Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?
Mala cosa esa sensación de vivir bajo la ley del embudo, según la cual algunos tienen patente de corso no solo para hacer lo que les venga en gana, sino para cachondearse abiertamente de las cosas más santas de cada uno, eso sí, dejando claro que lo hacen únicamente por pura libertad de expresión y dejando claro que si alguien se burla de tu madre y tú protestas, eso es únicamente por tu falta de talante democrático amén de fruto de tu desfasada ideología fascista que te lleva a la intolerancia.