos mejores personas, ha venido a traernos una modalidad de existencia, de vida, que no es propiamente humana, ha venido a transformarnos en un "animal" distinto, con costumbres diferentes.
Como la diosa que ponía al niño sobre el fuego para transformarlo en un dios, y al descubrirla la madre, tuvo que desistir porque creyó que estaban matando al niño -en cierto modo tenía razón-, Cristo viene a poner al hombre sobre el fuego incandescente del amor trinitario, para que sea más que un hombre, matando al mero hombre. Eso es el bautismo, eso es el cumplimiento de la ley del amor y de los consejos.
2) esa gracia, esa Zoe que supera al mero bíos, al decir de Lewis, no podría implantarse y transformarnos si en la naturaleza no existiera una capacidad, una potencialidad. El hombre, aún naturalmente, es "capax Dei", dado que ha sido creado con una virtualidad que consiste en poder ser no sólo "imagen" de Dios, sino tambien "semejanza". Mientras los entes del Universo visible son solo "huella" (vestigia) de las perfecciones divinas, el hombre es imagen de Dios en tanto tiene en acto inteligencia y voluntad -como Dios- y en tanto en potencia puede ser Dios -participar de la vida intratrinitaria, de la Zoe de Dios-.
3) Por lo tanto, los consejos evangélicos pertenecen a la Zoe de Dios. No son naturales si por tal naturaleza se entiende el hombre considerado sólo como "vestigia" o incluso "imago" de Dios, inteligencia y voluntad sin hacer referencia a la "similitudo", que requiere agregar una orientación dinámica, histórica, hacia la misma naturaleza divina.
Son máximamente naturales si consideramos la naturaleza humana en su completitud histórica, como Dios la ha querido, transformada, deificada, hecha consorte de la Trinidad Santa y Feliz.
Y así, en el cumplimiento de esos consejos, como dice Pascal, "el hombre supera infinitamente al hombre".
En Roma he visitado la cárcel Mamertina. Tantas veces viajando al Roma y sólo he podido visitarla en esta última ocasión. Me impresionó muchísimo...
Alguien ha dicho por ahí arriba que incluso la oración puede ser " peligrosa " en el buen sentido. Es la más poderosa fuerza de que disponemos, capaz de cambiar el curso de la historia, capaz de cambiar al propio orante, de romper tus esquemas cómodos y facilones... Por eso siempre he pensado que orar no sólo es reconocer nuestra pobreza ante Dios, sino una auténtica prueba de confianza y valentía, porque es decir " sí " a la profunda transformación que Dios desea llevar a cabo en ti.
Y dejad en paz al pobre Evagrio Póntico, que ya tenía bastante...
Sí es muy bueno el escrito del P. Nicolás. Me he reído con lo que dice luis de " algún antropoide ".
No sé de dónde sacáis el tiempo para comentar tanto, de veras.
Fray Luis de León, "La perfecta casada".
¿ Y por qué no cita usted a Santa Teresa de Jesús cuando dice aquello de...
" que como los varones son todos hijos de Adán no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa. " ?
¡¡ Y ella es doctora de la Iglesia y Fray Luis no !!
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Miren por qué Fray Luis se hizo fraile. ¿Consta a reacción de aquella pobre infeliz a la que adoctrinaba con este tratado infame acerca del matrimonio que se disponía a contraer como quien contrae una enfermedad?
"La que entre tantas diferencias de mal acierta a ser buena, merece ser alabada mucho". Aquí me sonrojo un poco porque parece que Fray Luis hablara de mí. pero no es tanto el mérito. En realidad, "cerriles y libres como caballos, resabidos como raposas, ladradores, mudables y pesados" son la mayoría de los varones y yo fui a dar con la rara perla preciosa diferente a todos.
luis:
Convence a tus niñas de que el velito es muy lucido y favorecedor. No nos gustaría a ninguna volver a la obligatoriedad del velo por las connotaciones que tiene. Pero, bien puesto, sienta de bien... al alma, digo.
" Y hay muchas más que hombres a quien el Señor hace estas mercedes, y esto oí al santo fray Pedro de Alcántara - y también lo he visto yo - que decía aprovechaban mucho más en este camino que hombres, y dava de ello excelentes razones que no hay para qué las decir aquí, todas en favor de las mujeres. "
( Libro de la Vida, cap. 40, n. 8 ).
Esto no es para decir como los niños: " Y yo más ", sino para dejar claro, con buen sentido cristiano del humor, algo que todos sabemos y la Iglesia repite: tanto el varón como la mujer están llamados a la misma excelente santidad. Y quienes a lo largo de la historia sólo han visto en la mujer una tentación continua... pues es que los pobres estaban muy mal. Me da lo mismo si eran monjes o extraterrestres.
Ah, es genial que "quien usted sabe" vaya haciendo apología del velito.
A ver si ahora nos sale alguien entendiendo mal eso de " se perdiese ", que ya sabe...
"Dice Cristo en el Evangelio que cada uno tome su cruz; no dice que tomo la ajena, sino manda que cada uno se cargue con la suya propria. No quiere que la religiosa se olvide de lo que debe al ser religiosa, y se cargue de los cuidados de la casada; ni le place que la casada se olvide del oficio de su casa y se torne monja. El casado agrada a Dios en ser buen casado, y en ser buen religioso el fraile, y el mercader en hacer debidamente su oficio, y aun el soldado sirve a Dios en mostrar en los tiempos debidos su esfuerzo, y en contentarse con su sueldo, como lo dice Sant Iuan (Jn, 3). Y la cruz que cada uno ha de llevar y por donde ha de llegar a juntarse con Cristo, propriamente es la obligación y la carga que cada uno tiene por razón del estado en que vive; y quien cumple con ella, cumple con Dios y sale con su intento, y queda honrado e illustre, y como por el trabajo de la cruz alcanza el descanso merecido. Mas al revés, quien no cumple con esto, aunque trabaje mucho en cumplir con los oficios que él se toma por su voluntad, pierde el trabajo y las gracias" (Fray Luis de León).
Dejad en paz al velo. Me refiero al velo romano. Yo soy seglar, pero mi consecratio puede inluir el velo romano en ciertas liturgias, no por la calle. Y Yolanda tiene que reconocer que no me cae mal...
Anda, Yolandita, reconócelo, a ver si dejan de incordiar con el velo...
En cuanto a las religiosas, el velo forma parte de su hábito. Pero es un velo diferente para cada instituto religioso y de acuerdo con su carisma. No es como el nuestro. Ambos, el de las religiosas y el nuestro, me merecen un inmenso respeto.
Ciertamente, vi a Flavia con y sin velo romano (es ua monada el velo, ciertamente) y le aconsejé que en su perfil de facebook luciera la imagen de la consecratio. Tendada quedé de entrar no en el ordo virginum, claro, pero sí en otro similar que hay para viudas. pero hacerlo sólo por lucir el velo me haría parecer tan frívola como quien usted sabe. SPH
Y yo soy muy seria con las cosas con las que sí hay que serlo
O sea, que si es por eso...
No, no me llama Dios por ahí, me parece a mí. A mí eso de hacer votos... (y conste que no es por el de castidad, que ya veo la malicia dibujándose por ahí; ese voto no cuesta nada). Y además, es que no me siento viuda, yo me siento casada, igual de casada que hace unos meses. Casadísima. Mis votos son los de casada y lo siguen siendo.
Eso también es vivir peligrosamente.
Sobre eso pienso reflexionar. Cubramos un estúpido velo sobre el resto. :)
Hasta mañana
Y no sé cuándo se ha equivocado usted conmigo, porque jamás se ha dirigido a mí con este nick, aunque sí con otros según deduzco de su estilo. Así que... pase el turno, de nombre y de diana.
Y lea a Santa Teresa, esa gran mujer.
Como dice Catherine Pickstock en su libro Detrás de la Escritura, la Misa no es una novela donde todo tiene su lugar y papel perfectamente recortado, con introducciòn, nudo y desenlace, hay una vitalidad espiritual que escapa al control férreo de la razón raciocinante. Un comenzar y recomenzar permanente, un fluir cíclico del rito que no se explica con técnicas de narrativa.
El velo "de viejas" como dicen mis niñas me parece un poco lúgubre y barroco, por eso digo que un buen pañuelo de seda cumple las veces, como hacen las ortodoxas que se cubren con pañuelos.
En cualquier caso, no es exigencia sine qua non del rito tradicional.
Otra cosa vinculada con ésto es que las partes de la Misa como que se interinfluyen, pero no en forma cronológica. Es como que el Misterio gravita sobre el texto, asomando su punta aquí o allá. De pronto, el Ofertorio estalla con una declaración que se refiere más a la consagración que a la bendición de los dones. Súbitamente, el sacerdote hace referencia a la víctima como si la hostia hubiera sido ya consagrada. De algún modo, el discurso de la Misa tradicional es cíclico, se vuelve a lo mismo, no se termina de concluir nada. Tiene una unidad vital, no racional, como la de la respiración.
Por ejemplo, en el comienzo parece que no se termina de llegar al altar. "Entrare al altar del Señor..." El salmo "Jùzgame Señor..." y de nuevo "Entraré...".El altar como que se retira, y vuelta a empezar. Del mismo modo, durante toda la Misa, se proclama la propia indignidad. Uno diría: se hace el Confiteor y ya está. Pues no, hay un lavatorio de manos, hay confesiones de pecados durante toda la Misa y finalmente, otro Confiteor en la comunión (multiplicado por dos porque lo hace el celebrante y lo hace el asistente).
Conclusión: el rito tradicional es algo muy muy complejo, ciertamente precervantino, parecido a los cuentos orientales donde siempre se recomienza. Una especie de giro circular alrededor del misterio, donde el tiempo se aniquila. Al "entrar al altar de Dios", las categorías crónicas pierden sentido y se celebra el Hoy de la Trinidad.
Bueno, propagando para leer a Pickstock sin haberla leído todavía.
Me dice Pilar que el libro del padre Aidan Nichols o.p., trata la misma temática, al punto que se ha hablado de interinfluencia.
Hay mucha ignorancia al respecto, y mucha asimilación inexacta de significados. Y os recuerdo que en Roma no era sólo cuestión femenina. Los sacerdotes paganos velaban su cabeza al oficiar. Ahí tenemos la estatua de Augusto, con su cabeza velada como Pontifex Maximus, por ejemplo. Y hasta Calígula.
El velo romano significaba muchas cosas. En fin, no hablo más de ello aquí. Es un tema amplísimo y con muchos matices.
Cuando actualmente es signo de consagración y como tal se utiliza, es indiscutible. En ese contexto, y sólo en ese, a mí personalmente me dice mucho y me identifico con él como signo sacro.
en realidad mi comentario se salio del camino que iba tomando el hilo. Lo siento. Pensaba en discusiones sobre si es acertado apoyar a plataformas pro-vida que proponen ir "por etapas" en el tratamiento de cuestiones como el aborto. Podria interpretarse, segun la idea del articulo, que no. Aunque las interpretaciones son cosas de cada cual.
Gracias por responder a mi comentario.
En mi opinión, se trata de un tema de prudencia. En ese sentido, caben innumerables opiniones sobre el mismo. Ciertamente, es posible ir por etapas en estas cosas si razonablemente se piensa que no se va a conseguir más. Sin embargo, creo que, en ese caso, es importante:
- No engañar: Dejar muy claro cuál es el objetivo final que se persigue. Esto evita que pueda usarse la negociación como arma arrojadiza contra la Iglesia (con afirmaciones del tipo de "¿Veis? Hay católicos que no son tan radicales").
- No engañarse: Desgraciadamente, es fácil que la "negociación" se convierta en la práctica en un acomodo en la situación actual, para no meterse en más líos. Es decir, hay que evitar renunciar en la práctica, por miedo, comodidad o falta de convencimiento, a lo que en realidad es irrenunciable.
Saludos.
Ni tampoco en Israel. Recuerda el velo que se ponía Moisés, después de entrar en la tienda del encuentro, para no deslumbrar a los israelitas. De los consagrados debería emanar una luz especial, que refleje su unión particular con el Dios vivo y verdadero.
Un placer responder a vuestros velados saludos.
No obstante el tema del post era bueno, y el comentario de Cristhian también.
Hasta cuando sea.
Por no hablar del velo del templo, que separaba la morada de Dios, el Santo de los Santos, del resto del templo.
También en la liturgia romana antigua, como decía el otro día, existía en ocasiones un gran velo que cubría al sacerdote y al altar durante el Canon, al estilo del iconostasio oriental.
De algún modo, la presencia de Dios y la consagración a él son un misterio, un jardín cerrado que, por su propia naturaleza, implican cierta intimidad y ocultación.
No te preocupes, que nadie está pidiendo que se instauren los burkas.
Saludos.
" De algún modo, la presencia de Dios y la consagración a él son un misterio, un jardín cerrado que, por su propia naturaleza, implican cierta intimidad y ocultación. "
Matrícula de Honor por esa frase, Bruno. Imposible captarlo y expresarlo mejor. Imposible.
Hay una hermosa historia de San Serafín de Sarov, que fue a recibir a un peregrino que llegaba a su cabaña en pleno invierno, con una camisa ligera. Al acercarse, lo vio nimbado de una luz deslumbradora, a tal punto que bajó la vista. Y el santo le dijo: "Estoy vestido con las pieles de la gracia"
Padre Horacio J. Bojorge, En mi sed me dieron vinagre. La civilización de la acedia.
Libro completo que se puede leer/descargar desde la dirección anterior (multimedios.org)
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