¿Emocionales antes que racionales?
El domingo pasado fui a la misa de 5:30pm en la que me encontré que era una misa con jóvenes (Ta-nán!)
Sufrí de antemano un poco, ya que con el párroco anterior, experimenté en carne propia lo que la “iniciativa” de los catequistas puede hacer a una celebración litúrgica con jóvenes cuando el párroco tampoco tiene claras algunas cuestiones básicas de nuestra fe.
Mirándolos aplaudir jubilosos o quebrados en llanto lo único que lamenté fue que los estén conduciendo a un supuesto encuentro con Cristo a través del camino de los sentimientos y de las emociones.
Esta experiencia dejó para mi muy clara la magnitud del problema que tenemos entre manos.
No solo ha sido que algunos obispos se consideran con autoridad para regular en sus diócesis, algunas veces, prescindiendo de las directrices del Magisterio sino que la epidemia se extiende a sacerdotes, catequistas y hasta los mismos laicos que, supuestamente, reciben formación católica; la que, al día de hoy, posee mayor contenido basado en los sentimientos y emociones antes que en lo razonable que resulta creer.
Por que es razonable creer, o no? Acaso no responde Cristo en persona, mejor que cualquier amigo, a nuestras más profundas aspiraciones tanto afectivas como racionales?
Pues, eso! Las responde! Por eso creemos, o no?
El caso es que, les pregunto: los apóstoles, tras la muerte y Resurrección, se juntaron para llorar juntos o, al contrario, se plantearon con seriedad su vidas ante el hecho de haberse encontrado a través de su muerte con la Persona que encarna el Amor?
Hasta este punto nos hemos permitido dejar de razonar la fe y, hasta ese punto hemos llegado a pensar que Cristo es algo, cuando es Alguien, es decir, persona con derecho a una Liturgia digna y a que su mensaje sea transmitido de modo fiel.
Esto ha quedado para mi muy claro tras ver el video del padre Santiago Martin que circula por Facebook en el cual explica su preocupación acerca de que algunos obispos y cardenales en el Sínodo se hayan emocionado por el caso del niño quien, en su Primera Comunión, partió la hostia consagrada para entregar la mitad a su papá quien es divorciado en segundas nupcias.
Es cierto, resulta preocupante que hayamos tantos en la Iglesia que estemos dispuestos a emocionarnos por un sacrilegio.
Lo que me lleva a pensar que el papa emérito Benedicto tuvo razón al decir que si la Iglesia llegara a destruirse sería por el trato que damos a la Liturgia.
O, acaso no es debido a la pérdida del sentido de lo sagrado, que muchos laicos, obispos y sacerdotes ya no crean que Cristo es persona con derechos y que, por lo mismo, lo traten como a un objeto que les procura agradables y merecidas emociones y sentimientos?
En efecto, Cristo, antes que ser Alguien que nos seduce con su forma de ser y de quien procuramos su amistad para amarlo de vuelta tal como nos ha amado, ha sido arrancado de cuajo de muchas de las celebraciones litúrgicas a las que tiene derecho como Hijo de Dios y Redentor del mundo, para habernos colocado, curas y laicos, en el centro de la celebración.
Lo digo de nuevo y no me cansaré de decirlo: la misa según el vetus ordo así como el Catecismo de preguntas y respuestas, dejan muchísimo más rápidamente claro en los neófitos el amor de Dios y lo que exige.
La Liturgia apegada al misal obtiene del cielo la gracia para comprender en corto tiempo quién es y qué pretende la Persona en la que se encarnó el Amor así como la forma en que podemos amarla. Les evita a niños, jóvenes y adultos, un largo proceso de conversión ya que prescinde de las emociones y sentimientos debido a que exige comprender y pensar para conseguir amar. Para eso sirven las rúbricas, o no?
O es que, vamos a seguir -de necios- haciendo las cosas como mejor nos parece? Habrán de insistir algunos padres sinodales en ser emotivos antes que racionales o, en el peor de los casos, insistirán en actuar localmente según propio criterio tal como el papa Francisco ha sugerido? Ya veremos.
El caso es que, si alteramos la Liturgia, alteramos fácilmente la catequesis y si ésta es alterada, qué tipo de evangelizadores estaremos enviando? Caray! Ni pensarlo quiero.
Así están las cosas.
Podría tener razón un amigo cuando dice que el Sínodo no arrojará otra cosa que no sea lo que ya tenemos: una Iglesia que contiene dos o tres iglesias incorporadas bajo el Primado de Pedro. Podría tener razón, aunque, pregunto: ¿eso fue lo que tuvo el Señor en mente al encomendar a Pedro la Iglesia?
El Señor sabrá para qué nos ha puesto en esta situación.
De mi parte solo me queda clamar el cielo su gracia para conservar la confianza y la Esperanza. No seré defraudada.
Me pongo a rezar. Hágalo también.