De susto en susto
Es que llevamos una temporadita…
Cuando empezó la cosa de los abusos a menores, y de manera especial a jovencitos, se trataba de algunos sacerdotes evidentemente pecadores, depravados y algo del todo excepcional. La segunda fase vino por los encubrimientos, en los que la Iglesia norteamericana fue una gran experta, lo que, por cierto, llevó a varias diócesis a la bancarrota.
Sorpresa fue conocer que los abusos no eran solo cosa esporádica de algunos sacerdotes, sino que había altos cargos no digo que enterados, sino practicantes y de la forma más asquerosa. Por ejemplo. Marcial Maciel, ejemplo de todas las maldades sexuales, económicas y narcóticas. Nadie sabía nada.