Todavía más misas: propuesta del episcopado polaco a la crisis del coronavirus
Extraordinaria, esperanzadora, llena de fe y preocupación por la grey encomendada, sobrenatural y con los pies en la tierra… y breve declaración del presidente del episcopado polaco a la crisis de coronavirus en su país.
Primero: siguiendo las recomendaciones de las autoridades de Polonia de que no debería haber grandes reuniones de personas, en lugar de interpretar eso como que hay que suprimir misas, lo que pide es aumentar el número de misas dominicales para que los fieles puedan asistir a la liturgia siguiendo las recomendaciones de los «servicios sanitarios». Para los de letras profundas, si aumenta el número de misas, habrá menos gente en cada una de ellas, no hace falta, como en Italia, quitar todas.
Segundo: el motivo. El arzobispo Gądecki enfatizó que los hospitales curan enfermedades del cuerpo y las iglesias sirven, entre otras cosas, para curar enfermedades del alma.
«Por lo tanto, es impensable que no recemos en nuestras iglesias»
Claro, para ello tienen que estar abiertas.
Tercero, sentido común: recordó que los ancianos y los enfermos pueden quedarse en casa y seguir la transmisión de la misa los domingos en los medios de comunicación. «Me gustaría recordar que no es necesario intercambiar el signo de la paz dándose la mano durante la Santa Misa»
Para terminar, el arzobispo Gądecki pidió rezar por aquellos que murieron como resultado del coronavirus. «Oremos por la salud de los enfermos y por los médicos, el personal médico y todos los servicios que trabajan para detener la propagación del virus. Oremos para que termine la epidemia. De acuerdo con la Tradición de la Iglesia, animo especialmente a rezar con la súplica: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal…» (el Trisagion, que para los devotos de la Divina Misericordia es tan conocida).
Me parecería injusto que alguien diga, incluso que piense, que hay la misma fe y deseo de servicio a los demás en las normas del episcopado polaco que en el de otros países, ¿no?
Y, como siempre, esto al final es cuestión de santidad personal. Una cuaresma para estar pegaditos a la Cruz y las cruces de los demás.
52 comentarios
Pero, para muchos otros, eso es excepcional y extraordinario. No para usted, está claro, que pronto miró a "los tradicionalistas".
Y, oye, que peligrosa sugerencia: sacerdotes con sotana impartiendo unción y bendiciones en latín.
Su bendición.
jajajajaja, no he podido seguir leyendo
Luego lo retomo
Jajajajaja
2. No tengamos miedo Jesucristo está con nosotros en la Eucaristía, en el Sagrario y en el Santísimo Sacramento. Él no nos abandona jamás. 3. Arrepintámonos de nuestros pecados, pidamos perdón al Padre y Dios nuestro que Su Providencia nos traerá la curación para las enfermedades del alma y del cuerpo por el Espíritu Santo, Amor purificador y santificador, y Señor de la vida.
4. Recemos a la Divina Misericordia y el santo Rosario.
5. Isaías 6,3: «Santo, santo, santo, Yahveh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria.».
6. Apocalipsis 4,8: «Santo, Santo, Santo, Señor, Dios Todopoderoso, "Aquel que era, que es y que va a venir".»
7. El coronavirus está vencido por Cristo, tengamos fe en Nuestro Señor Jesucristo.
+ Christus Vincit. Christus Regnat. Christus Imperat +
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal...
"Esto has de enseñar, y conjura en presencia de Dios que se eviten las discusiones de palabras, que no sirven para nada, si no es para la perdición de los que las oyen" II Timoteo 2_14.
Nada más que añadir, tu comentario entra de lleno en este consejo evangélico.
Inmaculado de la Virgen en el mundo.
Efectivamente un simple "bichito" está poniendo todo patas arriba.
Esta noticia es "increíblemente extraña". Por lo excepcional de su propuesta. No se deja de hablar de medidas humanas, tb dentro de la Iglesia. Hay que ponerlas, pero es sorprendente el "silencio" en buscar la ayuda de Dios, con la medida más infalible:la oración.
Cuando he leído lo del Trisagion, debo reconocer, me he dicho a misma : "Dios mío, lo he rezado en otras fases de mi vida, y lo tenía totalmente olvidado". Oración milenaria.!!!
Estos olvidos, está falta de ir a los recursos de siempre, esta en muchos. Mea culpa.
Yo haré lo que mis Obispos aconsejen, no l oque hagan los de otras diócesis.No estaría mal que recuerdes que si un ciego guía a otro ciego, AMBOS caerán en el hoyo (Mateo 15:14). Así que si lo que tus obispos te aconsejen es contrario a la doctrina católica, y tú lo acatas, tanto tú como tus obispos tendrán toda una eternidad para lamentarse (no lo digo yo, lo dijo Cristo).
El hombre sólo está obligado a obedecer a Dios interna y externamente, mientras que la obediencia hacia los superiores eclesiásticos y civiles está meramente condicionada por su propia autoridad sobre la comunidad que dirigen y por la que deben responder ante Dios. Esto es por lo que puede ser necesario rechazar en conciencia obedecer una orden concreta, sin poner en duda la institución de los superiores eclesiásticos.
—Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica II-II q. 104 a. 5.
La misa y la eucaristía no deben ser interrumpidas,ni cerrar Iglesias.
Oremos para que la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo nos cubra a nosotros y al mundo entero.
Felicitaciones a la iglesia de Polonia.
Cristo Vence, Cristo Reina , Cristo impera la Presiosisima de nuestro Señor Jesucristo nos cubra, nos empañe, nos lave, nos sane y nos libere y nos purifique por dentro y por fuera.
Si como dijo el Señor, todo reino dividido contra sí mismo perece, mal puede entonces la comunión ser causa de muerte; todo lo contrario. Lo que pasa es que se ha perdido la fe. Cuando tengas tiempo libre, dale una leída al artículo que indico más abajo, para que veas como reaccionó el Papa San Gregorio Magno ante la peste que azotó Italia en el año 590.
adelantelafe.com/san-gregorio-y-el-coronavirus-de-su-tiempo/
Huelga decir que los sacerdotes que adopten esta medida deberán reforzar las medidas de higiene personal y de desinfectación de los templos, pues estarán mucho más expuestos al contagio y a ser fuente de ellos.
El argumento falsamente teológico de que Dios nos preservaría en estos contextos de ser contagiados no deja de ser una superchería y un ejercicio absoluto de soberbia. Sabemos que Dios quiere el máximo bien para todas sus criaturas, pero nada conocemos de sus designios para cada uno de nosotros. ¡Cuántos se han acercado a Dios gracias a sucesos dolorosos como una enfermedad o un accidente graves! La máxima manifestación de fe está en aceptar lo que venga de Dios, y eso supone admitir también como posible un incremento del sufrimiento por venir.
El argumento falsamente teológico de que Dios nos preservaría en estos contextos de ser contagiados no deja de ser una superchería y un ejercicio absoluto de soberbia.Bueno, esa es una opinión personal; la historia de la Iglesia dice otra cosa. En uno de mis comentarios anteriores incluyo el enlace a un artículo en donde muestra como reaccionó el Papa San Gregorio Magno ante la peste del año 590 en Italia. Fue precisamente la demostración de fe, lo que terminó con el azote. Y me gustaría saber en base a "qué" tu calificación de argumento falsamente teológico. Aparte de tus palabras, ¿podrías aportar citas bíblicas o citas de los padres apostólicos, o de los padres apologistas o de los padres de la Iglesia o magisterio extraordinario que apoyen tal afirmación? En todo caso la misma podría verse como la de alguien que no tiene fe, la de alguien que cree que el cuerpo y la sangre de Cristo puede ser causa de muerte.
No temerás los terrores de la noche,Pero claro, para creer lo que dice el Salmo hace falta tener fe. De que le vale al hombre ganar el mundo y perder su alma. Y tu concepto de "soberbia" está mal aplicado en este caso. Soberbia es creer en soluciones pura y exclusivamente humanas, en donde la intervención de Dios no es necesaria para nada. Y mal podemos pedir la intervención de Dios, suprimiendo las misas, suprimiendo el perpetuo sacrificio. Repito, lee lo que hizo el Papa San Gregorio Magno con la peste que azotó Italia en el año 590 (un Papa santo, doctor de la Iglesia y uno de los cuatro grandes padres junto con San Jerónimo, San Agustín y San Ambrosio). Y lo del coronavirus está lejos de ser el flagelo de aquel año.
ni las saetas disparadas de día,
ni la pestilencia que vaga en las tinieblas,
ni el estrago que en pleno día devasta.
Aunque mil caigan junto a ti
y diez mil a tu diestra,
tú no serás alcanzado.
Hola, Rubén.
Dios puede hacer lo que quiera siempre, salvo el mal. Puede permitir el contagio o hacerlo imposible. La superchería y la soberbia nace de ponerle límites a la mismísima voluntad de Dios (es esto lo que lo hace falso como argumento teológico o incluso como argumento racional: la mera apelación a Dios no hace teológica a su predicación; ésta debe ser pertinente a los atributos del sujeto de la misma). Si Dios quiere purificar un alma por medio de, a juicio humano, una desgracia como infectarse del coronavirus, naturalmente que esa persona será contagiada cuando tome su Cuerpo sacramentado. Es más, esto ocurrirá aunque el sacerdote y el comulgante tomen todas las medidas humanas para evitarlo.
Tenemos un dicho en el español del España (desconozco si es de uso en su país), ciertamente un tanto irreverente, que dice así: "Fíate de la Virgen y no corras", que se utiliza cuando alguien está expuesto a un peligro evidente y muestra una confianza no justificada ante el mismo.
No quiero ofender a nadie con mis comentarios, y si lo he llegado a hacer, pido perdón por ello. Tampoco quiero parecer ni el más culto ni el más inteligente del lugar; primero, porque no lo soy ni lo quiero ser, y segundo, porque aparentar ser más de lo que se es, es pecado.
Saludos cordiales.
Si Dios quiere purificar un alma por medio de, a juicio humano, una desgracia como infectarse del coronavirus, naturalmente que esa persona será contagiada cuando tome su Cuerpo sacramentado.No, nunca. Se podrá contagiar en cualquier otra eventualidad, pero nunca con la Sagrada Forma, porque Cristo no puede enfermar. Cristo da vida, no muerte. Cerraron las piletas de Lourdes para evitar el contagio. Pero nunca en toda la historia de Lourdes, se produjo un contagio en tales piletas (y eso que se sumergieron enfermos de todo tipo).
Uno puede tentar a Dios si, creyendo que cuenta con su protección, se expone al contagio concurriendo —por ejemplo— a espectáculos mundanos másivos (eventos deportivos, musicales, etc., etc.), pero nunca puede tentar al Señor por obedecer a lo que Él mandó: "haced esto en conmemoración mía". La peste del 590 se eliminó en horas debido a la profesión de fe encabezada por el Papa Gregorio.
Y si hay peligro de contagio y muerte, más que nunca deberíamos tratar de estar en buenos términos con Dios y más que nunca deberíamos procurar comulgar. Porque más que tener miedo a lo que puede causar la muerte del cuerpo, hay que tener miedo a lo que puede causar la muerte del alma. Y si por miedo a la muerte del cuerpo negamos a Cristo delante de los hombres (de hecho, al suspender las misas lo único que se demuestra es que no se cree en la presencia real de Jesús en la Eucaristía), no vamos por buen camino. La Escritura nos habla de que el Anticristo hará cesar (al menos públicamente, no así en forma clandestina porque el Señor prometió que estaría con nosotros todos los días) el perpetuo sacrificio; pues bien, ya estamos viendo una de las excusas para hacerlo. No le allanemos el camino al maligno.
Tienes la libertad de ser sarcastico pero si yo parezco un rigido, tu por tu comentario parece del "nuevo paradigma". Permiteme la pregunta: ? Eres miembro del Rotary Club? Parece que llevas el mandril.
Que alguien pueda contagiarse en el acto de comulgar no quiere decir que el Cuerpo de Cristo esté infectado de no sé qué impureza biológica (en este caso, el coronavirus). En efecto, esto no es posible. Si Dios quiere acercar hacia sí a un alma por esta vía, hará que en los dedos del sacerdote haya una presencia del factor patógeno, o que propicie un leve contacto con la boca del comulgante, o que provoque una bajada de defensas en éste, o todo a la vez, o lo que fuera.
Yo comulgo en la boca, y si hay reclinatorio, de rodillas. En ocasiones, me ha ocurrido que mis labios, mis dientes o incluso mi lengua han rozado la punta de los dedos del sacerdote. Otras veces, he sentido que éstos ya estaban húmedos de otros contactos. La última vez que comulgué lo hice de rodillas y en la mano. Y así lo seguiré haciendo mientras dure esta situación. Y será lo que Dios quiera. Como siempre. No tengo la menor conciencia de pecado por hacerlo así, ni mucho menos creo que allane con ello el camino del Maligno.
Otra cosa cuestión es comulgar sin estar en gracia de Dios.
En general, en estas situaciones tenemos todos una grave responsabilidad moral para evitar en la medida de nuestras posibilidades con nuestros comportamientos la propagación de la epidemia.
Respondo no por prolongar un debate sino porque lo que comentas es un error de fe. El que no tengamos conciencia de pecado no implica que no estemos pecando:
Pues aunque de nada me acusa la conciencia, no por esto estoy justificado.Que nuestra conciencia no nos acuse no quiere decir que lo que estemos diciendo o haciendo sea lo correcto. Y pensar que se puede contraer una enfermedad por comulgar en la boca, es falta de fe, es no creer en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Así estuvieran los dedos del sacerdote contaminados con el virus, la sola presencia de Cristo los aniquilaría.
1 Corintios 4:4
Y he aquí los milagros que acompañarán a los que creyeren: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán las serpientes; y si bebieren algo mortífero no les hará daño alguno; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán.No lo digo yo, lo dice Cristo. Ahora si no le creemos a Cristo...
—Marcos 16:17-18
Y en cuanto a comulgar en la mano, pues no te vendría mal leer los siguientes artículos:
adelantelafe.com/comunion-en-la-mano-nuestras-iglesias-tenidas-sangre/
adelantelafe.com/monsenor-schneider-el-rito-de-la-sagrada-comunion-en-tiempos-de-pandemia/
Si queda una sola micropartícula (invisible) después de comulgar en la mano, queda en esa micropartícula LA TOTALIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO (Concilio de Trento). ¿Y adonde irá esa micropartícula? Sería preferible que hagamos una comunión espiritual antes de profanar el Cuerpo y la Sangre del Señor. Lo que pasa es que el miedo a enfermar el cuerpo hace que perdamos de vista el verdadero miedo, el de enfermar y aún matar el alma.
Porque qué fácil es salir en la foto cuando sólo hay que fotografiarse ante inmigrantes y quedar de solidario...
pero, ay amigo, qué difícil es jugarse el cuello llevando a Cristo a las casas de los enfermos de Coronavirus.
Rubén:
Como me temía, usted no ha entendido nada o, peor aún, no ha querido entender nada de lo que le he respondido más arriba. No merece la pena, pues, prolongar este intercambio que ya se parece más a un diálogo de besugos.
Lo que pretendía, lo he logrado: exponer que hay otra forma de situarse como creyente ante esta crisis, forma que es plenamente católica, respetuosa con la fe y con el Magisterio de la Iglesia.
Puedo admitir de otros que se me acuse de falta de fe, de conciencia no rectamente formada, de ignorancia, y, en fin, de toda suerte de calificativos y calumnias. A estas alturas de mi vida, afortunadamente sé quién soy y cuál es mi formación y mi evolución: no preciso defenderlas en el espacio de comentarios de un blog.
No deja de ser curioso que aquellos que se arrogan ser los defensores de la Tradición, el Magisterio y la interpretación correcta de las Sagradas Escrituras acusen a la Iglesia por las recomendaciones acerca del modo de comulgar de promover el pecado, o incluso se acuse sin el menor rubor y por escrito de que los obispos italianos carecen de fe por la anulación de misas. Este debe de ser el auténtico espíritu cristiano y el sano discernimiento. El suyo, claro.
Cuando se llega a este grado de descalificaciones y de ceguera intelectual, espiritual y ética no merece la pena continuar, más cuando se colocan a sí mismos en un plano de superioridad, desde su papel de guardián de las verdaderas esencias, y muestran sin rubor sus argumentaciones con un uso, digámoslo eufemísticamente, peculiar de las fuentes.
Cervantes describió en su personaje inmortal de El Quijote lo que le puede ocurrir a un espíritu sensible cuando no sabe elaborar lo que lee con tanta avidez como falta de criterio: confunde la realidad con sus deseos, y llegado al extremo se pierde el oremus.
Renuncio a explicar con citas o sin ellas que no es falta de fe pensar que cualquier creyente genuino se puede contagiar al comulgar, ni muchos menos que ello signifique que quien piense así niegue que en la Hostia consagrada esté todo el Santísimo Cuerpo de Cristo. Como ya comenté más arriba, el Espíritu de Dios sopla cómo quiere, cuándo quiere y dónde quiere, no como nosotros queramos que sople. Seguir a Cristo es asumir la propia cruz y las que tenga a bien enviarnos a nuestra vida. Nadie podemos responder al misterio de sus designios personales que nos reserva a cada uno. Es un misterio, por ejemplo, indescifrable que permita la muerte de niños pequeños por cáncer y a su vez permita una longevidad extraordinaria a personas que ni siquiera han sido ni son buenas. Dios Es el que Es, no el que fantaseamos que sea o el que nos gustaría que fuese en cada caso. Lo importante es que todo sufrimiento vivido en Dios sirve a los fines de nuestro crecimiento en la fe y de nuestra salvación.
A mí me importa poco si me muero del coronavirus o de otra forma. El dolor físico me preocupa un tanto, pero no más allá de lo razonable. Me angustia mucho más morirme de forma repentina o sin posibilidad de recibir los Santos Sacramentos, es decir, sin estar en gracia de Dios.
En fin, Rubén, de la Argentina, ya no le voy a contestar más. Rece mucho por la conversión de esta humanidad doliente, conózcase un poco mejor a sí mismo y lea con un corazón sencillo, como quien se deja iluminar por un Otro que sabe mucho más que uno.
Lo que pretendía, lo he logrado: exponer que hay otra forma de situarse como creyente ante esta crisis, forma que es plenamente católica, respetuosa con la fe y con el Magisterio de la Iglesia.No hay otra forma de situarse como creyente. Sin ánimo de ofender (todo lo contrario) la forma que defiendes no es la católica, no es respetuosa con la fe y menos con el magisterio de la Iglesia. A ti te puede parecer que lo es, pero no es así. Te he citado las Escrituras; te he citado artículos en donde claramente queda de manifiesto que comulgar con la mano es una profanación al Cuerpo y la Sangre del Señor (lo dice Monseñor Schneider); te he citado artículos en donde un Papa Santo conjuró la peste del 590 precisamente por hacer lo contrario de lo que defiendes. No he hablado por mi mismo (si fueran mis propias palabras, no tendrían ninguna validez). Sin embargo, eso es lo que has hecho tú; ofrecernos palabras de tu propio cuño. ¿Y sabés por qué? Porque no se puede defender lo que quieres defender ni con la Escritura, ni con la Tradición ni con el Magisterio. Por eso tu renuncia a explicar con citas, porque no las vas a encontrar.
Renuncio a explicar con citas o sin ellas que no es falta de fe pensar que cualquier creyente genuino se puede contagiar al comulgar, ni muchos menos que ello signifique que quien piense así niegue que en la Hostia consagrada esté todo el Santísimo Cuerpo de Cristo.Sí, ES falta de fe pensar que cualquier creyente se puede contagiar al comulgar (a menos claro, que no lo haga en estado de gracia, que es lo que le pasó a Judas; cuando el Señor le dio el pan, el demonio entró en Judas); y aunque con la boca diga otra cosa, en los hechos niega que en la Hostia consagrada está todo el Santísimo Cuerpo del Señor. Pensar que Cristo, la PUREZA INFINITA pueda contagiar, pensar que el acto en que Cristo se hace uno con uno (acto que por otra parte, el mismo Señor mandó: "haced esto en conmemoración mía") pueda ser fuente de contagio, es NO CREER en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Y también es no creer en la Escritura (Salmo 90 (91):5; Marcos 16:17-18).
se acuse sin el menor rubor y por escrito de que los obispos italianos carecen de fe por la anulación de misas. Este debe de ser el auténtico espíritu cristiano y el sano discernimiento. El suyo, claro.No, no es el mío. No he hablado por mi mismo; repito, sin ofender, el único que hasta ahora ha ofrecido palabras propias has sido tú. He citado las Escrituras, he citado Magisterio, he citado Tradición (lo que hizo San Gregorio Magno). Pero eso no te convence, le das prioridad a lo que te parece a ti. Te repito, el que tu conciencia no te juzgue no implica que estés justificado (1 Corintios 4:4). Y sí, los obispos italianos carecen de fe. Y NO LO DIGO YO. "Haced esto en conmemoración mía". Pues bien, los obispos se niegan a conmemorar al Señor. Si a ti esto te parece fe... ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (Lucas 6:46). Y más aún, porque si se está pronto a morir, más que nunca los obispos deberían hacer todo lo que tienen a su alcance para que las personas estén en gracia con Dios. No van a conseguir eso cerrando las Iglesias. ¿De que le vale al hombre ganar el mundo y perder su alma? Dale una leída a este artículo:
infovaticana.com/2020/03/12/coronavirus-o-paganismo/
A mí me importa poco si me muero del coronavirus o de otra forma. El dolor físico me preocupa un tanto, pero no más allá de lo razonable. Me angustia mucho más morirme de forma repentina o sin posibilidad de recibir los Santos Sacramentos, es decir, sin estar en gracia de Dios.No lo pareciera (no afirmo que sea así, digo que lo que defiendes lleva a pensar lo opuesto). Y me explico. Al comulgar con la mano le estás dando prioridad a la salvación de tu cuerpo (quieres evitar un pretendido contagio), a expensas de la profanación del Cuerpo y la Sangre del Señor. Es dogma de fe que en cada una de las especies consagradas, está todo el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es dogma de fe, que en cada una de las partes de cada una de las especies consagradas, está todo el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Cuando se deposita una Hostia consagrada en la mano de una persona, SI O SI se desprenden micropartículas (invisibles al ojo desnudo). Pero en esa micropartícula, está TODO EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO. Y como esa micropartícula no es ingerida, se termina profando así al Señor (y esto sin ponernos a considerar que se está tocando la Sagrada Forma con manos impuras —el sacerdote tiene manos consagradas y se lava antes de impartir la Eucaristía—). ¿No te produce nada que la micropartícula que estaba en tu mano caiga al suelo y así el Cuerpo y la Sangre toda del Señor sea pisoteada? ¿De esa forma "adoramos" al Señor? Al que no le importa esto, diga lo que diga, es porque no cree en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Claro que también se desprenden micropartículas cuando se deposita la Hostia en la lengua, pero como quedan en la lengua, se ingieren y no hay profanación. Si a ti esto no te mueve, no te hace cambiar tu postura respecto de la comunión en la mano, lo siento por ti. El artículo del obispo Athanasius Schneider es más que claro a todo este respecto que acabo de describir. Puedes darle también una leída al artículo del Padre Ravasi. Y la comunión en la mano, no es más higienica que la comunión en la boca (también está demostrado en uno de los artículos que cité en un comentario anterior).
Rece mucho por la conversión de esta humanidad doliente, conózcase un poco mejor a sí mismo y lea con un corazón sencillo, como quien se deja iluminar por un Otro que sabe mucho más que uno.De hecho, si me he tomado la molestia de contestarte en todos estos comentarios, ha sido por caridad, para sacarte de tu error y para que otros que te lean, no caigan tampoco en él. Nunca fue mi intención molestarte (aunque me doy cuenta de que cuando a uno se le dicen cosas que no van con su pensamiento, molesta) sino por el contrario hacerte ver lo que conlleva lo que (de buena fe, eso es evidente) defiendes. Y sí, le pido a Aquel que todo lo sabe que me ilumine; espero que tú también le permitas iluminarte. Un saludo y no dejes que la ofuscación nuble tu entendimiento; sé que eres un buen católico, pero en esta postura, estás errado (y no lo digo yo, lo dice la historia de la Iglesia).
"Não vos ireis, Senhor, nem vos lembreis da iniquidade.
Eis que a cidade do Santuário ficou deserta:
Sião tornou-se deserta; Jerusalém está desolada.
A casa da vossa santificação e da vossa glória,
Onde os nossos pais vos louvaram."
Rorate Caeli
Dejar un comentario
Últimos comentarios