Iglesia y sociedad. ¿Quién se separa de quién?
Así que el problema, dicen, es que la Iglesia se ha separado de la sociedad, que hemos perdido el tren y que lo que tenemos que hacer es aceptar que las cosas han cambiado.
Estoy completamente de acuerdo en que las cosas han cambiado. Siendo yo niño, cuando un hombre y una mujer se querían, pues se casaban, tenían hijos salvo rara excepción, y vivían juntos hasta que la muerte los separaba. Quizá yo era un ingenuo, pero no recuerdo que hubiera abortos, o al menos que nadie se vanagloriase de tal barbaridad. No voy a negar la existencia de homosexuales, pero pocos y bastante discretos. Tampoco recuerdo que los banqueros o grandes empresarios vivieran con el derroche y el lujo que hoy encuentro. Si alguna o alguno eran de sexo desbocado y con afición al cambio de pareja, desde luego eso no se exhibía por las ferias. Y en cuanto a la religiosidad el que practicaba bien, y el que no, pues nada, que no me vengan ahora con que si al que no practicaba bla, bla, bla… Desde luego si un pobre aparecía por casa jamás marchaba con las manos vacías. Era otra vida.