22.05.20

Un año para la Laudato si. Ganas de hacer el avestruz

Bien. Una ocurrencia más. Ganas de dedicarnos a lo menos importante quizá  por que no sabemos, no queremos, no nos atrevemos, no nos dejan o no podemos, mejor no entrar en el por qué, dedicarnos a cosas que como Iglesia sí me parecen de una extraordinaria importancia.

Dedicar un año entero a algo se supone que es porque el asunto es de extraordinaria importancia y gravedad y es casi cuestión de vida o muerte que todo el mundo se haga consciente de una realidad que se hace imprescindible transformar. Otra cosa es que, como Iglesia, no tengamos nada más apremiante que la ecología integral.  

Todo lo contrario. Rafaela, sin ir más lejos, y con ella Joaquina y todas las buenas gentes de Braojos, Gascones y La Serna, cuidan el medio ambiente, reciclan, separan residuos más que nadie: cenizas de la chimenea, cartón, plástico, vidrio, pilas, orgánico. Cualquier anuncio nos habla de lo ecológico, el ahorro energético, el respeto al medio ambiente. Las leyes están a favor, tenemos agentes forestales que cuidan nuestro entorno y un SEPRONA de la guardia civil para lo mismo. La ONU y no sé cuántos organismos institucionales apostando por lo ecológico.

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21.05.20

Los garbanzos como tapadera

Mucho enseña el libro de los Hechos de los apóstoles. Tanto que hace unos días propuse que se retirara de la circulación, simplemente porque lo lees y si tomas tu vida en serio sientes vergüenza por nuestra acomodaticia y poco evangelizadora vida eclesial.

Lo que mejor se nos da a los católicos es lo de la caridad. Es un lujo y es el mayor honor. Es nuestro gran escaparate, y a la vez nuestro mayor peligro.

Me agrada y me molesta, de hecho, me molesta mucho, ofrecer a la gente la imagen de la Iglesia como una gigantesca ONG. Nos preguntan qué hace la Iglesia y sacamos rápidamente la lista de sus obras sociales: Cáritas, reparto de alimentos, centros para transeúntes, las misiones, el heroísmo de los misioneros que no abandonan a su gente. Vemos programas de parroquias, de misiones y la parte del león se la llevan siempre nuestras extraordinarias obras sociales y la cercanía a los pobres.

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18.05.20

Estoy de los demagogos justo hasta...

Oigan, que ya está bien de vivir del cuento, del eslogan y de lo que se lleva. Que ya está bien. Y el problema no es el de los demagogos de chichinabo, sino de todo los que encima apoyan y aplauden sus memeces, porque tampoco tienen categoría de más. La penúltima, porque a estas horas ya habrá salido a la palestra algún demagogo nuevo.

La penúltima: “Las instituciones religiosas piden una “recuperación económica justa” mediante la desinversión de combustibles fósiles”.

Por partes.

Me temo que las instituciones religiosas, en general, de macro economía y de energía saben más bien lo justito. No pasa nada. Ya se sabe que nucleares no, gracias, y que “laudato si, petróleo no”. La verdad es que como axiomas para empezar son bastante flojos. Es lo mismo. Salen unos cuantos supuestos concienciados con el desastre climático, seguramente asesorados por alguna Greta, y pontifican como si todos fueran doctores en economía con máster en Harvard, químicos doctorados por la universidad de Stanford y moralistas por el alfonsianum.

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17.05.20

Siguen cachondeándose de los católicos

Aunque en Madrid llevamos mucho atraso, ya que seguimos en fase 0, si bien con alguna licencia de última hora, acabamos de conocer las normas para cuando se consiga llegar nada menos que a la fase 2. En el BOE las tenemos. 

A un servidor, como sacerdote, lo que le afecta de manera especial es todo lo referente al culto. Ya expuse mi parecer con lo que me pareció una gravísima discriminación hacia la Iglesia, porque soy incapaz de comprender que con idénticas precauciones sanitarias pueda celebrarse un festival de jotas en la plaza del pueblo y no una misa al aire libre o una procesión con la patrona.

Vale. Es que es la fase 1 y a lo mejor se les ha pasado alguna cosa. De acuerdo. Hagamos un esfuerzo de buena voluntad y a esperar a ver qué ocurre en sucesivas fases.

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14.05.20

Una plaga llamada moniciones

Directamente las tengo suprimidas. Suelo hacer la monición de entrada del misal y, en las celebraciones de los santos, leo un par de cosas de su biografía. Y ya.

Las moniciones aparecen por falta de estudio, en primer lugar. No sé qué trabajo nos costaría a los sacerdotes dedicar de vez en cuando unos minutos, no más de los que se necesitan para repasar el Marca, para repasar el misal romano, sobre todo la letra “colorá”. Para los más legos en el asunto, el misal ofrece textos con letra de color negro, que son las cosas que se leen, sea en voz alta o baja. Y ofrece textos en rojo, la letra “colorá” que se decía, que son las rúbricas, el modo de hacer las cosas.  

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