En templo cerrado no entran fieles
El razonamiento es muy simple. Si el templo está abierto y hay misa, puede que haya fieles, o puede que no. Si el templo está cerrado, claramente no habrá.
Es que abro, digo misa y no viene nadie. Sí. A veces puede pasarnos.
Total, celebrar misa para uno o dos…
Es que he preguntado a la gente y dicen que no merece la pena.
Son razonamientos que todos nos hemos hecho más de una vez. Y no es nada fácil, la verdad. Los sacerdotes que ejercemos nuestro ministerio en parroquias mínimas hemos experimentado esas dificultades demasiadas veces y no me extraña que tengamos momentos y temporadas de desánimo. Yo el primero. Llegas al templo, imaginen un día de invierno, frío, desolación, tocas la campana, nadie… tal vez una viejecita que, además, y con toda su buena voluntad, te dice: “por mí no lo haga… total, para mí sola…” Quizás te sorprendas diciéndote: “tiene razón, si esto es un sin sentido…”